El misterio de las portadas de los libros

El misterio de las portadas de los libros

Teko
portadas de 2019

La portada de un libro es como la envoltura o envase de cualquier producto. Nos muestra su contenido y detalles sobre el mismo. Cierto es que no es lo mismo una lata de garbanzos que un libro, pero la idea es similar. Si la imagen es atractiva, llamará la atención del posible comprador.

Un gran ejemplo de este efecto y la consecuencia directa, es decir, comprar, son las portadas de los antiguos -pero nuevamente en la palestra- discos de vinilo o LP's. Muchos de ellos se han vendido y seguirán vendiéndose, en gran parte, por el atractivo diseño de su cubierta. No en vano las productoras discográficas invierten una buena parte del presupuesto de la creación de un disco en dicho elemento. Y no son pocos los ejemplos en los que un diseñador o estudio de diseño de renombre se ocupó del diseño de tal o cual portada.


diseño por H.R. Giger
diseño por Studio Hipgnosis

Pero dejemos los discos a un lado. Hablemos de libros y de sus portadas. Hay varios aspectos que me llaman la atención, aparte de un buen diseño, atractivo y representativo del contenido.

Si tomamos las cifras estadísticas resulta que el pasado año, y en cifras aproximadas, más o menos es igual que el anterior y siguientes, en España se publicaron más de 65.000 libros. Eso son muchas portadas. Claro está que en esa cifra se incluye todo tipo de libro, y también cabría la posibilidad de separar qué tipo de portada se usa en textos académicos, ensayos, obras de no ficción en general y por otro lado en ficción pura, novelas, relatos, poesía, etc. No es lo mismo diseñar la portada de un tratado sobre electrónica que la de una novela rosa (o negra).

Bien, ¡eso quiere decir que los diseñadores de portadas tienen trabajo asegurado! Otra cosa es qué tipo de trabajo se les exige o pide. Hay portadas austeras hasta el mínimo posible, como por ejemplo:


dan ganas de leerlo...

Lo mínimo que se puede pedir a una portada. El título y el autor. Sin abandonar el tema del libro citado, ¿no es mucho más atractivo el siguiente?


Ilustrando las matemáticas aplicadas

Seguro que sí, y puestos a elegir, yo al menos elegiría el segundo, excepto si tengo mucha más información adicional sobre cada uno de ambos libros. Quizás resulta que el primero es lo mejor que se ha escrito nunca sobre cálculo. La portada no me invita a comprobarlo, la verdad.

Siguiendo con el diseño puro y duro, y entrando en otras temáticas, por costumbre o por alguna convención que no me queda clara, algunos temas aplican unas ciertas pautas de diseño casi por sistema. Por ejemplo, la novela negra suele usar el color amarillo y negro en sus libros, los relatos eróticos el color rosa, etc. Como esquemas básicos, indican al posible lector que se encuentra frente a una temática concreta. Será raro, aunque no imposible, encontrar una novela subida de tono en un color azul marino con letras blancas. No es nada sugerente, porque nuestro cerebro ya tiene unos patrones adquiridos, a base de repetición, y no identifica esos tonos con la temática. Más bien todo al contrario. Lo mismo sucede con un libro científico, por poner el caso contrario.

Si dejamos atrás el simple esquema de colores y nos centramos en la ilustración en sí misma, vemos toda una serie de prácticas repetitivas y rutinarias que llegan a ser incluso molestas. Cuando menos, generan algunas preguntas.

En el género romántico, ¿cuántas veces hemos visto portadas con damas elegantes con vestido de época, con mucha seda, satén y ropajes vistosos? ¿Cuántas novelas presentan a una mujer plantada ante un escenario, sea cual sea, y de espaldas? ¿Cuántas nos muestran a hombres semidesnudos, musculados, de largas cabelleras, o con tatuajes y cortes de pelo a lo hipster? ¿Cuántas veces hemos visto la misma escena, pero con variantes mínimas? Casas de campo, mansiones, lagos, praderas... usando los mismos ángulos, el mismo punto de vista, en fin, el mismo diseño...

Una cosa es que una saga de libros, por autor o por tema, compartan un mismo esquema gráfico. Se entiende y se agradece. Eso le da unidad a una colección, o crea marca de autor. Pongo por caso los libros de Jo Nesbø:


La imagen de la colección del autor, basada en el color blanco

Ahora imaginemos que ese mismo esquema se utilice de nuevo en una colección de libros de, por exagerar, Edgar Allan Poe. Mucho sentido no tendría. Pero eso ocurre con miles y miles de títulos que no comparten nada ni forman una unidad entre ellos. Es como si en el portfolio del diseñador de portadas sólo existieran dos docenas de posibilidades para escenificar el contenido de la obra, y simplemente variaran algún elemento para diferenciar su portada. El vestuario de la chica, el escenario, pero poca cosa... En ocasiones uno se confunde de obra pensando que ha identificado una novela por la portada, y resulta que es otra que no tiene nada que ver.


¿Cuántos monjes encapuchados hemos visto sólo el último año?
¿y tipos fornidos, ya sin poder identificar si estamos ante un romance o quizás otra temática...?
Igual que ésta, a decenas, sólo hay que cambiar el vestido y la vereda, o la finca, o lo que sea

Como ejemplos hay tantos que necesitaría quizás dos vidas para ponerlos todos, sigo adelante... El gran grueso de este estilo, digamos, se basa en una premisa única: copiar y remedar antes que crear. Tal como se aplicaba, quizás ya no, a los productos japoneses de los años 70 y 80, criticados por ser copias de otros productos existentes, mayormente de origen americano, pero eso sí, mejorados, da la sensación de que los departamentos de diseño de libros quieren hacer lo mismo. Crear variaciones sobre un diseño ya existente. Para mí que no es lo mismo que hacían los nipones, no... Más parece vagancia y facilidad que una intención de mejora de lo ya creado anteriormente.

Por suerte no todo está perdido. Aún hay portadas magníficas y originales, y diseños de ediciones de colección o de lujo que valen muchísimo la pena. Hasta llegar a extremos como los de la Folio Society con su última maravilla:


Los relatos cortos de Philip K Dick. A la venta por 600€, agotada el mismo día.

Casos así, dejando a un lado el precio y posterior especulación en subastas (apenas han pasado un par o tres de meses y ya se pagan cantidades de hasta el 300% por esa edición), el esmero y cuidado de ediciones así nos da esperanzas. Aún queda buen diseño de libros, ¡por fortuna!

Es verdad que hay temáticas que dan más juego para crear portadas magníficas. Libros de arte, de diseño, de cine, libros de gran formato, ofrecen muchas más posibilidades que una novela costumbrista, quizás. Existen editoriales, como la mencionada Folio Society, y otras, como TASCHEN, que le dan un gran valor al exterior del libro, tanto en su encuadernación como su imagen.

Sin querer extenderme en exceso, entro en un mundo de sorpresa. El de las portadas de libros compartidas. Un paso más allá del diseño de una portada. Es un juego visual creado para captar la atención del lector sobre no uno, si no varios libros a la vez.

Es el caso de la trilogía de Auschwitz:


Primo Levi

O la edición francesa de IT, de Stephen King, cuya caja y los propios libros forman también una imagen continua:


It, en francés

King tiene otras obras que cumplen este patrón, incluso mezclando su pseudónimo consigo mismo:


Bachman, el alter ego de Dick, junto a él mismo

El autor Armistead Maupin tiene el lujo de, además de las portadas, cumplir con el patrón también en el lomo de los libros:


Siete tomos compartiendo imagen
Las historias de Barbary Lane
Y las nuevas historias de la ciudad

Hay más casos así, y como coleccionista, es frustrante no poder hacer una búsqueda precisa para encontrarlos. Surgen como por casualidad. Como esta cuatrilogía:


La colección Children World


Ensayos conjuntados

Mi última pareja de libros conjuntos ha sido un hallazgo de los que digo, por casualidad, y creo que aparte de tener una portada curiosa y dividida entre los dos tomos, la temática va a ser interesante. En este caso se ve la intención del diseño, quiero decir que no surge porque sí. Hay una clara voluntad de presentar una ilustración amplia y compartida entre dos volúmenes. No son ni mucho menos de gran grosor. Es decir, podrían haber sido editados en un solo libro.

Estos ejemplos, si el librero de turno sabe aprovecharlos, son sin duda un reclamo visual para el lector. Ver que diversos ejemplares comparten ilustración crea, al menos, una curiosidad en él. ¿Por qué tienen la misma imagen todos ellos? Incita a querer saber más, a hojear el contenido y descubrir qué es lo que une a estos libros entre sí. En el caso de IT está claro, ya que es un pack unificado, pero en los demás, sólo la imagen en sí nos da una pista para descubrir qué ocurre en realidad.

Otros registros

En cuanto a patrón de diseño se puede investigar y profundizar muchísimo. Como últimos ejemplos citaré las novelitas del oeste, o los folletines románticos tipo Corín Tellado. No digo que no sea lectura válida, es lo que es. Tanto unos como otros cumplen un diseño claro. Las novelas del oeste suelen estar ilustradas con escenas dibujadas y pintadas con técnicas tradicionales, muy efectistas, casi impresionistas (lo mismo ocurre con las novelitas de terror, ciencia-ficción, etc. de este nivel, emulando a los clásicos pulp americanos de los años 30, 40, 50 y en adelante). Las novelitas románticas no dan lugar a dudas, siempre es lo mismo. Una parejita en pose sugerente, una mujer con expresión diversa, etc. Rebuscando en la historia de la lectura "de quiosco" se me ocurren más ejemplos, como los míticos Cuentos de Calleja. Es un no parar. Se ve la idea, ¿cierto? Las portadas de todas estas publicaciones le dan cuerpo y sentido de categoría por sí mismas.


Todo un estilo propio


En resumen

Confesadlo... ¿Cuántas veces habéis comprado un libro por su portada? ¿Y luego ha sido todo lo interesante que parecía? Sin que sea tema de este artículo, ahora me viene a la mente que los ebooks están un poco faltos de esta característica. Muchos de ellos no incluyen siquiera una portada ilustrada. Son textos "fríos" traten de lo que traten. El lector los elegirá basándose en su contenido o sinopsis, pero desde luego no contará con una imagen que atrape su mirada y le llame a leer dicha sinopsis.

Termino con una serie de portadas interesantes por sí mismas:

El clásico, con una imagen rompedora...
La Isla del Tesoro como nunca antes se ha visto
Novela negra sin el esquema negro/amarillo
Portadas en 3D, ¡lo último!
Ilustración limpia y sugerente
¿Qué nos quiere transmitir el ilustrador?
Sencilla, pero con mucha acción



La tranquilidad del hombre gris

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