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Otro padre quizá habría sonado simpático. Otro padre quizá habría dicho lo mismo, refiriéndose a que era demasiado peligroso para que se involucrara su hija adolescente. No el mío. Sus palabras fueron frías, crueles. Se refería a que no había nada que pudiera hacer para ayudar porque era inútil. Oh, ¿sí? Ya veremos. Inhalé y dije una oración silenciosa, alcanzando una esfera de la consola. Sujetándolo con fuerza, agarré el marcador que se deslizaba por mis pies. Lo había dejado caer hace dos meses cuando papá me recogió del colegio y nunca me moleste en recogerlo. Me imaginé sosteniendo dos marcadores en lugar de una esfera y un marcador.

Unos segundos después, papá maldijo y volteó fuertemente el timón a la izquierda. El coche patinó, con las llantas chillando y por un momento pensé que seguramente nos estrellaríamos. Afortunadamente, luego de algunos momentos nauseabundos, el coche se detuvo bruscamente.

Todo giró un poco, y los latidos en mi cabeza empezaron a disminuir.

Papá me miró no con conmoción u horror, pero con algo más. ¿Venganza? ¿Emoción a duras penas contenida? Sea lo que fuese, era demasiado espeluznante. Tenía que saber que era una posibilidad, ¿no? Él se había revolcado con mamá y ella era una Six. Había una oportunidad de cincuenta, cincuenta de que yo también lo fuese.

—Creo que puedo ser útil de alguna manera, papá. ¿No crees?—Me volteé, mirándolo a los ojos. Apretando mis puños, repetí lo que le había dicho ayer—Necesito hacerlos pagar.

 

 

Considerando el conmocionante secreto que había confesado, estaba sorprendida, pero aliviada, cuando papá me dejó sola para volver a trabajar. Tan pronto como se fue por la calle, salí por la puerta y me dirigí a la ciudad a través del bosque.

Mi primera parada, lo de Roudey, fue un fracaso. Alex no había sido visto desde que se había ido anoche para reunirse con Kale y conmigo. Afortunadamente, sin embargo, Roudey me dio su nueva dirección. Lo cual fue bueno ya que no me había dado cuenta que se había mudado. Pero entonces de nuevo, eso puede pasar cuando evitas a alguien por alrededor de un año. Luego de una corta charla con Roudey y de una promesa de no desaparecer, estuve en camino.

Me dirigí al palacio de la pizza en la cuarta. Era uno de los únicos teléfonos en el área que sabía que estaba fuera. El resto estaban en los baños y vestíbulos. Demasiado fácil para ser escuchada. Hola, paranoia.

Descolgando el auricular, con cuidado de evitar la bolita de goma rosada seca pegada a un lado, llamé a Brandt.

—Hola—dije cuando contestó—Soy yo.

—Jesús, Dez. Hablando de un jodido tiempo—espetó Brandt— ¡He estado volviéndome loco!

—Lo sé, lo sé. Lo siento. Estoy de regreso en casa. Me refiero, no en este momento, pero papá vino y me trajo ayer.

— ¿Vino y te trajo?

—Larga historia—dije, apoyando mi cabeza contra el borde de la cabina telefónica. Aún había un ligero zumbido en mi cabeza y mi cuello dolía un poco— ¿Encontraste algo?

Al otro lado de la línea, algo crujió. Estaba sentado en su cama. Brandt dio un pesado suspiro.

—Dez, esto es mierda seria. ¿Ellos se llaman Sixes por sus desagradables habilidades? Vienen de una anormalidad en el cromosoma seis. ¿Algunas de esas personas? En serio, son peligrosas.

—Sí, esa información son noticias viejas. ¿Qué hay sobre Denazen? ¿Encontraste algo sobre la organización?

—Oh, sí, tienen sus anzuelos dentro de todo.

Tragué.

— ¿A qué te refieres?

—Bueno, hice algunas investigaciones. Encontré conexiones de Denazen en todos lados.

— ¿Conexiones?

— ¿El nombre Martin Bondale te suena familiar?

—Sí, más o menos. ¿Por qué? ¿Quién es?

— ¿Recuerdas ese sujeto que estaba por DA el año pasado? ¿El que tenía esa mujer que alegaba que la había follado todo el verano? ¿Qué todo el mundo enloqueció cuando apareció muerta?

—Oh, sí—dije—Lo recuerdo. Todo el mundo pensaba que él lo hizo, ¡pero de todas maneras fue elegido!

—Uh…huh—dijo Brandt.

—Espera. ¿Estás diciendo que Denazen tuvo algo que ver?—Como hijo de un fuerte periodista de investigación, Brandt siempre tenía una teoría de conspiración, o tres, listas para salir. Por más que quisiera que esta fuera una de ellas, lo sabía mejor.

—Él es solo uno de una lista de funcionarios de la ciudad, el estado y el gobierno quienes tienen vínculos con esa gente.

— ¿Estás loco?—Susurré. Mirando sobre mi hombro, me aseguré de seguir sola—Cuando dije que podrías averiguar algo, no me refería a que excavaras como si estuvieras buscando China. Esta gente es peligrosa. Ellos…

—Dez, créeme cuando te digo, entiendo que tan peligrosos son. —Una pausa. Luego, un segundo después, un sonido metálico. Estaba girando las ruedas de su patineta.

—De acuerdo, tengo que encontrar a Kale. Asegurarme de que esté bien.

—Lo que sea. Déjame saber si necesitas algo más. Y ten cuidado—insistió Brandt—Sin mí ahí para cubrirte la espalda, solo eres una niña indefensa.

—Seguro. Y sin mí para cuidarte la espalda, solo eres un muchacho grande y despistado. —Sonreí y fui a colgar pero me detuve. Llevando el teléfono de nuevo a mi oído, dije— ¡Y no más búsqueda!

El apartamento de Alex estaba en la zona más sórdida de la ciudad, llamada sin cariño The Fix. Aunque The Fix era donde estaban la mayoría de vendedores locales de droga, los policías tendían a evitar por completo el área. No tenían problema destruyendo a los vendedores en el momento en que pisaran propiedad escolar o el centro comercial, pero The Fix parecía tener su propio gobierno. Tenía sus propias reglas y sus propios ejecutores. Las cuales no cruzabas.

Mientras subía los estrechos escalones que conducían al tercer piso, el ascensor no funcionaba, traté de sujetar mi nariz. El pasillo olía a orina y cuerpos sin ducharse. Giré a la izquierda en la cima de las escaleras y conté las puertas. La mayoría de los números de los apartamentos estaban desaparecidos, pero cuando llegué al de Alex, los números 342 habían sido rellenados con marcador negro.

Alcé mi mano para golpear cuando se abrió la puerta.

— ¿Dez?—Alex trastabilló de nuevo. Obviamente no había sido esperada— ¿Qué diablos estás haciendo?—Salió y me arrastró al apartamento— ¡No deberías estar aquí!

—Por favor, dime, ¿has visto a Kale?—Él se había ido cuando desperté esta mañana, lo cual tenía sentido, pero no sabía a donde había ido o cómo encontrarlo.

—Estoy aquí—su voz vino de detrás de Alex. Se paró en el corredor, vistiendo un par de jeans negros de Alex y una camiseta verde manga larga de Brandt.

Me sonrió, y no pude evitar devolverle la sonrisa mientras el miedo se drenaba.

—Te fuiste. No sabía a dónde te habías ido.

Caminó más allá de Alex, deteniéndose solo cuando su hombro rozaba el mío.

—Me fui cuando escuché a tu padre levantándose.

Por el rabillo de mi ojo, pude ver a Alex observándonos, estrechando los ojos.

— ¿De qué está hablando?

Kale, aparentemente sintiéndose útil, respondió por mí.

—Ayer me quedé con Dez. Nos quitamos nuestras camisas.

No tenía que ver mi rostro para saber que se volvió una brillante sombra de color rojo. Kale y yo íbamos a discutir el nivel apropiado de socialización. Pronto.

Alex se cruzó de brazos y sacudió la cabeza.

—Primero Beldom y Doon, ¿ahora al Rain Man este? ¿Hay algo que deba saber, Dez?—Se giró hacia Kale—Pensé que te quedaste aquí conmigo ayer.

Kale se encogió de hombros y se alejó de él.

—Me fui cuando te quedaste dormido.

—No hay manera de que te escaparas de aquí sin que me diera cuenta. —Alex estaba celoso, podía verlo, pero él había perdido ese derecho hace mucho tiempo.

—Tienes el sueño pesado—Kale le dijo a Alex, aun sonriéndome—Fue fácil.

Alex se veía como si quisiera lanzarse contra Kale pero mantuvo la distancia. Se volteó hacia mí, disgustado.

— ¿En serio pasó la noche contigo?

—No como estás pensando, ¡pero si! Y, ¿quién diablos eres tú para preocuparte? ¿La zorrita universitaria no te está dando lo suficiente estos días?

Kale miró de mí a Alex, su rostro oscureciéndose. A su costado, se contrajeron sus dedos.

—Tú la lastimaste. Ella me lo contó. ¿Por qué te importa si me deja besarla? ¡Ahora sostiene mi mano, no la tuya!

Alex soltó una horrible carcajada.

—Aww, pobre idiota. Fuiste engañado, confía en mí. ¿No has escuchado? Ella deja a otros sujetos hacer mucho más que eso.

No pensé, solo reaccioné. Muy parecido al día en que lo encontré manoseándose con la zorrita universitaria en el cuarto oscuro de Roudey. Mi puño salió disparado, clavándose en la esquina derecha de su mandíbula. Tomó el golpe como un soldado, pero noté que le dolió. Más le vale que le duela, porque mi mano se sentía como si se fuera a caer.

—Si ya terminaste de ser un cretino, entonces tengo algunas noticias.

Y como apretando un botón, Alex se puso serio. Kale pasando la noche, al igual que mi bien colocado gancho derecho, estaban olvidados.

—Empiezo en mi nuevo trabajo mañana—dije con orgullo apenas contenido.

Probablemente debería haberme molestado que me estuviera colocando a mí misma en las manos de hombres que usaban a la gente como yo como marionetas, pero estaba viajando por lo alto. Había ingresado y logrado engañar a papá. De nuevo. Eso nunca fallaba en darme una sensación cálida y difusa.

— ¿Nuevo trabajo?—Tomó alrededor de seis segundos antes de que Alex la tomara. Sus ojos se ampliaron, y me dedicó una sonrisa sinceramente apreciativa. De repente, era su héroe-heroína— ¡Excelente! ¿Cómo lo lograste?

Sí. Esta iba a ser la parte difícil. Sabía que Alex podría hacer un escándalo. Kale era propenso a volverse completamente volátil.

—Tengo algo que ellos necesitan.

Kale me observó, sospecha remplazando la ira que había dirigido a Alex.

Alex estaba simplemente confundido.

—Sin ofender, Dez, pero, ¿qué podrías tener que ellos posiblemente necesitaran?

Había una pelota de béisbol frente a mí al final de la mesa. La tome y me dirigí a la cocina, donde había visto una naranja en el mostrador al lado de las llaves del coche de Alex. Con ambas cosas en las manos, regresé a la sala y me detuve frente a ellos. Cerrando mis ojos, la naranja en una mano, la pelota de béisbol en la otra, me imaginé tomando un trozo de la naranja, jugos cítricos goteando en mi barbilla. Dibujando la superficie rugosa y cascara gruesa, simplemente esperando a ser pelada. Definitivamente fue más duro que de costumbre, no es que lo hiciera seguido, pero funcionó. Supe no por cambio del peso o de la textura de la pelota, sino por el repentino dolor de picazón y pérdida de la gravedad. Varios segundos de negrura, y estuve en el suelo.

— ¡Jesús!—Juró Alex, corriendo hacia adelante.

Kale lo pasó yendo hacia mí.

— ¿Dez?

Asentí, e incliné mi cabeza hacia adelante. Dos naranjas habían rodado a la esquina de la habitación.

—Eres…

—Un Six—Kale terminó por él, sonando menos sorprendido. Me llevó en sus brazos y me ayudó a llegar al sofá. Enderezando mi cabeza, deslizó mi cabello fuera del rostro—Estas sangrando. ¿Qué pasó?

Limpié la humedad bajo mi nariz. Sangre. Bueno, eso era nuevo.

—No lo utilizo porque es demasiado esfuerzo para mi cuerpo. Me hiere físicamente al hacerlo. —No había necesidad de dar más detalles.

Alex bufó.

—Se ve como un poco más que heridas. Estas sangrando, por amor de Dios.

—Eso nunca había pasado—insistí—Creo que es porque lo he estado haciendo más de lo habitual.

Alrededor de diez segundos después es cuando todo empezó a ir mal.

— ¿Te volviste loca?—Gritó Alex.

Kale empezó a caminar como un animal salvaje, gruñendo.

— ¡De ninguna manera!—Estaba chasqueando los dedos de nuevo. Índice, corazón, anular, meñique.

Esperé unos minutos para que lo sacaran fuera de su sistema testosterona y todo eso. Se demoró más de lo que esperaba, pero eventualmente se conformaron con miradas amenazantes e hirviente silencio.

— ¿Cómo no me lo dijiste?—Preguntó Alex después de cinco minutos de pesado silencio.

Se había retirado a la esquina de la habitación haciendo puños con una pelota anti-estrés morada. Después de estrujarla en su mano varias veces, la aventó hacia la pared y se lanzó al sofá.

—Oh, ¿porque tu compartes todos tus secretos conmigo?— ¡Maldito hipócrita! Miró lejos, culpable.

—Esto no me gusta.

Kale se había detenido de caminar y se quedó contra la pared de la puerta. Quizá pensaba bloquearla en caso de que hiciera una loca carrera hacia Denazen o algo así. Quién sabe.

—Los Six ya lo saben. Papá ya sabe lo que puedo hacer, así que no hay vuelta atrás. Metí la pata. Fui descubierta espiando. Necesitaba algo drástico o nunca me hubiera permitido volver a entrar.

—Esto está más allá de drástico, incluso para ti—se quejó Alex— ¿No puedes escaparte? ¿Por qué estas luchando tan duro para obtener la ayuda de Ginger?

—Porque necesito encontrar al Reaper. Él es la única oportunidad que tengo de sacar a mi madre de ese lugar.

—Se nos ocurrirá algo más. Quédate y te esconderé. Podemos hacer que funcione.

A mi lado, Kale se puso tenso. Por la manera en que lo había dicho, no estaba segura si Alex se refería a él y a mí, o a evadir a Denazen, pero de cualquier manera, estaba fuera de cuestión.

—Así que, ¿vas a ayudarme a liberar a mamá? No lo creo. ¿Y qué hay de Kale?

—Tomará algún tiempo, pero se nos ocurrirá algo para ayudar a tu madre. Lo prometo. Y en cuanto a él—dijo Alex, moviendo su muñeca en dirección a Kale—eventualmente dejaran de buscarlo. ¿Qué tan importante puede ser un Six?

—Pusieron mucho para crearme—dijo Kale con una extraña y baja voz—Nunca antes habían encontrado a alguien como yo. No se van a rendir. Soy de doble utilidad para ellos. Mi tacto no es lo único que utilizan, también mi sangre.

Alex se encogió.

— ¿Tu sangre?

—He estado lejos por varios días ahora. Van a estar frenéticos por capturarme de nuevo. —Se volteó hacia mí—La sobrina de ese sujeto, no estaba drogada. Fue inyectada con un suero hecho en parte con mi sangre. Cuando se inyecta al torrente sanguíneo de algún Six, hace que queden vacíos, dóciles. Se pueden controlar sin esfuerzo. La sangre es tomada generalmente en pequeñas cantidades porque el suero se deteriora rápidamente.

—Entonces deja la ciudad. Pareciera como si fuera la mejor apuesta. Para ti, y para el resto de nosotros.

—No puede simplemente levantarse e irse. No a menos que yo vaya con él.

Alex golpeó el suelo con su pie.

—Qué, ¿ahora eres como su guardaespaldas personal con beneficios?

—Ha vivido toda su vida dentro de Denazen. No sabe nada sobre el mundo en que vivimos.

—Lo que sea—murmuró Alex—No es como si pudiera detenerte.

—Puedo hacer que funcione, sé que puedo. —Me lancé al sofá a su lado.

— ¿Piensas que te duele ahora con lo que hiciste? ¿Puedes imaginar cómo te vas a sentir después de una hora en Denazen? Te van a hacer presentarte como un mono en una esquina. ¡Te va a matar jodidamente!

—Puedo manejarlo—insistí.

Sin embargo, honestamente, no había pensado acerca de eso en esa manera. Podrían probarme. Hacer que les mostrara lo que podía hacer. ¿Cuánto podría soportar mi cuerpo antes de romperse?

— ¿Y si te pido que no vayas?—Dijo Kale desde el otro lado de la habitación. Estaba mirando a Alex.

—No importaría. Esto es lo que se tiene que hacer. —No es como si esto fuera lo que yo quisiera. Era la única opción—A menos que cualquiera de los dos pueda pensar en una idea mejor. Si es así, déjenme saberla.

Silencio.

Sí, eso fue lo que pensé.

Kale negó con su cabeza.

—Ese lugar destruye a la mayoría de la gente.

Me irritó que ninguno de los dos pareciera tener ni un poco de fe en mí.

—Entonces es algo bueno que no sea como la mayoría de la gente.

 

Capítulo 15

Con cara de sueño, me fijé en el reloj de nuevo: 2 A.M. No le había dicho específicamente a Kale que venga cuando lo había dejado con Alex, pero supuse que lo haría. Eso esperaba, de todos modos.

Mientras que el recuerdo del beso de anoche se mantenía fresco en mi mente, estaba nerviosa…tacha eso, aterrada, de la rápida aproximación de la mañana, y pensar en tener a Kale aquí calmaría mis nervios, justo cuando estaba a punto de rendirme a la fuerza por la oscuridad, un movimiento en la ventana llamó mi atención, no dijo nada cuando pasó de la rama exterior a la ventana abierta, aterrizando con un golpe suave en la alfombra beige. Nuestros ojos se encontraron y una emoción corrió por mi espina dorsal, esta noche, el no perdió el tiempo, cruzando la distancia entre nosotros en dos zancadas, su boca cubrió la mía antes de que tuviera tiempo para parpadear. Me había puesto un par de pantalones de franela, como todas las noches, pero en vez de mi acostumbrado y sucio top, opté por un sujetador negro de encaje.

No hubo vacilación esta vez, sin tintineos de dientes. No había duda en mi mente de que yo había sido el primer beso del chico, pero, infiernos, él tenía un don para ello.

Cuando finalmente paró por aire, él me estaba sonriendo. Parecía más fácil para él sonreír ahora. Eso hizo cosas raras a mi estómago.

—Hola—dijo.

Me dio una risa suave y me acurruqué cerca.

—Hola de nuevo.

Nos quedamos así durante mucho tiempo, con Kale trazando una ruta por mi barbilla, hasta la cintura. A veces con un solo dedo, a veces con el dorso de su mano.

—Por favor, no vayas a ese lugar—dijo después de que un tiempo había pasado.

—Hemos pasado por esto antes, no puedo dejar de ir. Es un trato hecho, es la única manera ahora. —Su cara se arrugó, los labios torcidos como si acabara de chupar un limón—No tienes idea de lo que esas personas son capaces de hacer, no sabes lo que hacen a la gente como nosotros.

La gente como nosotros. Sixes. Había aceptado las cosas que podía hacer, en realidad nunca lo había sabido, nunca lo entendí realmente. Los últimos años habían sido todo sobre la próxima fiesta, la próxima gran sensación. Cualquier cosa que pudiera hacerme sentir viva, porque me sentía vacía por dentro. Hueca. El resto de mi tiempo fue dedicado a la búsqueda de nuevas formas divertidas para molestar a papá, mientras tanto, había otros por ahí, gente como yo, como mi madre, luchando por la libertad.

Alex estaba en lo cierto, podría tomar a Kale y correr, pero yo no podría vivir conmigo misma por mucho tiempo, sin saber lo que estaba haciendo Denazen, sin saber si mi madre estaba ahí en alguna parte, siendo presa contra su voluntad.

—No hablemos más acerca de Denazen—tomé su mano—Háblame del baile. ¿Cómo aprendiste?

—Fue algo que Sue me demostró una vez cuando era más joven, una vieja película en la televisión—dijo, con la voz gruesa y somnolienta—Yo estaba fascinado con ella, el hombre, Fred, bailó mucho. Así es como aprendí.

— ¿Vieja película? ¿Fred? ¿Fred Astaire? ¿Es a él al que te refieres? ¿Estás diciendo que aprendiste a bailar viendo una película de Fred Astaire?

—Exacto. Lo vi girar a esa mujer a través de la pista de baile, sosteniéndola cerca, él le dijo que la amaba. —Él se apartó, mirando hacia a mí, esos intensos ojos de hielo azul—Creo que entiendo eso ahora. Creo que te amo.

Mi estómago dio un pequeño palpiteo. Alex. Alex había sido la última persona, la única persona, en decir que me amaba. Escucharlo de Kale, mientras envía pequeñas espinas de calor y excitación disparando a través de mis venas, duele. Él no podría amarme, no en realidad. Él no podía saber qué era el amor, no de mirar solo una película.

—Sé que podrías pensar que es así como te sientes, pero no estoy segura de que sea posible. Todavía no. Es demasiado pronto, además, aparte del hecho de que soy la única chica que conoces, también soy el único ser vivo que puedes tocar, eso debe que hacer un lío en tu cabeza. Sé que sientes algo por mí, pero no creo que me ames, no en realidad.

Uno esperaría que un hombre se enfadara después de un discurso como ese, pero no Kale. Él solo sacudió la cabeza, expresando una pura voluntad.

—No entiendo cómo funcionan las cosas aquí, no entiendo a la gente y por qué hacen lo que hacen, ni siquiera creo tener un claro entendimiento del bien y del mal, pero no estoy completamente en la oscuridad, puedo ver la diferencia. Me gusta Alex, a pesar de que algo en mi interior—se golpeó el pecho dos veces—me dice que hay una razón para no hacerlo. Pero pensar en él haciendo lo que estás a punto de hacer no me llena de miedo, no me hace sentir mal. —Se echó hacia atrás, girando los labios en una mueca—Cuando pienso en ti yendo a Denazen, mi cabeza se siente rara, me duele el pecho, es casi como si no pudiese respirar bien. Cuando pienso en ellos haciéndote cualquiera de las cosas que me hicieron, me dan ganas de gritar. —Él extendió la mano, inclinando mi rostro para que estuviera mirándole a él—No me siento de esa manera con Alex, ni siquiera me sentía de esa manera con Sue. Si yo tuviera la capacidad de tocar a alguien en este mundo, todavía no creo que me gustaría que sea nadie más que tú.

—Kale, yo…—Su mano se cerró por encima de mi boca y sus ojos se agrandaron, sin decir una palabra, se lanzó de la cama a la ventana en tres fluidos pasos. Ninja.

¡El tipo era un ninja! Me tambaleé en la cama a tiempo para verlo correr por el césped, sin camisa, momentos después, el pomo de la puerta giró, y papá estaba gritándome para que lo dejara entrar, mis dedos agarraron la primera camisa que tocaron, la que Kale llevaba, y me tambaleé a la puerta.

— ¿Qué diablos es todo esto…?—Empujada a un lado sin ceremonia alguna, papá y dos hombres usando los uniformes de Denazen se abrieron paso en mi habitación—Umn, ¿hay alguna razón por la que se te permita traer a chicos a mi habitación, pero yo no pueda?

—98 fue visto en la zona hace poco tiempo. —Se volvió hacia mí— ¿No te he dicho que no cerraras tu puerta?—Estreché mis ojos y puse mis manos en mis caderas.

— ¿Y no te he dicho que no tengo ninguna intención de dejarla abierta?—Le hice un gesto a los dos hombres que estaban con él—En serio, no vas a cambiar mis reglas si estás planeando arrastrar a hombres extraños a través de la casa en medio de la noche.

— ¿Nadie ha estado aquí?—Preguntó uno de ellos.

—De hecho, estoy escondiendo el equipo de fútbol en mi armario, así que si no te importa, me gustaría volver a ello.

El hombre me miró, con los ojos muy abiertos.

—Como que no, ahora salgan de mi habitación. —El otro hombre se acercó a mi armario y abrió la puerta. Jesús, ¿pensaba él que estaba hablando en serio? Se inclinó hacia adelante, moviendo algunos de los percheros a un lado con rápidos y bruscos movimientos, satisfechos de que estaba sola, que se dirigieron a la puerta.

Papá se detuvo en el borde y se volvió.

—Duerme un poco, mañana va a ser un largo día.

La mañana llegó demasiado rápido. Después de que me había librado de mi padre y sus lacayos, me había sido imposible volver a dormir. Me quedé esperando a que Kale volviera, pero nunca lo hizo, probablemente era algo bueno. Conociendo a papá, él probablemente había puesto vigilancia a la casa.

Me duché y me vestí, arrastrando el peine por el cabello mientras hacía mi camino por las escaleras. Como de costumbre, mi papá se sentó a la mesa con su café y periódico.

Levante mis brazos y di vueltas.

— ¿Esto está bien?

Tenía puesta mi camiseta favorita de un tiburón negro mordiendo un tanque y un nuevo par de jeans ajustados, en mis brazos las bandas de cuero negras, que sabía que él odiaba.

Papá me vio y se levantó, aclarándose la garganta.

—Me temo que ha habido un ligero cambio en los planes de hoy, estoy seguro que lo entenderás.

— ¿Entender qué?—Me volví hacia la cafetera y vertí el resto del líquido, fuera de los límites, en mi taza de Mickey Mouse—Empezarás con Denazen mañana, hoy va a estar un poco agitado.

Me dejé caer en el asiento que él había abandonado.

—Ah, ¿sí? ¿Por qué, de nuevo en una lucha feroz?

—Atraparon a 98 ayer por la noche—dijo, mirándome—Como a una manzana de aquí.

Tenía la boca seca. El Sahara no tenía nada de mí en ese momento. Una prueba, tal vez era una prueba, tal vez mi padre quería ver si lo que había dicho acerca de que Kale tenía que pagar era cierto.

Esperé demasiado tiempo, el frunció el ceño y la esquina inferior derecha de su labio hizo aquellos espasmos. La señal reveladora mortal, él sabía que algo no estaba bien.

—Yo pensaba que podrías ver esto como una buena noticia, Deznee.

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