Tres veces tú

Tres veces tú


Noventa

Página 92 de 149

NOVENTA

Dejo la correspondencia sobre la mesa del salón.

—¡Hay una carta para ti!

—Sí, hombre, solo me faltaba que, para pedirme perdón por no sé qué que hayas hecho, Maria de Filippi me invitara a su programa. Que sepas que, a pesar de que es buenísima, nunca conseguirá hacerme cambiar de idea.

—¿Otra vez? Pero ¿por qué? ¡No he hecho nada y ya soy culpable! Y no solo eso, encima, sin posibilidad de que me perdones. Vamos bien.

—Exacto, ahora ya lo sabes; actúa en consecuencia.

Gin coge el correo que ha recibido y lo ojea. Abre un sobre.

—Mira, descuentos del veinte por ciento en la Rinascente. Pero tienen mi número, ¿por qué gastan tanto papel en vez de enviar un email o un SMS? ¡Pobres árboles! ¡Te lo juro, cada vez que abro un sobre que podrían haberse ahorrado, me siento culpable por ellos! —Gin y su amor por el mundo. Luego abre otro—. ¡No me lo puedo creer…! Me han contestado del bufete Merlini: ¡me han cogido!

—Qué bien.

—Sí, pero precisamente ahora, que espero un hijo. Por lo general primero entras y luego te quedas embarazada; en cambio yo, para dejarlo claro, de entrada hago lo contrario.

Gin y su sentido del deber, su ética.

—Antes te he visto bien, no se nota nada.

—¿Quieres parar de hacer el liante? ¿Qué le vas a enseñar a este que está de camino? —Se toca la tripa—. ¿A no ser honesto? ¿A mentir? Y ¿puede que encima empiece haciéndolo justo contigo?

¿No crees que es mucho más bonito y menos cansado que seamos claros, directos, sinceros? ¡No me atrevo a imaginarme a esos que dicen mentiras continuamente y, sobre todo, que tienen que acordarse de lo que han dicho, que es lo más difícil de todo! De una verdad te acuerdas a la perfección, porque ha sucedido; de una mentira no, porque te la has inventado a partir de nada.

—Madre mía, me recuerdas a Renzi. Solo espero no confundirme.

—¿En qué sentido?

—¡No me gustaría entregarte a ti los proyectos que me interesan y que, cuando tenga ganas, lo bese a él!

—Idiota.

—Nos vemos esta noche. Intenta no dormir, así nos recuperaremos enseguida del cambio de horario.

—Lo intentaré.

Nos damos un beso rápido.

—Si necesitas algo, llámame. Estaré en la oficina o, como mucho, por allí cerca.

—De acuerdo, cariño, que tengas un buen día.

Ir a la siguiente página

Report Page