Tres veces tú
Noventa y ocho
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NOVENTA Y OCHO
Abro la puerta y oigo su voz procedente del salón:
—¿Y bien? ¿Qué tal ha ido? ¿Se han dado de tortas?
Cuelgo la cazadora en la entrada, en el perchero, y dejo las llaves dentro de la bandejita que está encima del mueble mexicano a la izquierda.
—No, por suerte, no. Pero un poco más y los atizo yo a los dos.
Encuentro a Gin en el salón, con los pies sobre la mesa de centro, un cojín detrás de la cabeza, muy relajada, viendo la televisión con el sonido bajo.
—¿Eh? Pero ¿qué haces? ¿Me engañas? ¿Ves Canale 5 a esta hora?
Se ríe mientras come un trozo de hinojo que coge de un bol azul cielo que sostiene sobre la tripa.
—¡Es que a mí me gusta más Bonolis! Fulvio se hace demasiado el actor de teatro. A veces, para decir si una respuesta es o no acertada, hace unos juegos de palabras absurdos. Cita a Molière, a Chéjov, una vez incluso a Schnitzler. ¿Tú sabías que Arthur Schnitzler había escrito una obra que se llamaba La ronda?
—¡No lo sabía! Pero ¿estás segura?
—Sí, lo dijo Fulvio. Y después lo busqué en Google y es verdad. Hay diez escenas en las que hablan dos actores distintos cada vez, y en todas ellas acaban practicando sexo. Cada vez uno se queda en el escenario y se encuentra con el personaje siguiente.
—Con el que practica sexo…
—Exacto.
—Bueno, ¿lo ves?, ahora ya conoces la trama de La ronda de Arthur Schnitzler.
—No me cuentes historias… Para mí Fulvio es demasiado vanesio.
—¿Vanesio? Y ¿de dónde has sacado ahora esa palabra? ¿También te la ha dicho Fulvio?
Gin se ríe.
—No, esa ya la sabía por mi cuenta. La estudié en el colegio. Vanesio, una persona tonta que se complace de sí misma. Nace de una comedia en la que el protagonista se llama Vanesio y se comporta así. Desde entonces se usa ese término. ¡Fulvio lo es, pero quizá aún no lo sepa! Podría presentar yo en su lugar.
—Ojalá, me sacarías las castañas del fuego.
—Espera, espera. —Coge el móvil y empieza a buscar—. «Sacar las castañas del fuego»… ¡La expresión completa es: «Sacar las castañas del fuego con la mano del gato»! Nació a partir de una fábula de La Fontaine. Un mono convence con elogios a un gato para que coja las castañas de un brasero. ¡El gato lo hace y se quema la pata! ¿Lo ves?…, porque era un gato vanesio. Sí, está decidido, yo haré de presentadora, pero después de parir.
—Es verdad, no te he dicho nada, perdóname. ¿Cómo ha ido?
—Muy bien. Medidas perfectas, crece de manera normal… Y también me han dicho el sexo.
—No, no me lo puedo creer. ¡Por fin!
Gin coge una carpeta que está a su lado sobre el sofá y me la tiende, pero cuando intento agarrarla, ella la aparta hacia atrás dejándome con las manos vacías.
—No, no te la daré. ¡Haber venido a la cita!
—Pero no es que se me haya olvidado. Es que no he podido, en serio. Renzi estaba en Milán y no había nadie que pudiera resolver el problema. Te lo aseguro, me he visto obligado a quedarme.
—Pues claro, como ahora el señor es el productor…
—Tonta.
Gin me tiende de nuevo la carpeta, trato de hacerme con ella, pero es más rápida y, con solo mover la muñeca, me la arrebata.
—¡Venga, eres terrible!
—Muy terrible y muy vengativa. Vale, vamos a jugar a un juego: quiero ver si adivinas de qué sexo es, al fin y al cabo, lo pone aquí. Si lo adivinas, tú escoges el nombre. Si te equivocas, lo escojo yo. ¿De acuerdo?
—De acuerdo.
Me sonríe. Deja la carpeta en el respaldo del sofá, justo delante de mí. La miro a los ojos e intento adivinarlo. Ella enarca una ceja.
—No te daré ninguna pista.
De repente me viene Babi a la cabeza, de manera inevitable, dramática. ¿Cómo le comunicó la noticia a su marido? ¿Supo el sexo del niño en la primera visita? Y, cuando lo supo, ¿se lo dijo enseguida? ¿Lo esperó en casa o le mandó un mensaje en cuanto salió del ginecólogo? Y, si lo hizo, ¿le envió la foto de un niño varón, de un lazo azul, de unos zapatitos celestes de bebé, del símbolo masculino del círculo y la flecha hacia arriba, orientada a la derecha, que representa un escudo o se refiere al dios romano Marte?
—Eh…, ¿y bien? Pero ¿en qué estás pensando? ¡O es niño o es niña, no hay tantas opciones!
¡Tampoco es que te esté pidiendo que adivines el peso!
Sonrío, pero estoy molesto. Intento que no lo note, aunque una inquietud se apodera de mí desde lo más profundo. El niño que vive con Babi y su marido es mío. Y entonces, por oposición, sin haberlo pensado realmente, le suelto de golpe:
—¡Niña!
Gin se queda con el hinojo mordido en la boca y luego sigue masticando.
—Bien. ¡Ostras! ¡Siempre tienes suerte!
—Bueno, tenía un cincuenta por ciento de probabilidades. Pero me ha salido bien. Bueno, vamos a ver… ¡Gertrude! Sí, eso es, Gertrude me gusta muchísimo, un nombre no demasiado común, un nombre importante. Gertrude era la reina, la madre de Hamlet, de la famosa obra de Shakespeare.
—¿Se puede saber quién te cuenta todas esas cosas? Fulvio no las sabe. ¿Puede ser Renzi? ¡Me gustabas más cuando eras un ignorante! Pero ¿a ti te parece que mi hija va a llamarse Gertrude?
Escucha cómo suena…
—Precioso, único, especial… ¡He ganado, así que el nombre lo decido yo!
—¡Pero lo he dicho por decir! Y, además, Gertrude también era el nombre de la monja de Monza.
—¿De verdad?
—¡Pues claro! Esto también es fruto de mis personales conocimientos escolares. No querrás que tu hija sea igual de pecadora, ¿no?
Y continuamos tanteando nombres de niña: Giorgia, Elena, Eva, Giada, Francesca, Ginevra, como la madre, o incluso Gin, Anastasia, Anselma, Isadora, Apple, como la hija de Chris Martin y Gwyneth Paltrow, o Lourdes María, como la hija de Madonna, o incluso el nombre de la hija de Cher y Sonny Bono, ¡Chastity! Seguimos bromeando, y todo esto me recuerda a cuando Babi y yo entramos en aquella casa de la costa con acceso al mar y encontramos unos albornoces con las iniciales, y después de bañarnos nos los pusimos y empezamos a inventar los nombres más absurdos, exagerando a propósito. Al final, Amarildo y Sigfrida estaban abrazados mirando las estrellas, tan felices como para sentirse a tres metros sobre el cielo. Noto una punzada en el estómago. ¿Lograré algún día librarme de ella, de cada recuerdo, alegría o dolor, de todo lo que durante tantos años se me ha quedado irremediablemente dentro?