Tres veces tú
Ciento dieciocho
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CIENTO DIECIOCHO
Pallina llega al Tiepolo, mira a su alrededor y, al cabo de un momento, la ve. Está sentada en una esquina, centrada en el móvil. Sonríe mientras se encamina hacia su mesa. «Pues sí que está en forma Babi; parece una jovencita, con las mejillas sonrosadas, sin una arruga, fresca como una rosa». Se sienta y la sorprende, como siempre, con su carácter arrollador.
—¡Venga! Dime con quién has hecho un pacto como si fueras Fausto. Es que quiero saber si estar tan descaradamente guapa y extraordinariamente más joven que yo se consigue a base de inyecciones o solo con zumos o alguna puñeta de bebida milagrosa.
Babi se ríe.
—¡No, ahora me lo sueltas todo! —insiste Pallina.
—En primer lugar, me has pegado un susto que casi me da un ataque, de modo que ya puedes quedarte tranquila porque debo de haber envejecido por lo menos diez años.
—¡Sigue siendo demasiado poco! Vamos a pedir, que tengo que volver pronto al trabajo. Ha habido algo de follón.
—¿Qué ha pasado? Cuenta.
—Bueno, ya te hablé de mi jefe, ese cabeza hueca de Adalberto Trevi: «Soy un tipo superguay», «Les gusto a todas las mujeres, seguro que a ti también…». Bueno, pues el otro día se puso muy pesado y, cuando volví a casa, me equivoqué.
—¿Qué hiciste?
—Yo temblaba de pies a cabeza, estaba muy nerviosa. Bunny se dio cuenta, empezó a hacerme preguntas y más preguntas, y al final me di por vencida y se lo conté todo.
—Pero ¿estás loca? Es como si hubieras cargado una escopeta.
—Exacto. Al día siguiente lo esperó delante de la oficina; yo le rogué y le imploré que no llegara a las manos y, por suerte, me hizo caso.
—Y entonces ¿qué pasó?
—Le dio una serie de bofetadas, pero suaves, ¿eh?, bofetones…
—¿Bunny? ¡Me lo imagino!
—Te lo juro, se los daba mientras le hablaba, pero solo para que sus palabras le entraran bien en la cabeza.
—Y ¿qué le decía?
—«No deberías volver a hacerlo…, si no, me tocará ir a hablar con tu mujercita», «No puedes despedirla, en otro caso, también me tocará ir a hablar con tu mujercita…», y «Tienes que portarte bien en general, de lo contrario…».
—¡«Me tocará hablar, como siempre, con tu mujercita»!
—Eso es, y diría que él también lo entendió. Solo que no puedo cometer ningún fallo en nada.
Adalberto Trevi me odia. En cuanto le dé la oportunidad de echarme, lo hará, estoy segura. En realidad, ya estoy mirando por ahí… Es más, si alguno de vuestros amigos ricos tiene un estudio de arquitectura y diseño, no es de los que se hacen pesados con las mujeres, y si es gay mejor todavía, voy para allá de cabeza. Empiezo desde abajo y no ensucio…
—¡Venga, vamos a pedir!
Eligen dos ensaladas, zumos, fruta, sin apartarse mucho de una dieta saludable.
—Bueno, ya te he puesto al corriente de todos mis líos; y ¿tú qué me cuentas? Esta cenita la has convocado tú.
—En primer lugar, ahora que nos hemos reencontrado, no debemos echarlo a perder, así que cuando sea posible me gustaría que nos viéramos. Mejor dicho, ¿sabes qué? Podríamos quedar una noche para ir al cine a ver la última de Woody Allen.
—¿Café Society?
—Sí. Me han dicho que está muy bien.
—Perdona, pero ¿por qué no vas con Lorenzo?
—Es difícil…
—¿Porque siempre está de viaje?
—No, porque nos hemos separado.
—¡¿Cómo?! ¡Pero eso es una noticia bomba! Y ¿cómo ha sido? Espera, déjame adivinarlo. Lo has pillado con otra.
Babi le sonríe.
—¡Sí, y no sabes cuánto me alegro!
—¿Me tomas el pelo? Me parecíais una pareja estupenda.
—Lorenzo se dejó el ordenador abierto y encontré un chat erótico con una de esas bellezas de la tele.
—Sí, muy bellas, pero en multipropiedad.
—No sé, tal vez, aunque de todos modos no me interesa. Era lo que esperaba para que mi matrimonio acabara y que no fuera por culpa mía…
Pallina abre unos ojos como platos.
—No me digas…
Babi sonríe y empieza a asentir.
—El Lina III, su fiesta de despedida de soltero…
—Hubo una llama.
—¿Tú tienes a Step en mente?
—Fuego.
—Pero ¿de qué manera lo estás viendo? —Babi se echa a reír—. Hubo un incendio.
—¡Pero vosotros dos estáis locos! ¿Cómo es posible? Los dos estáis casados, él, además, se ha casado hace poco… —Pallina se interrumpe, la asalta una duda—. Oye, nunca hemos hablado de ello a fondo, pero yo, al volver a ser tu amiga del alma…, porque soy eso, ¿verdad?
Babi sonríe.
—Sí.
—Pues eso, no quiero que te lo tomes a mal, pero tengo que decírtelo. Sabes que están esperando un hijo, ¿verdad?
—Sí, Step me lo ha contado todo.
—Pero dijiste que sería lo único que te detendría.
—También me he derrumbado en eso. De todos modos, hemos estado hablando mucho de ello, además hemos aclarado muchas cosas del pasado. Lo sé, y si no existiera ese niño que está en camino, tal vez estaríamos juntos a plena luz.
—Y ¿no piensas en Massimo? ¿Cómo se lo tomaría?
—Me preocupa un poco, pero los niños, si sienten el amor, al final lo entienden. Y, además, su padre ha estado muy poco con él, la verdad…
—De acuerdo, pero Lorenzo siempre ha estado en las vacaciones, en Navidad, en todas las fiestas, en resumen, ha estado con él a menudo.
—Tampoco es que ya no vaya a estar más.
A continuación, Babi lo piensa un instante y al final se decide.
—Mira, te he contado una cosa, y ahora te contaré otra, pero tienes que jurarme que no le hablarás a nadie sobre ello.
—Te lo juro.
—Si Step supiera que te lo he dicho, me estaría jugando perderlo otra vez.
—Te lo he jurado, nunca te haría una jugarreta como esa… Ya lo sabes.
—Es verdad. Entonces te lo digo: hemos alquilado un piso.
—¿Cómo? Vosotros estáis locos… O sea, que vivís juntos en otro sitio…
—Sí, nos encontramos allí de vez en cuando…, como si estuviéramos casados, pero no te diré nada más y, sobre todo, no te diré dónde está.
Pallina coge el zumo licuado y se lo bebe todo. A continuación, deja el vaso y señala el de Babi.
—¿Puedo?
Ella asiente y Pallina también se lo bebe.
—Pensaba que tendríamos una cena divertida, pero no desconcertante. La verdad es que esto no me lo esperaba. Y ¿ahora qué? Menudo embrollo.
—No quiero pensar en ello. Lo importante es que los dos nos hemos vuelto a encontrar. Dios lo ha querido así y Dios decidirá por nosotros.
—¿Y si, llegado el día, tuviera un montón de cosas que hacer?