Voces de Chernóbil

Voces de Chernóbil


Tercera parte. La admiración de la tristeza » Monólogo de un defensor del poder soviético

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MONÓLOGO DE UN DEFENSOR DEL PODER SOVIÉTICO

Eh, eh, eh… La madre que os… [Sigue una retahíla de blasfemias y juramentos]. Si tuvierais un Stalin. Una mano de hierro. ¿Qué está grabando aquí? ¿Quién le ha dado permiso? Nada de fotos. Llévese de aquí su trasto. Guárdelo. Que si no, me lo cargo. Míralos, vienen aquí y… Nosotros… con nuestras penalidades. Y ustedes, en cambio, mareando a la gente. Escritores de mierda. Soliviantando al personal. Y les sacan lo que no deben. ¡Se acabó el orden! ¡Se acabó! Míralos, vienen aquí y… Con sus magnetófonos.

Pues sí, lo defiendo. Yo defiendo el poder soviético. Es nuestro poder. ¡El poder del pueblo! En los tiempos soviéticos éramos fuertes, todos nos tenían miedo. ¡Todo el mundo nos miraba! Unos temblaban de miedo, otros nos tenían envidia. ¡Jo…! ¿Y ahora qué? ¿Qué pasa ahora? ¿Con la democracia? Nos traen sus snickers, su margarina rancia, sus medicinas caducadas… Tejanos gastados, como a los indígenas, como a unos salvajes que hace dos días que han bajado del árbol… De la palmera.

¡Qué lástima de país! Y ¡míralos, ahora vienen y…! ¡Qué poderío el nuestro…! ¡Jo…! Hasta que no subió el Gorbachov ese… Al trono… ¡El diablo ese con la mancha! Ese Gorby… Gorby… Que actuaba según sus planes, a las órdenes de la CIA…

¿Y qué me quieren demostrar? ¡Míralos! Fueron ellos los que hicieron saltar por los aires Chernóbil… Los de la CIA y los demócratas. Lo he leído en la prensa. Si no hubiera explotado Chernóbil, nuestro país no se habría derrumbado. ¡Qué país más poderoso! ¡Jo…! [Sigue una retahíla de blasfemias y juramentos].

¿Cómo te lo voy a decir? Con los comunistas, la barra de pan valía 20 cópecs, y ahora 2000. Por tres rublos yo me compraba mi botella. Y aún me sobraba para acompañarla con algo. ¿Y con los demócratas? Va el segundo mes que no me puedo comprar unos pantalones. Voy con una camisa rota. ¡Lo han malvendido todo! ¡Todo hipotecado! Ni nuestros nietos lo acabarán de pagar.

¡No estoy borracho! ¡Estoy a favor de los comunistas! Ellos nos defendían, al pueblo llano. ¡Y no me vengan con cuentos! Que si la democracia… Han eliminado la censura. Ahora puedes escribir lo que te venga en gana. El hombre es libre. ¡Jo…! Porque este hombre libre, si se muere, no hay ni con qué enterrarlo.

En el pueblo se nos murió una abuela. Vivía sola, sin hijos. Dos días se pasó la pobre en la casa… Con un jersey viejo… Bajo los iconos. No pudimos comprarle un ataúd. En su tiempo había sido una estajanovista, de las primeras. Nos pasamos dos días sin salir al campo. Organizamos un mitin. ¡Jo…! Hasta que no salió a hablar el presidente del koljós… Al pueblo… Y nos dijo que ahora, cuando se muera alguna persona, el koljós entregará gratis: un ataúd de madera, un ternero o un cerdo y dos cajas de vodka para los funerales. Con los demócratas… Dos cajas de vodka. ¡Gratis! Una botella por barba se convierte en borrachera; media botella es un tratamiento. Para la radiación que tenemos.

¿Por qué no apunta usted esto?… Mis palabras… y apunta solo lo que le conviene. Marean ustedes a la gente. Soliviantan al pueblo. ¿Quieren hacerse con un capital político? ¿Llenarse los bolsillos de dólares? Aquí es donde vivimos. Y padecemos. ¡Y no hay culpables! ¡Nómbreme a algún culpable, a ver! ¡Estoy a favor de los comunistas! Cuando vuelvan los comunistas, no tardarán ni un instante en encontrar a los culpables… ¡Jo…! Míralos, vienen aquí… y se ponen a grabar…

Eh, eh, eh… La madre que os… [Concluye con una retahíla de blasfemias y juramentos].

[No dio su apellido].

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