Todo lo que debe saber sobre el Antiguo Egipto

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III. LAS PIRÁMIDES DEL ANTIGUO IMPERIO » La pirámide de Djedefre en Abú Roash

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LA PIRÁMIDE DE DJEDEFRE EN ABÚ ROASH

Nadie se explica por qué Djedefre, tras enterrar a su padre, abandonó la planicie de Gizeh y se desplazó siete kilómetros al norte hacia esta región menfita. Aquí, en medio de ninguna parte, levantó su pirámide. No obstante, Abú Roash era un centro administrativo importante en este período, y varios nobles y cortesanos de la I Dinastía escogieron este emplazamiento para construir sus mastabas, pero lo que desconcierta a los egiptólogos es el abandono de la nueva urbe que su padre había creado. En un principio, Djedefre diseñó una pirámide que tuvo ciento seis metros de lado, y una altura aproximada de sesenta y seis metros. Se sospecha que el ángulo de sus caras debió ser de 51º 58’’. No se conoce el nombre que recibió en la antigüedad, y los egiptólogos piensan que tal vez no se culminase nunca.

Para acceder al interior hemos de dirigirnos a su cara norte. Una vez allí se nos abre una especie de trinchera que desciende casi cincuenta metros y da paso a un corredor horizontal de pequeñas dimensiones, que lleva nuevamente a otro corredor descendente que nos conduce a la cámara funeraria. Cerca de la esquina sur-oeste, Djedefre construyó una pirámide satélite posiblemente para una de sus esposas, o bien Hetepheres II o Jentetenka. Dentro de esta pirámide se hallaron los restos del ajuar funerario. Algunas de las piezas fragmentadas contenían el nombre de Jufu. También se encontraron varios vasos canopes, uno de ellos todavía intacto y sellado. Al este, y casi alineados con la cara de la pirámide, están los restos de lo que pudo ser el Santuario del Valle, que fue hallado por el Instituto Francés de Arqueología Oriental. Ignoramos bastante de la planta de este santuario, construido con ladrillo de adobe, del cual hoy tan sólo se pueden ver los cimientos. En este lugar se encontraron los bustos que representan a Djedefre y que prácticamente son las únicas imágenes que tenemos de él. En la esquina sur-este se excavó una trinchera con forma de nave que estaba destinada a albergar una barca solar como las de su padre. Rodeando el complejo se levantó un muro de ladrillo de adobe, cuya altura se desconoce, que pretendía dividir este conjunto funerario del desierto.

Pero hasta nosotros ha llegado un exquisito sarcófago, hoy expuesto en el Museo de El Cairo, atribuido a Djedefre. Todavía es posible ver la marca del serrucho que cortó y perfiló la piedra. El corte se presenta irregular, lo que quiere decir que la sierra fue guiada a pulso; no se contó con ningún elemento de madera a modo de guía. Su ancho es de dos centímetros, y el ángulo tiene un error de corte que no llega a un centímetro. Sin duda, es una de las piezas que se deben visitar en esa sala dedicada al Imperio Antiguo.

Esta pirámide fue rescatada del olvido en el año 2008, cuando el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, en la voz de su máximo responsable, el arqueólogo y egiptólogo Zahi Hawass, soltó la noticia de que se había descubierto la cuarta pirámide de Gizeh. Algunos de los diarios más prestigiosos del mundo y revistas especializadas, así como programas de televisión y radio que tratan sobre estos temas, recogieron la noticia como un espectacular hallazgo, y nos informaron de que a raíz de las últimas investigaciones se podían saber todas las medidas de la pirámide. Sin embargo, muchos de estos divulgadores olvidaron mencionar que Petrie ya había excavado en la zona, o el propio Lauer[58]. No obstante, los mayores logros llegaron en 1995, cuando una expedición franco-suiza se hizo cargo del proyecto, y descubrió la citada pirámide satélite.

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