Zero

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Segunda parte » Capítulo 44

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CAPÍTULO 44

Zero impactó contra mí y una descarga de dolor me recorrió el tórax. Mi cabeza subió a la estratosfera y bajo de nuevo, igual que si me hubiera montado en una lanzadera. Lo siguiente que noté fue que alguien me obligaba a abrir la mano y que las listas escapaban de entre mis dedos. Estaba arrebatándome la única pista que tenía sobre su identidad. Me estaba quitando lo poco que había conseguido para frustrar su plan.

Si dejaba que se las llevara, se acabaría todo para mí.

Ni hablar. Ya se ha reído bastante de mí.

No lo dudé.

Doblé la rodilla y le di una patada. El golpe le debió de pillar con las defensas bajas porque trastabilló hacia atrás. Los papeles resbalaron de su mano y quedaron tendidos entre ambos.

—Lástima que Dimitri no pueda ver esto. Estoy seguro de que le habría encantado.

—Necio entrometido —susurró Zero. Se masajeó al muslo. Vaya, vaya. Por lo que se veía, mi patada no había sido tan mala. Aunque me temo que no tan buena como su placaje. Me dolía el esternón como si me hubiera golpeado una bola de cemento.

—Y tú eres un miserable egoísta. Aunque supongo que eso ya lo sabías, ¿no?

—Yo nunca fallo. Mi plan no fracasará. Contigo husmeando o sin ti, es lo de menos.

—¿Eso crees? Qué raro… A mí me parece que estás demasiado nervioso como para creerte tus propias palabras.

Eché a correr como si estuviera poseído. Ni siquiera sé de dónde saqué las fuerzas. Solo recuerdo que me tragué el dolor y salí disparado hacia las listas. Al ver mi movimiento, Zero se apresuró a detenerme. A pesar de que él era muy rápido, fui yo el primero que llegó hasta el trofeo. Alargué el brazo para atrapar los papeles… Y entonces el ladrón les dio una patada. Salieron despedidos, lejos de mi alcance.

Me empujó por detrás, haciéndome tropezar, y caí de bruces. Pasó por encima de mí, dispuesto a terminar lo que había empezado.

—No tan rápido.

Le cogí del tobillo y Zero acabó con sus huesos en el suelo igual que yo.

—¡Basta ya, Kyle! —gritó fuera de sí.

Parpadeé, sorprendido. ¿Kyle? ¿Acababa de llamarme… Kyle? Vale, era mi nombre. Lo sé. Pero nunca me había llamado así. Siempre había dicho «Bradford» o «Kyle Bradford» como si quisiera mantener una distancia entre ambos. ¿Por qué ahora me llamaba solo por mi nombre de pila? Zero también debió de darse cuenta de aquello porque soltó una maldición.

Su titubeo no duró mucho, sin embargo.

Me dio una puntapié que me hizo ver las estrellas, se desembarazó de mí y se levantó del suelo. Intenté agarrarle de nuevo aunque esta vez mi intento no tuvo el mismo efecto que antes. Me esquivó, cogió ambas listas del suelo y se precipitó hacia la ventana. Golpeó el cristal con el codo, resquebrajando el vidrio, rompiéndolo en trocitos.

Volvió la vista hacia atrás una sola vez antes de saltar al exterior.

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