Todo lo que debe saber sobre el Antiguo Egipto

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I. LOS ALBORES DE LA CIVILIZACIÓN » Horus Djer

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HORUS DJER

Tras la muerte de Menes aparece su sucesor, Horus Djer, y aquí es donde hallamos uno de los datos que arrojan luz sobre el dilema de si Menes y Aha llegaron a ser el mismo hombre. Y es que Djer es hijo de Aha, pero, asimismo, Djer es colocado en las listas reales justo tras el reinado de Menes. El hecho es que este hombre, Horus Djer, se convierte en el heredero de un linaje de hombres dioses que han sido colocados para garantizar la prosperidad de un Egipto que acaba de ver la luz.

Podemos pensar que Djer gobernó Egipto durante cincuenta y siete años. Esto nos viene dado por las tabletas de madera y de marfil que se han hallado en Saqqara y en Abydos. En estos momentos en los que el gobierno no está asentado por completo, el monarca debe enfrentarse a varios problemas. Para poder superarlos, Djer tiene que comportarse como un verdadero rey, y para ello se asegura de que su presencia en las principales ciudades sea regular. Así, Buto y Sais son dos puntos que visitará con frecuencia. En Saqqara se ha hallado una etiqueta de madera que nos muestra cómo Djer asiste como primer personaje para celebrar un extraño enterramiento que conlleva un sacrificio humano. Durante su reinado, Djer pretende consolidar su autoridad, y para ello inicia una campaña militar en Nubia, donde se asegura la perfecta ejecución de los cargamentos de mineral. Pero su pensamiento vuela más lejos, y uno de sus años de reinado será recordado como «El año que se golpeó violentamente la tierra de Setjet[9]», y aprovechó la ocasión para extender sus alas sobre las montañas del Sinaí. Libia tampoco escapó a las pretensiones de Djer, asegurándose así varios protectorados que fuesen leales a la figura del monarca egipcio. Las campañas militares que llevó a cabo durante su reinado son las primeras registradas más allá de las Dos Tierras.

Su morada para la eternidad en Abydos se sitúa un poco al norte de la de Horus Aha. Es considerada como una de las tumbas más grandes que se construyeron en esta I Dinastía. Alrededor de su mastaba nos encontramos con trescientos treinta y ocho enterramientos subsidiarios para la comodidad del Rey, siendo halladas junto a los cuerpos estelas que llevaban sus nombres grabados. Si bien esta práctica nos horroriza hoy día, durante el reinado de Djer se iba perfeccionando esa humanidad, puesto que ya se habían abandonado los ritos de canibalismo y el desmembramiento de cuerpos que estaban a la orden del día durante el Período Naqada II. El complejo funerario comprende un área de doscientos ochenta metros cuadrados y también se encontraron diversos objetos funerarios, tales como un brazo que se utilizó como medida por los joyeros reales y cuatro pulseras de oro y de turquesa. Con todo lo que su reinado trae consigo, nos deja como legado un intento de convertir la nación de Egipto en un proyecto de lo que no tardará mucho en ser; pero para ello será preciso aún que toda la I Dinastía imprima su huella sobre el Alto y el Bajo País. Se acepta que el sucesor de Djer fue Djet Uadji, probablemente su hijo, pero existen razones para pensar que antes su esposa Merit-Neith gobernó sobre el Valle del Nilo, probablemente por la corta edad de su hijo. Un sello real hallado en Abydos parece confirmarlo.

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