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JHENSEN

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J hensen, agotado, realizó varias paradas antes de conseguir su objetivo. Había convocado una reunión en Ravenview con todos sus vampiros y aliados, además de los hombres de Rendall.

Lexy estaba en camino, la noticia sobre la caída del asesino del barrio francés salía en todas las noticias.

Aclamaban a mi amada como la heroína que salvó a New Orleans de la amenaza del asesino en serie, pero también me enteré de la desaparición de Marion, todos nos pusimos tensos ante el nuevo percance.

—Maldita sea, debí seguirla, pero tenía que traer a Darius —lamentó Dhangeur—. La estuve buscando por los alrededores del cuartel.

—La encontraremos, tenemos que confiar en ella, es una gran guerrera.

—Es una grandísima imprudente —exclamó Dhangeur, alterado.

Tessa trató de tranquilizarlo, aunque ella también se encontraba en estado de tensión. Todo se estaba saliendo de las manos y el tiempo pasaba vertiginoso.

Jhensen miró su reloj, impaciente, solo esperaban a Lexy y Dhark. Se tranquilizó cuando escuchó el motor de una camioneta.

—Son ellos —dijo Sadel.

Cuando por fin estacionaron, salieron del vehículo y Jhensen se acercó a su amada para darle un beso tan sentido que sorprendió a los demás vampiros.

—Todo esto es una locura. Espero que tengas razón.

—Confía en mí, Jhaenia, por favor —le suplicó casi al oído.

—¿Es cierto lo de Marion? —preguntó Lexy.

Jhensen afirmó con un gesto lleno de angustia y dijo:

—Empecemos la reunión, nos quedamos sin tiempo.

Decidió hacer el comunicado en la entrada de Ravenview, el tiempo apremiaba. Todas las criaturas lo rodearon, listos para escucharlo. Dio inicio a la sesión y les informó de la situación. Sus vampiros se extrañaron y maldijeron cuando les confesó que Seth estaba detrás de los ataques y de la muerte de Juliette.

—Bien, sé que están sorprendidos tanto como lo estuve yo al enterarme. Quiero su cabeza y lo quiero vivo, hagámoslo por Juliette y por todos los demás caídos.

Les enseñó el mapa con los puntos de posibles ataques y los dividió en 6 grupos para cubrir el triángulo.

—Pudimos vencer a los de Phenomena, podemos volver a hacerlo, con la única diferencia de que conocemos bien a nuestro rival.

—Lo atraparemos, jefe —dijo Jagger que se arrodilló y sacó su daga que alzó sobre su cabeza en señal de respeto y obediencia.

—No te quepa la menor duda —se unió Rendall, que aulló y se rompió la camisa, los ojos le brillaron y con varios rugidos se transformó en su forma de lobo.

Jhensen miró a Lexy, impresionada ante aquella transformación. Después de Rendall, los demás licántropos hicieron lo mismo.

—Nadie pone en peligro a los nuestros —añadió Dhark rugiendo.

—Por los caídos y por nuestra alianza, ese traidor pagará —anunció Dhangeur levantando el brazo hacia arriba, con sus ojos tintados de un azul eléctrico que hizo estallar un trueno en el cielo.

Jhensen se acercó a Lexy, sobresaltada ante aquellas demostraciones de habilidades. Le masajeó el brazo para tranquilizarla.

Los lobos aullaron y Sadel fue el último en manifestarse:

—Seth y Cassidy tienen sus horas contadas —afirmó con ojos que brillaron con destellos dorados.

Sadel estiró su brazo hacia arriba y de pronto una espada de luz se materializó en su mano derecha. Jhensen lo miró impresionado, muy pocas veces el nefilim había usado su arma secreta y sus peculiares habilidades: esta noche lo haría.

Seth acababa de tentar su suerte.

Cuando se disponía a dar la orden de ataque, Tessa apareció entre la multitud, con sus ojos celestes resplandecientes, mostrando su naturaleza sobrenatural.

—Como líder de los shaires también me uno a la batalla. Ese traidor pagará por todos sus crímenes.

Todos dirigieron sus miradas hacia a ella, impresionados al escucharla recitar frases en Leianialhen.[2]

Jhensen se acercó a Lexy para explicarle que Tessa estaba conjurando un hechizo de protección sobre todas las criaturas presentes.

Tessa alzó la voz con los brazos sobre la cabeza y una brisa impactó sobre todos. Así finalizó aquel conjuro. Lobos y vampiros rugieron.

Jhensen por fin dio la orden de inicio del ataque. La operación comenzó en ese preciso momento. Las criaturas fueron desapareciendo poco a poco rumbo a sus respectivas misiones.

Un lobo se acercó a Lexy, dejándola paralizada.

—No te asustes, Jhaenia, es Anika, te está saludando.

—Hola —murmuró Lexy tragando saliva.

Anika aulló y se giró para desaparecer en el bosque.

Jhensen tomó la mano de su amada, suspiró y le dijo:

—Deberías quedarte en la mansión con Ziva, aquí estarán seguras.

—No, de ninguna manera, prometiste que estaríamos juntos.

—No sé por qué tenía la seguridad de que me dirías eso, ¿no voy a poder convencerte?

—Ni se te ocurra.

—Bien, entonces no te separes de mi lado bajo ningún concepto.

—Prometido.

—¡Vayamos al cuartel!

La llevó de la mano por un sendero hacia el coche desde donde partirían hasta la estación del guardabosques.

 

 

 

 

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