Valentina

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Capítulo 18

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Los días siguientes, Valentina permaneció prácticamente encerrada en su oficina y mientras trabajaba en la traducción del libro, apreciaba no solo el estilo sino la belleza de expresión de Fabián, que a pesar de todo seguía siendo su escritor favorito y el hombre con el que se permitía soñar en la intimidad de su mente, con una vida compartida con él.

Con el interés de hacer su trabajo lo mejor posible, en varias ocasiones ella se reunió con Andreas para hablar de la personalidad de los personajes y sobre la intención de algunas de sus frases. Andreas disfrutaba tanto de su compañía, que con cualquier pretexto entraba en la oficina de Valentina y mencionando algún personaje de su libro provocaba una nueva conversación.

Un día que platicaban en la oficina de Andreas, al darse cuenta de que Valentina ya había capturado la esencia de todos los personajes y sabiendo que no tendría una mejor oportunidad, él aprovechó para decir:

—Valentina… ¿Ahora si me permitirás explicarte? —Fingiendo no haber entendido ella respondió .

—Por ahora no hay nada que explicar Sr. Messerli, creo que ya tengo todo cubierto, pero de surgir alguna inesperada duda, le aseguro que acudiré a pedir su ayuda.

Decidida a alejarse de él con rapidez, para evitar una explicación que de seguro le resultaría dolorosa, Valentina se levantó y cuando caminaba hacia la puerta él la alcanzó y tomándola por los hombros le dijo con firme voz:

—Sabes bien a qué me refiero y hoy vas a escucharme porque no quiero que sigas pensando que te engañé, que jugué con tus sentimientos… cuando tuve la dicha de encontrarte en la playa, hacía seis semanas que ella y yo ya habíamos terminado una relación que duró dos meses… el día que llegó al Crucero me informó, que estaba esperando un hijo mío…

Al escucharlo, Valentina sintió que una filosa daga de hielo le atravesaba el corazón. Sin saber cómo se soltó de sus manos y antes de salir de su despacho dijo:

—No sé qué decir Sr. Messerli, tal vez… ¿Felicidades? ¿Que sean muy felices? No sé, pero escuché su explicación y ya no hay nada por decir.

Sintiéndose aturdida por lo que había escuchado, Valentina salió sin cerrar la puerta. A los ojos de sus conocidos ella era como una fría escultura de mármol y no era así, estaban equivocados, solo se cuidaba para no ser lastimada, pero esta vez, al conocer a Andreas abrió su corazón de par en par y solo había logrado que su corazón quedara hecho pedazos.

Andreas salió de su despacho y se quedó mirándola hasta que la vio entrar en su oficina, entonces salió a caminar por los jardines porque se sentía terriblemente mal, pues había visto un profundo dolor en los almendrados ojos de su amada Valentina. Había visto en esos hermosos ojos castaños, el mismo dolor que golpeó su corazón cuando recibió la noticia, cuando entendió que la había perdido para siempre.

Durante algunos días no se vieron ni una sola vez, ya que ella se la pasaba trabajando en la oficina que le habían destinado y regresaba a su habitación hasta las nueve o diez de la noche.

El sábado, Valentina llegó a la reunión del brazo de Michael y al verla entrar, el rostro de Andreas se iluminó por la alegría de tenerla cerca. Esa alegría no le pasó desapercibida a Jennifer, que molesta y con el afán de incomodar a la hermosa traductora, mientras cenaban le dijo a su representante que estaba sentado cerca de Valentina:

—Albert… hay algo que no entiendo, mi adorado Fabián habla perfectamente el idioma chino, entonces para qué contrata los servicios de la traductora si no los necesita. ¿Tú lo entiendes?

Al instante Andreas volteó a ver a Valentina, pero inalterable ella continuó platicando con su amigo Michael, que molesto, casi fulmina con la mirada a la rubia actriz. Visiblemente apenado el representante respondió:

—Es fácil de entender Jennifer, el Sr. Messerli necesita asegurarse de que no exista ningún error, porque el chino es un idioma muy complicado, por eso acudió a la Srta. Bai Bucci, que es la más prestigiada profesional de la traducción.

Jennifer iba a agregar algo más hiriente, pero al ver que muy serio se levantaba de la mesa su adorado Fabián, prefirió callarse porque pensó, que tal vez se le había pasado la mano, algo que por supuesto no reconocería y menos delante de la traductora. Andreas se acercó a su amada Valentina y le dijo con firme voz:

—我要你的爱 (Wǒ yào nǐ de ài)

Jennifer imaginó que él se estaba disculpando por su grosería y los demás lo miraron sorprendidos al escucharlo hablar en chino, pero sin comprender lo que había dicho. Aunque Valentina se mostró indiferente, obviamente sí lo entendió.

En la primera oportunidad que se le presentó, Valentina salió al jardín para tomar aire y para reflexionar sobre la hermosa frase que Andreas le había dicho frente a todos: “Quiero tu amor”.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por la varonil voz de Andreas, que decidido se acercó a ella diciendo:

—El día que apareciste en aquella playa, luciendo tan hermosa y vulnerable, yo te reconocí... sí Valentina, mucho antes de ese día te había visto muchas veces en mis sueños, en extraños sueños que no sé qué significan, pero que estoy seguro de que tratan de hacerme recordar algo.

Aunque no lo demostraba, ella entendía lo que estaba hablando, porque ese día también lo reconoció, ya que constantemente lo había visto en sus inexplicables sueños.

—No vuelva a decir eso, en sus sueños solo puede estar su prometida, su futura esposa. Buenas noches Sr. Messerli.

Le dijo levantando el mentón y caminando de regreso a la casa, pero de inmediato él la tomó de la mano y al sentir su calidez, ella se detuvo.

—我会在你身边 我的心是你的 每天我需要你的爱 你可不可以给我你的心 (Wǒ huì zài nǐ shēnbiān, wǒ de xīn shì nǐ de. Měitiān wǒ xūyào nǐ de ài. Nǐ kěbù kěyǐ gěi wǒ nǐ de xīn) (Estaré cerca de ti, mi corazón es tuyo. Todos los días necesito tu amor… ¿Puedes darme tu corazón?) —Al escucharlo ella se estremeció, pero solo pudo decir:

—Veo que la Srta. Akerman tenía razón, el famoso escritor domina a la perfección el idioma y no necesita de mis servicios. Mañana regresaré a mi casa...

—No, no lo hagas Valentina, no te alejes de mí, no podré soportar el estar lejos de ti…

Ella retiró su mano y con rápidos pasos se alejó, y mientras gruesas lágrimas rodaban por sus mejillas murmuró:

—我给你我的心 (Wǒ gěi nǐ wǒ de xīn) (Yo te doy mi corazón).

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