Respuestas sorprendentes a preguntas cotidianas

Respuestas sorprendentes a preguntas cotidianas


Página 31 de 33

Imagino que hay dos tipos de personas diferentes que pueden estar leyendo estas líneas, así que me gustaría terminar este libro con un mensaje personalizado para cada uno de ellos.

Si perteneces al grupo de gente que salta directamente a las últimas páginas de los libros cuando los hojea en la librería, quiero preguntarte qué puñetas esperabas encontrar al final de un libro de divulgación científica. Lo siento, pero aquí no hay ninguna trama trepidante con un final épico que te ayude a decidir si te vas a llevar el libro a casa.

A los que habéis alcanzado estas páginas de «forma legal», leyendo todos los capítulos con diligencia, simplemente os deseo que este libro haya conseguido responder a todas esas preguntas que os llevaban atormentando desde vuestra infancia o que, al menos, hayáis encontrado información que os sirva para desentrañar esas cuestiones sin resolver por vuestra cuenta. Ahora bien, si habéis llegado hasta aquí, es probable que seáis gente curiosa que hace mucho tiempo que ha notado que obtener la respuesta a una pregunta a menudo provoca que aparezcan varias preguntas nuevas. O sea, que en cuanto aparquéis este libro en la estantería, no solo es posible que hayan quedado cuestiones sin responder, sino que, además, ahora estéis atormentados por preguntas adicionales.

Pero, ojo, porque aunque eso pueda parecer frustrante, en realidad, ese tormento es positivo: al fin y al cabo, nuestro conocimiento sobre el universo ha avanzado con el paso de los siglos precisamente porque cada descubrimiento abría ante nosotros un montón de nuevas incógnitas que nos animaban a seguir investigando el mundo que nos rodea. Por tanto, aconsejo que no os desaniméis y que sigáis buscando respuestas a las preguntas que os atormentan, porque podríais llegar a encontrar preguntas que nadie se había hecho antes. Y si conseguís encontrar la respuesta, añadiréis un poco más de información a la colección de cosas que sabemos sobre el universo.

¡Ya, claro! Tú quieres que la gente siga haciéndose preguntas para que te las envíen por correo electrónico a <jordipereyra@cienciadesofa.com> y así asegurarte de que no te quedas sin ideas para los artículos de tu blog.

Bueno, vale, reconozco que soy un beneficiario colateral de la curiosidad del ser humano... Pero te recuerdo que tú dejarías de existir si no fuera así, voz cursiva.

¡Es verdad! ¡Recuerda, lector anónimo: nunca dejes de hacerte preguntas! ¡Mantén viva la llama de la curiosidad por el bien de todos! ¡Por favor!

Ir a la siguiente página

Report Page