¿Es el coleccionista un sociópata digital?

¿Es el coleccionista un sociópata digital?

Teko

Llevo tiempo, digamos que años, intentando formar comunidades de coleccionistas allá donde creo que puede ser útil. Foros, listas de correo, grupos de Yahoo, grupos de Facebook, blogs, Twitter, y todo lo que se os ocurra pensar, hasta llegar a Telegram.

Mi último intento fuera de las redes fue un foro completísimo, com más de 100 áreas temáticas, dedicadas a muchos de los temas que personalmente me atraen como coleccionista, tales como los puzzles de madera, las navajas suizas, decenas de temas relacionados con el cine, los libros, las barajas de cartas... bueno, no las enumeraré ahora todas; así como otros temas que alguien sugería (y luego no usaba), que me ahorro mencionar. La búsqueda de un icono para representar cada temática tuvo su enjundia y diversión a partes iguales. También iniciar cada tema, con al menos un mensaje de presentación, una galería, algo...

Al cabo de casi un año apenas habían 50 usuarios y CERO publicaciones nuevas que no fueran de mi propia mano. Increíble.

Un proyecto más de los que nacen y mueren en Internet. No pasa nada.

El motivo del post no es eso, el motivo es reflexionar sobre si realmente el coleccionista puro y duro quiere tener o no presencia en las redes sociales. Y si es así, ¿qué tipo de presencia?

Me baso en experiencia propia. Lo ví en un bonito portal auspiciado por RBA, llamado hobby.... hobbyalgo, ya ni me acuerdo. Había bastante gente, y parecía que los temas eran muy variados, ideal para que alguien sintiera que podia pertenecer a dicha comunidad. Abrí un par de temas sobre mis colecciones más amplias y populares. Una respuesta. Apenas un comentario. Meses de silencio. Contacté con la empresa para ofrecerles una nueva forma de pensar un portal para coleccionistas (no entraré en detalles, es largo). Ni siquiera se dignaron responder, cuando dicha propuesta obedecía a una petición de la misma empresa. "Dinos qué podemos hacer para mejorar la Web". Bien, bien, si el propio portal no quería comunicarse... ¿qué pasa?

Me olvidé de dicha web. Busqué otros foros, más temáticos, más centrados en un tema específico. Empecé con LEGO. En España hay dos grandes foros dedicados a LEGO, digamos que de forma "oficial" o con el beneplácito de la marca. No los citaré. Es muy fácil encontrarlos. Entré en uno. La recepción no fue precisamente amable. Al cuello, directos, a sangre. ¿Qué diablos pasa? Me interpelaron como si llegara de Forocoches, blablabla... cuando yo nunca, y digo NUNCA he participado en dicho foro, ni entonces sabía de su existencia siquiera. Vaya. Quizás un usuario confuso... pero no, no era uno, eran varios. El virus de la idiotez se extendía.... Alguno, debo admitir, se puso en contacto directo en privado y me dijo que no pasaba nada, que los individuos "afectados" tenían algún problemilla, pero que el resto eran la mar de normales. No pasé ni una semana y ya recibí una amonestación, luego otra... "léete las normas", "aquí no se puede hacer publicidad", "no puedes citar tiendas", "no puedes...", "no puedes...", vamos, como si fuera un criminal, o peor, un niñato con vocación de troll. Tengo demasiada edad para soportar este clima de gilipollez extrema. Salí y fuí al segundo gran foro. ¡Resulta que era peor! ¡Eran los hijos malditos del primero! ¡Y CON MÁS MALA LECHE! Abandoné del todo la idea de participar en un foro dedicado a LEGO en España, y con suerte, en ningún otro lado. ¿Qué pasa con los coleccionistas de LEGO? Un caso a estudiar, sin duda.

Me metí en otro tema. Me gustan los cachivaches de EDC, o lo que los yanquis llaman EveryDay Carry. O sea, el llavero, la cartera, acaso una navajita, una lupa, la linterna.. todo ello metido en un bolsillo, o en una carterita, un macuto, una mochila... depende del nivel de "necesidad" de cada cual. Tropecé casi con la misma historia, ¡siendo propietario de la comunidad yo mismo! Resultado: la tengo abandonada a su propia suerte con un millar de participantes. No quiero saber nada de asuntos que nada tienen que ver con la temática. ¡Gente extraña!

Coleccionistas de atrezzo (props) de cine. ¿Otra horda de inadaptados? No, en este caso aún se puede soportar el nivel de "yo más" y "yo más". Es ligero, así que los debates pueden ser largos en el tiempo sin arrancarle la oreja a nadie.

Chapas y placas de vinos espumosos (cava, champagne, espumante...). Por suerte una comunidad muy precisa y concreta, y con las ideas claras. La gente sólo interactúa digitalmente para realizar intercambios de material. El resto es puro control de colección con un sistema muy sencillo y útil.

Comodines de póker. Una comunidad reducida, pero muy amante de sus cosas y con trato directo, nada de foros públicos. De tú a tú se consiguen piezas interesantes y raras, y buenos intercambios. Además, tienen puntos de conexión con otras colecciones, como las barajas completas, por supuesto, y otros elementos del juego de casino, como los dados, etc. Digamos que es una comunidad no-virtual. Aún utilizan el correo electrónico para comunicarse. ¡Y funciona!

Pero... ¿no es posible tener una comunidad multicultural de coleccionismo? ¿Un lugar donde debatir acerca de cómo conservar materiales, dónde conseguir productos de limpieza, cómo construir una vitrina, y otros mil temas que afectan a TODO coleccionista?

Por ahora no ha sido posible encontrar un lugar así. Es algo que flota en el ambiente. ¿Recelo? ¿Defensa? ¿Envidia? ¿Qué negativos sentimientos y razones se esconden para no mostrar una colección, o participar en debates acerca de la temática que nos incumbe, compartir información y mejorar nuestra propia colección? La verdad es que no lo se, no he encontrado aún una respuesta satisfactoria.

Si el coleccionista disfruta yendo a una quedada sobre coleccionismo de equis temática, ¿por qué no puede hacer lo mismo en el entorno digital?¿Cuál es el elemento bloqueante? No alcanzo a imaginarlo.

Estudiando diversos textos sobre coleccionismo, que todo hay que decir, no abundan, no hay mención a esta característica concreta. Si a una cierta pose, por comparar, a la que tenemos en mente cuando pensamos en el avaro contando sus monedas. Algo así, taimado, reservado, protector, celoso y receloso... ¡Yo no soy así! No entiendo el coleccionismo como una actividad en solitario, apartado de todo el mundo. Así no se puede disfrutar de una colección en toda su extensión. A menos que estés enfermo. Hay pocas cosas tan gratificantes como nostrar una colección a alguien que la mira con interés, y contarle mil historietas y anécdotas sobre cómo se consiguió tal pieza, cómo se encontró tal otra, por qué está esa ahí y no allá, etc. Como dicen algunos artículos, los coleccionismas preservamos historia. Historia chica, de objetos, si, historia al fin. ¿Y que historia existe sin un relator y alguien que quiera oir el relato?

A reflexionar. Otro día os cuento más sobre el tema.



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