Reina

Reina


31 Mount

Página 34 de 45

3

1

M

o

u

n

t

No sabía que se podían tener celos de unas ollas, pero ver cómo Keira contempla los tres enormes alambiques de fabricación italiana me deja claro que sí, se puede.

—Seven Sinners también usa la triple destilación, ¿no? —pregunta Sullivan, y Keira asiente con la cabeza.

—Es el único proceso que ha empleado mi familia. Nuestro lema es «haz menos, pero que sea el mejor».

—Y el más fuerte —añade Sullivan con una carcajada—. Aquí lo entendemos bien.

Los dos se intercambian preguntas y respuestas hasta que no me cabe la menor duda de que Keira ha absorbido tanta información que podría volver a casa y rehacer por completo el proceso de fabricación de Seven Sinners. La discusión acerca de la minuciosa localización de los barriles, de la maduración, del proceso de mezclado y del embotellado me resultaría interesante en circunstancias normales, pero la atención absoluta de Keira vuelve el tema irresistible.

Al final de la visita guiada, que ha durado casi tres horas, Sullivan nos conduce a la sala de catas, donde hay un bar y también una tienda de regalos.

Keira observa el espacio, con evidente envidia.

—Mi asistente, Temperance, me estaría restregando ahora mismo todo esto mientras me suelta un «Te lo dije». —Cuando Sullivan y yo la miramos, continúa—: Lleva mucho tiempo detrás de mí para que haga algo igual. Que aceptemos visitas, que les enseñemos a las personas qué hacemos y por qué lo hacemos de esa manera para que establezcan un vínculo personal con la marca. Que caten el whisky y les encante, y que luego les vendamos todo lo que podamos antes de que se marchen. ¿Te importa si hago unas fotos?

—Adelante. Y lo has resumido a la perfección. Eso es precisamente lo que hacemos aquí —le asegura Sullivan—. No somos ni Jack Daniel’s ni Jameson, no somos una marca que vayan a comprar porque les suena el nombre. Pero una vez que alguien realiza la visita guiada, recordará el whisky Sullivan para siempre, y con un poco de suerte será un cliente fiel. Es un vínculo personal. Por eso, cuando construimos estas instalaciones, lo hicimos con las visitas guiadas en mente.

Keira suspira.

—Acabo de hacer una renovación total que nos ha transportado al siglo XXI… tarde, como de costumbre. Hemos añadido un restaurante y también le hemos hecho un lavado de cara a la destilería, pero empezar de cero y construir unas instalaciones para realizar visitas guiadas es imposible. Por no mencionar que también tenemos que modernizar la maquinaria.

—A lo mejor ahora no es el momento adecuado, pero tampoco llevas mucho tiempo al mando, ¿no? Tienes tiempo de sobra por delante para llegar hasta donde quieres.

—Con fondos ilimitados, tal vez… Voy a tener que hacer todos los pequeños cambios que pueda sin sacrificar la calidad. Tengo sitio para una tienda de regalos. Tenemos el restaurante. Pero me da en la nariz que a mis abogados les dará un ataque si menciono las visitas guiadas.

Sullivan sonríe.

—A la mierda los abogados. Solo ponen trabas. Busca la forma de que funcione. Somos únicos aquí en Dublín. Claro que puedes hacer visitas guiadas en el antiguo edificio de Jameson, pero allí no se hace whisky. Visitas un museo. Es estupendo para la gente que ya conoce la marca, pero si quieres adelantar a los demás, necesitas algo distinto.

Cuando nos sentamos a una de las mesas para catar varios tipos de whisky, la mente de Keira no está del todo concentrada en los sabores que Sullivan describe. Ya está trabajando en todo lo que él le ha dicho.

Y yo también.

Ir a la siguiente página

Report Page