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—No. Yo…—Negué con la cabeza—Es una buena noticia, no puedo creer que llegó tan cerca. ¿A una manzana? ¿Crees que iba a venir aquí?—Papá dobló el periódico y lo dejó.

—Esa sería mi suposición.

—Quiero verlo—le dije, levantándome—Quiero verle la cara a ese bastardo.

—Eso no va a ser posible, Deznee, para seguridad de todos, será contenido en el nivel nueve, hasta que podamos decidir qué hacer con él.

— ¿Qué es el nivel nueve?—Estaba orgullosa, me las arreglé para mantener mi voz tranquila, en su mayor parte.

—Transición y conclusión.

 

 

La escalera del apartamento de Alex, si es posible, olía peor que la última vez. Tapando mi nariz en un vano intento de bloquear la hediondez, me apresuré a subir la escaleras de dos en dos. Llegué al segundo piso cayendo y tropezando con un hombre tirado en el piso.

—Mierda, lo siento. —Me agaché para asegurarme de que estaba bien mientras él maniobraba hacia un lado y vomitaba, fallando por poco mis zapatos—Está bien entonces, disfruta la resaca.

Dos minutos después estaba en la puerta de Alex, golpeándola como una loca. No tenía ni idea de en qué consistían sus días ahora, pero solo eran pasadas las diez de la mañana. Eso era como las seis a.m. para el Alex que había conocido hace un año. Con suerte, lo encontraría antes de que saliera hacia lo de Roudy, o a donde sea que pasara sus días ahora.

La puerta se abrió de un tirón y allí estaba Alex, sin camisa y con un mono a la altura de su cintura. Pelo enmarañado, ojos hinchados, no había duda de que se acababa de despertar. Su cara se arrugo en un gesto de fastidio hasta que vio bien quien estaba parada en su entrada.

— ¿Dez?

Lo empujé a un lado y entré a la habitación.

—Por favor, dime que Kale está aquí.

—Deja vú, Dez. ¿No hicimos esto mismo ayer?—Él no estaba contento.

— ¿Cuándo fue la última vez que lo viste?

Él se encogió de hombros y fue hacia el sofá.

—Estuve fuera la mayor parte de la noche en una fiesta en el centro. Le pregunté si quería venir, pero dijo que no. Llegué a casa pasadas las cuatro, un poco mareado, y me desplomé en la cama. No alcancé a ver si él estaba en el sofá. Estuve de acuerdo con que el tipo se quedara aquí, pero no soy ninguna niñera.

—Papá dice que lo capturaron. Tarde en la noche.

Se medio encogió de hombros.

—Tarde o temprano lo harían, supongo.

Lo miré con rabia, mis puños apretándose.

—Mira, siento que lo capturaran, de verdad, pero la verdad es que todos están por su cuenta cuando se trata de Denazen. —Se encogió de hombros de nuevo.

No podía creerlo.

—Tienes que ayudarme.

— ¿Ayudarte a hacer qué?

Me lo quedé viendo.

— ¡A sacarlo! Lo matarán. ¡Papá prácticamente me lo dijo! Ven conmigo. Ve encubierto. Con nosotros dos allá, encontraremos información más rápido. Tal vez podamos sacar a Kale y a mi madre sin la ayuda del Reaper.

Él dio un paso hacia delante, tomando mis manos.

—Sé que estabas apegada al tipo, pero necesitas superarlo.

Arranqué mis manos de las suyas y retrocedí unos pasos. ¿Podía ser tan frío?

— ¿Fuiste siempre tan idiota? En todo este tiempo que estuvimos juntos, ¿cómo no me di cuenta de lo egoísta que eres?

Eso dio justo en la herida. Alex cruzó la habitación en tres pasos y me empujó contra la puerta.

—Denazen borró por completo a toda mi familia. Asesinaron a mis padres. Mi abuela me acogió, y cuando Denazen fue por ella, dio su vida para que yo pudiera seguir libre. —Una mano en cada lado de mis hombros, me dio una fuerte sacudida— ¿Por qué demonios debería entrar voluntariamente a ese lugar?

—Para ayudarme—dije en voz baja.

Por un minuto, pensé que gritaría. La cara torcida y roja, sus labios curveados soltaron un ligero gruñido. Después de un tiempo, se relajó visiblemente. La presión en mis brazos desapareció, y me empujó hacia la puerta.

—Vete de aquí.

 

 

El viaje en coche hacia Denazen la mañana siguiente pasó en un parpadeo. En algún momento cerca de la medianoche de ayer, empecé a sentirme realmente preocupada. Kale estaba encerrado en algún lugar, Alex no me ayudaría, y Brandt, por alguna razón, no atendía a su móvil. Cuando se me había ocurrido la idea de infiltrarme en Denazen y encontrar la información que necesitaba Ginger a cambio de la ayuda, había estado llena de emoción. Esta era la máxima emoción, con bono añadido de joder a papá en el proceso. Pero después de tratar de dormir anoche, y no lograrlo, mi estómago permanecía en un enredo de nudos. No me podía sacar de la cabeza la mirada de rabia en Alex cuando me dijo que me fuera. El tono frío de su voz me dijo que en verdad estaba sola en esto. Si algo salía mal, no había nadie al que pedir ayuda. ¿En verdad estaba preparada para esto? Seguro, podía tener mis recursos, pero estas eran las ligas mayores. No podía evitar sentir que me había arrastrado mucho más allá de mi liga.

Papá aparco el coche en su puesto privado y abrió la puerta sin decir una palabra. Lo seguí dentro del edificio hasta las puertas blancas del ascensor. Una vez que se cerraron frente a nosotros y se abrieron las puertas del escenario real, el empezó a hablar.

—Antes de que prosigamos, tengo que asegurarme de que lo entiendes. Esto no es una broma, y tampoco un juego. —Él paró y me tomó un momento darme cuenta de que estaba esperando por mi respuesta. Yo asentí—Denazen toma su entrenamiento muy en serio. Te pedirán que hagas cosas que no querrás hacer. Cosas que te incomodarán. Todas estas cosas tienen un propósito mayor.

¿Un propósito mayor? ¿Estaba tratando de que lo viera desde el ángulo noble?

—No hay opción de retirarse. Después de que des el paso hacia delante, ya no hay vuelta atrás. ¿Me entiendes?

El ascensor se detuvo, y yo emití una leve risita mientras las puertas se abrían. Supongo que eso significaba que no iban a ser suaves con la hija del jefe.

— ¿Es algo así como la mafia entonces?

Él no estaba riendo.

Aclaré mi garganta.

—Entiendo que no será fácil, pero valdrá la pena.

Otro asentimiento y salió del ascensor. Yo lo seguí.

Papá se registraba mientras Hannah me miraba, sus ojos pegados a cada uno de los movimientos que hacía, como hipnotizada. Cuando papá terminó, empujó la carpeta hacia mí. Hoy, tendría que registrarme también. Sin dirigir palabra a Ana, o a mí, prosiguió al siguiente ascensor.

—Pasarás el día en el nivel seis con nuestra entrevistadora de adquisiciones, Mercy. Ella te entrevistará y te explicará las cosas.

— ¿Entrevista? Pensaba que ya tenía el trabajo.

Lo cual es gracioso porque no sabía exactamente qué trabajo tenía. Técnicamente, había dicho que quería trabajar para Denazen. Nunca dije qué era lo que quería hacer para ellos. O si habría dinero involucrado.

—No es el tipo de entrevista que piensas. Todos los empleados de Denazen son entrevistados mensualmente durante su primer año para asegurarnos de que no hay problemas.

No pregunté a qué clase de problemas se refería. Di rienda suelta a mi imaginación y el nudo en mi estómago se volvió un poco más grande.

Cuando las puertas se abrieron de nuevo, estábamos en el nivel seis. Salimos del ascensor y entramos en una habitación bastante similar a la del nivel cinco, ninguno de los dos dijo una palabra. Un gran mostrador circular de mármol en el centro de la habitación atendido por una mujer alta de color y un hombre bajo blanco era difícil de ignorar.

—Buenos días, Nika. —Papá se giró hacia el hombre—Peter. —Él asintió hacia mí—Ella es Deznee, una nueva adquisición. Necesito que pase el día con Mercy.

Nika asintió, con expresión vacía. Alcanzó el teléfono y se giró lejos de nosotros, hablando suavemente.

Peter, por otro lado, no era tan indiferente. Él me miraba, ojos bien abiertos y atentos, alternándose entre mi pecho y mi parte baja. Su lengua centellando adentro y afuera como un lagarto, el lamió sus labios y se inclinó hacia delante.

— ¿Y cuál es tu don especial, guapa?

Le di mi más retorcida sonrisa.

—Patear traseros. ¿Quieres verlo?

Se enderezó y se volvió a papá con una risita.

—Esta es una bola de fuego. ¿Dónde la encontraste?

—Ella está fuera de tus límites, Peter. Denzee es mi hija. —La voz de papá sonó fría y dura, pero no en la manera protectora que debería de tener un padre. Esto era diferente. Extrañamente posesivo. Como si fuera un nuevo juguete el cuál no pudiera esperar a probar. Uno que no quería compartir.

Los ojos de Peter se volvieron imposiblemente grandes y su cara palideció.

— ¿Su hija, señor?

—Eso fue lo que dije—replicó papá.

Peter tomo la indirecta y rápidamente se giró, ocupándose en una montaña de papeles del otro lado del mostrador.

Unos momentos después, Nika colgó el teléfono y posó su mirada en mí.

—Mercy bajará en breve a recibirla.

Ella tenía un acento pronunciado, aunque no podía identificarlo. Una extraña combinación de australiano y británico. Quería preguntarle de dónde era, pero eso no reflejaría la imagen que estaba buscando. Tranquila y despreocupada. Eso era lo que necesitaba para sobrevivir a este lugar.

Supuse que debía ver este lugar como una prisión. Entrar y proyectar una actitud de pocos amigos y así, con suerte, nadie se metería conmigo. Alcancé a ver como Peter me lanzaba miradas furtivas cuando papá no estaba mirando.

Papá me llevó lejos del mostrador, hacia una esquina para esperar a Mercy.

—Le he dado instrucciones a Mercy de no tratarte diferente de las otras adquisiciones. Te hará las mismas preguntas y esperará las mismas respuestas. Debes responder con sinceridad porque ella sabrá si estas mintiendo.

Él se acercó, agarrando firmemente mi brazo. Seguro que habrá un moretón en ese lugar mañana. Sin estar acostumbrada, casi me aparto, pero lo pensé dos veces. Eso probablemente no sería aceptado. No aquí. No era su hija ahora. No podía salirme con la mía gritándole maldiciones o mostrándole el dedo. Él me miro, sus ojos llenos de anticipación. Finalmente estaba en un lugar que él podía controlar. Lo estaba saboreando. Lo podía verlo en sus ojos.

—Denazen es un medio ambiente en sí. Para sobrevivir aquí, el factor clave es obediencia.

 

Capítulo 16

Mercy era una mujer pequeña, con apagados ojos verdes y cabello castaño ratonil, ella lo llevaba recogido en un severo moño que no hacía nada para la forma de su cara, sus pantalones de color beige estaban arrugados y un poco cortos, su blusa azul estaba metida con demasiada fuerza, abrazándose ajustadamente en los hombros. Con la mayoría de la gente, se puede decir mucho acerca de ellos, no solo con la ropa que usan, sino cómo la usan. Si la ropa fuera cualquier indicación, Mercy era trágica.

A primera vista, todo lo relacionado con la mujer gritaba una voluntad débil, leche con pan tostado, apuesto a mí misma un par de botas nuevas de gamuza negra que, cuando hablara, su voz sería tenue y suave.

Su postura se dejó caer levemente, ella jugueteaba con su bolígrafo en la mano, apretando el punto de entrada y salida, entrada y salida, metí mis manos en mis bolsillos para evitar que arrancar el bolígrafo de sus dedos y golpearle con ella. Entonces, cuando yo pensaba que no podía ser peor, empezó a masticar su labio inferior, odiaba eso.

Oh, sí. Ella sería una presa fácil, seguro. Las chicas como yo, éramos fácilmente capaces de caminar sobre ella por todas partes, masticarla y escupir.

—Siéntate—ladró y señaló una solitaria silla en la esquina de la habitación.

Santo infierno, estaba equivocada.

Por otro lado, Mercy se sentó detrás de un largo y blanco escritorio, sacó una libreta de tamaño legal de la gaveta.

—Mi nombre es Mercy Kline, soy la entrevistadora de adquisiciones aquí en Denazen, voy a estar pidiéndote una serie de preguntas. Te aconsejo que las respondas con prontitud y digas la verdad. Nosotros vamos…

— ¿Qué tipo de preguntas?

Ella levantó la vista del papel, con los ojos muy abiertos.

— ¿Cómo dices?

No era una pregunta tan complicada.

— ¿Qué tipo de preguntas estarás haciendo?—Repetí, más lento—Y mientras estamos en ello, ¿qué voy a estar haciendo aquí? ¿Cazando a Sixes? ¿Trabajando en la cafetería? Nadie me lo ha dicho, y me gustaría alguna pista.

La expresión de sorpresa se derritió, sustituida por una de superioridad.

—Tal vez el Sr. Cross no fue claro en sus instrucciones. —Ella se inclinó hacia adelante. Golpeando uno de los cajones cerrados, ella continuó—Tú estás aquí para responder a las preguntas, no para preguntarlas. ¿Entiendes?

Asentí con la cabeza.

Aplacada, ella continuó.

—Por favor diga su nombre completo.

—Deznee Kaye Cross.

—Y su edad, incluyendo la fecha de nacimiento.

—Diecisiete. Nacida el 1 de febrero de 1994.

— ¿Nombres de los padres y edades?

— ¿Está hablando en serio? Usted debe conocer a mí…

Mercy levantó la vista del papel. El peso de su mirada me golpeó como un camión cayendo del cielo.

— ¿Nombres de los padres y las edades?—Dijo otra vez.

—El nombre de mi mamá era Sueshanna, realmente no sé su edad. —Logré sacar las palabras sin pestañear, cuidadosa en decir mi respuesta genéricamente, omití decir que estaba muerta. Si era verdad, y ella pudiera ver una mentira, sabría de inmediato que era pura mierda, tenía la esperanza de evitar el tema completamente, podría patinar a su alrededor.

—El nombre de mi padre es Marshall Cross y tiene cuarenta y cinco años.

— ¿Estado civil actual?—Su voz cortó como un frío ártico soplando a través de la habitación.

—Si te refieres a mí, entonces no eres mi tipo, si te refieres a mi papá, él está soltero, pero no creo que seas su tipo tampoco—le dije con una pequeña sonrisa.

Mercy no lo encontró divertido, una pequeña vena azul en su frente empezó a palpitar locamente.

Por supuesto, al ver lo mucho que eso le molestaba solo me empujó aún más.

—En realidad, ahora que lo pienso, no creo que él tenga un tipo de chica, nunca lo he visto con una mujer. Mercy, odio tener que decírtelo pero hay una muy real posibilidad de mi padre sea gay.

—Deznee…

—Dez—la corregí. Mi padre era el único que me llamaba Deznee. Lo odiaba.

—Deznee—ella repitió—Tu padre me advirtió acerca de ti, estoy segura de que también le dijo que yo no sería fácil contigo debido a tus lazos familiares.

— ¿Qué dijo?

Ella parpadeó, sin comprender.

—Usted dijo que él le advirtió acerca de mí. ¿Qué dijo?

Su sonrisa se convirtió en una sonrisa de oreja a oreja.

—Él dijo que eras una irrespetuosa pequeña vaga con la necesidad de una grave y dura acción disciplinaria y que no deberíamos contenernos.

—Ouch.

—Sigamos. —Ella inclinó la cabeza de nuevo sobre el escritorio— ¿Estado civil actual?

—Soltera.

— ¿Orientación sexual?

Casi le preguntó si me estaba coqueteando, pero después del anterior acontecimiento, lo pensé dos veces.

—Hetera.

—Heterosexual.

— ¿Huh?

—La respuesta correcta es heterosexual.

No le dije nada, aunque un montón de cosas me vinieron a la mente.

— ¿Alergias?

Estupidez, música country, mentiras, posiblemente a los mariscos también.

—Ninguna de la que sea consciente.

— ¿Cuántas parejas sexuales has tenido?

Le di una mirada de fingida indignación.

— ¿Y qué te hace pensar que no soy virgen?

Ella inclinó la cabeza hacia arriba, y juro, que rodó los ojos.

—Uno—le respondí, molesta. Esta mierda no tenía nada que ver con esto y no era de su incumbencia.

Ella levantó la vista de nuevo, mirándome como si no me creyera.

— ¿No eres tú el detector humano de mentiras?—Dije un poco a la defensiva.

—Oh, yo sé que estás diciendo la verdad, simplemente estoy sorprendida.

Levanté mis cejas, pero no dijo nada.

—La forma en que su padre lo hizo sonar, parecía que eras una Jezabel regular.

— ¿Jezabel? Nadie dice eso, la palabra que buscas es puta, o perra, golfa funciona también.

Me dije a mí misma que era su propósito hacer que me decayera un poco, para encontrar alguna grieta en mi armadura, pero todavía me molestaba que mi padre le dijera que era un vagabunda.

Me encogí los hombros y jugué frío. Me rehusé a darle la satisfacción de ver que me afectaba.

—Soy una bromista más que otra cosa. Es una enorme emoción conseguir a un tipo todo excitado para luego rociarlo con una ayuda bien fría de aún no estoy lista, ¿ya sabes a lo que me refiero?—Me incliné hacia atrás y la miré una vez más—Bueno, tal vez usted no sabe a lo que me refiero.

— ¿Nombre?

— ¿No pasamos por esto ya? Deznee…

—El chico.

Mierda. ¿Sabrán ellos su nombre? No tenía otra opción, tenía que responder, y ella lo sabría si me mentía.

—Alex—le dije, esperando que no pidiera su apellido, a pesar de que sabía que lo haría.

—Alex, ¿qué?

Había perdido oficialmente mi sentido del humor acerca de todo esto.

—Mojourn.

Me tomó hasta la última gota de auto-control que tenía, y algo más que no tenía, para no golpearla.

Ella hizo algunas notas sobre su hoja.

— ¿Y los otros? ¿Cuáles son sus nombres?

—Te lo dije, solo fue uno.

— ¿Con cuántos otros fuiste semi-íntima?

— ¿Semi-íntima? ¿Qué diablos se supone que significa eso?

—Significa, que me des los nombres con los que has bromeado…

—No puedes estar hablando en serio.

Ella se enderezó en su silla, golpeando el bolígrafo contra el borde de su escritorio, y preguntó.

— ¿Hay algún problema, Deznee?

—En realidad, lo hay, Mercy. —Me paré—No puedo recordar todos sus nombres, y honestamente, no veo qué tiene que ver con esto. ¿Es sobre la captura de un Six? ¿Tiene miedo de que le haya dado alguna enfermedad?

—Está bien—dijo con calma—Entonces dame los nombres de los tres últimos.

Suspiré.

—Joe Lakes, Max Demore, y…— ¡Mierda! ¿Y ahora qué? No hay había manera de que pudiera contestar con sinceridad sin seriamente incriminarme y arruinar mi historia de necesito venganza, y no había manera de que pudiera mentir.

Entonces me di cuenta, no tenía necesidad de mentir, técnicamente, no sabía el verdadero nombre de Kale.

—No sé el nombre del tercer tipo.

Ella me estudió. Sus ojos en los míos, inquebrantables, me hizo querer encogerme en mi asiento, hacía mucho tiempo que la mirada de un adulto no me hacía sentir así.

— ¿Qué tan lejos fuiste?

— ¿Cómo dices?

—Con este chico sin nombre, ¿hasta dónde llegaste?

Tomando una respiración profunda, le dije.

—Con todo el debido respeto, ¿qué tiene esto que ver con mi trabajo aquí?

— ¿Hasta dónde llegaste?—Repitió ella, con la misma voz.

Con los puños cerrados apretadamente, me puse de pie.

— ¿Hasta dónde? Estábamos en mi cama—le dije en un ronroneo bajo y gutural—Sus manos estaban en todas partes, sacándome la ropa, tirando de mi cabello, me dio una gran emoción saber que mi padre estaba al final del pasillo. Yo…

Mercy se puso de pie.

—Vamos a tomar un descanso de las preguntas.

Ella caminó hacia el frente de su escritorio y se inclinó hacia atrás.

—Vamos a repasar algunas cosas acerca de Denazen.

—Está bien.

—Ya vez, aquí en Denazen todo acerca de tu vida es nuestro negocio, debido a la naturaleza altamente sensible…de este trabajo, es un requisito para nosotros conocer a nuestros empleados. Por dentro y por fuera, eso requiere preguntas difíciles así como incómodas. Otra cosa que debes saber, y presta atención, porque esto es importante y se aplica a ti, Denazen tiene una política de cero tolerancia.

— ¿Qué se supone que significa eso?

Sus labios temblaron, si no la hubiera estado mirando me lo habría perdido.

—Eso significa que no sufrimos de la actitud de pequeñas mierdas como tú.

Yo podría ser un poco impulsiva, bien, también podría ser mucho más impulsiva, pero no había dejado que nadie me hablara así desde el jardín de infantes y no estaba a punto de comenzar una nueva tendencia.

—Al diablo con esto. —Me acerqué a la puerta y tiré hacia arriba la manija.

No pasó nada.

Tiré de nuevo, moviendo el pestillo. Todavía nada.

— ¿Qué demonios?

Mercy se aclaró la garganta, me volví para verla sosteniendo una pequeña llave de plata, con una sonrisa malvada y muy satisfecha en su rostro.

—Vas a volver a tu asiento y responder a la pregunta anterior, sin teatros. ¿Hasta dónde has llegado con el último chico?

Mi mente quería creer que esto no estaba sucediendo, tiré hacía arriba la manija una vez más antes de desistir. Por supuesto que esto estaba sucediendo, papá había encerrado a mi madre en este hoyo. ¿Por qué diablos iba a ser yo la excepción?

— ¿Así que me estás diciendo que soy una prisionera ahora?—Tomé mi asiento y la miré con su determinada mirada contra una propia. Sin mostrar temor.

—No, en absoluto.

Levanté las cejas y luego volví a mirar a la puerta.

—Sé cómo esto debe verse para ti, Deznee. Entiende, si alguien más hubiera tratado de hacer lo que has hecho…—Ella se agachó y levantó una pequeña caja negra con varios ominosos botones rojos. Señalando hacia el piso, dijo—Ellos estarían retorciéndose en el suelo en una incoherente agonía.

En el suelo, casi imperceptibles, finas tiras de hilo estaban tejidos entre la baldosa de cerámica.

—Creí que mi padre dijo ningún tratamiento especial. —Tragué saliva y enganché los pies detrás de la espalda de las patas de la silla para que no tocasen el suelo.

Ella se puso de pie, alisando sus insalvables pantalones, su postura pareció relajarse un poco.

—Sí, bueno, a veces Marshall toma las cosas un poco lejos cuando se trata de su trabajo.

Miré de nuevo hacia la puerta.

— ¿No me digas?

— ¿Continuamos? Tu padre no tiene por qué saber acerca de esto.

Suspiré, y porque no podía ver otra manera para rodearla, con cuidado le dije todo sobre del chico sin nombre.

 

 

Capítulo 18

Papá me dejó en casa y, afortunadamente, tenía que volver a la oficina. Tan pronto como su coche se perdió de vista, me dirigí al almacén. Era una apuesta arriesgada, pero tenía que hacer algo. Ginger había sido clara, su ayuda por la lista, pero con Kale atrapado y Alex reacio a involucrarse, estaba deseando que hiciese una excepción. Tirarme alguna copia de seguridad, darme una pista…cualquier cosa. No había nadie más a quien recurrir. Por supuesto cuando llegué allí, el almacén estaba vacío. Había una última oportunidad. Craiglist[8]. Tal vez no era demasiado tarde para encontrar la fiesta de esta noche.

Usando lo último de mi dinero, tome el autobús de vuelta a través de la ciudad. La esquina del asiento estaba pegajosa y tenía que inclinarme a mi derecha para evitar una mancha muy dudosa. Oh, ¿y el hombre enfrente de mí? Olía como a queso viejo.

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