Todo lo que debe saber sobre el Antiguo Egipto

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V. LAS PIRÁMIDES DEL IMPERIO MEDIO » La pirámide de Amenemhat I

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LA PIRÁMIDE DE AMENEMHAT I

Habría que esperar, para poder ver nuevamente una pirámide, al reinado de Amenemhat I. También hemos señalado que el nuevo rey, en un inicio, planeó la construcción de un complejo funerario que imitaba al de Mentuhotep II. El lugar escogido fue El-Listh, una localidad situada a dos kilómetros de El Fayum. Aquí se inició la obra de un complejo de terrazas, pero se quedó sólo en eso, un proyecto. Se ignora si Amenemhat lo había deseado así desde un principio, pero lo cierto es que en medio del recinto levantó su pirámide, rodeada de muros y terrazas anexas. Se cree que uno de los motivos fue el querer anexionarse a los últimos reyes constructores de pirámides, una forma de borrar el oscuro pasado del I Período Intermedio.

El primer rey de la XII Dinastía escogió para ella el nombre de ‘Amenemhat es elevado a la perfección’. Hoy día se levanta tan sólo veinte metros del suelo, pero en la antigüedad alcanzó una altura de casi setenta metros. Tenía setenta y ocho metros de lado y su ángulo de inclinación fue de 54º E 27′ 44″. Esta es la primera obra faraónica tras el paréntesis del I Período Intermedio. Amenemhat, según creemos, había edificado en esta zona cercana a El Fayum su ciudad Amenemhat Itchy Tawy y, para poder transportar los bloques, necesitaba crear un medio de comunicación entre el río dios y su pirámide. Así pues, construyó un canal, un complejo sistema de comunicación entre el Nilo y la nueva capital. Al final del brazo artificial se colocó un muelle con un gran embarcadero. Hasta aquí llegaban los buques cargados con los bloques de piedra de las distintas canteras del país. Aunque si bien llegaron al puerto de El Listh bloques de las canteras de Egipto, también lo hicieron otros que procedían de otras construcciones. Así, podemos ver in situ restos de los complejos de las pirámides de Gizeh, Abusir y Saqqara. Este hecho es, para un sector de la egiptología, una prueba del pillaje y la usurpación de monumentos que los reyes tenían como una costumbre. Sin embargo, tal vez porque no queremos mancillar esa imagen tan sobria que tenemos de los faraones, otros expertos nos invitan a pensar que en realidad estos complejos se hallaban ya derruidos, y que Amenemhat se dedicó sólo a reutilizar los bloques caídos. Esta hipótesis parece bastante factible por un detalle que salta a la vista. Suele decirse que los bloques que contienen el jeroglífico de Jufu provenían de su santuario funerario de Gizeh y, sin embargo, junto a la Esfinge, el santuario construido por Jafre está todavía en pie. Es más, vemos como otros templos, incluso más cercanos, se vieron libres de ese pillaje.

Para acceder al interior de la pirámide es necesario que nos dirijamos a su cara norte. Aquí se encuentra la entrada, casi a ras de suelo. Una puerta falsa de granito rojo nos conduce a un pequeño corredor: el pasillo de entrada, que se construyó con granito rosa. La entrada está situada en el eje vertical de la pirámide. En la actualidad, es imposible acceder al interior de la cámara funeraria, ya que se halla inundada del agua que filtra el Nilo por los canales subterráneos. Se ha intentado en varias ocasiones extraer el agua, pero en todas ellas los esfuerzos han sido inútiles.

El complejo exterior es de un corte simple. No existían pirámides satélites y, para protegerlo de las inclemencias del desierto, se levantó una muralla de ladrillos de adobe. De los santuarios adyacentes apenas sobreviven las losas de cimentación. El santuario funerario recibió en la antigüedad el nombre de ‘La belleza de Amenemhat’ y era de corte similar al de Mentuhotep. La importancia de este santuario es increíble, ya que aquí se han hallado gran cantidad de datos. Sabemos que en el año vigésimo del reinado de Amenemhat I, su hijo Senwosret I fue asimilado al trono y ejercía como regente del reino. Asimismo, sabemos que en su año trigésimo Amenemhat celebró su Heb-Sed. Del santuario del valle apenas sabemos nada, pues hoy día se encuentra bajo una necrópolis moderna.

Los miembros de la familia real fueron enterrados en una zona próxima a la cara oeste de la pirámide y las tumbas están repartidas en dos sectores. Hay un primer grupo dentro del recinto amurallado de terrazas, que estuvieron destinadas a los miembros de la familia real y algún alto dignatario, como el visir Antefijer. Un segundo grupo de moradas para la eternidad se encuentra fuera del perímetro de terrazas, pero dentro del complejo de la pirámide, y estaban destinadas a las mujeres de la familia real. Se trata de un total de veintidós nichos, donde entre otras estaba la princesa Neferu, hija de Amenemhat y esposa de Senwosret I, y también la princesa Neferiatenen, esposa de Amenemhat.

No es demasiado lo que hoy se puede ver de esta pirámide, no obstante, es importante por lo que su construcción significa: un regreso a la Edad de Oro.

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