Origin

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DHANGEUR

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D hangeur se materializaba de tramo en tramo en los alrededores del campamento de Rendall. Comenzó a perder la paciencia, maldijo a Marion y a él mismo por no obligarla a usar un puñetero móvil. Esa sería su misión en cuanto la encontrara.

¿Dónde demonios se había metido la insolente?

Caminaban de un lado a otro, como depredadores ansiosos encerrados en jaulas, intercambiando miradas con lobos y vampiros.

Te juro que te voy a matar, hermanita, más te vale que te encuentres bien.

Jagger se le acercó sigiloso.

—Demasiado tranquilo, colega.

—No me gusta nada, esto es inquietante.

Siguieron patrullando mientras los minutos corrían lentamente. Jagger le suplicó que se calmara, a lo que Dhangeur respondió con un gesto de furia que sobresaltó al segundo en mando.

No me provoques, gilipollas, que tengo ganas de aniquilar.

Cuando no pudo soportarlo más, envió un mensaje a Jhensen, pero se detuvieron en seco cuando escucharon un ruido que los dejó paralizados y alertas. Todos se prepararon para atacar, pero entonces apareció Cora, que se cayó, herida y débil.

Jagger se lanzó al suelo para abrazarla y estrecharla contra su pecho.

—¡Por Ashlay! ¿Dónde estabas?

—¡Marion, tienen que salvarla! —exclamó.

Dhangeur se estremeció al escuchar el nombre de su hermana. Se agachó para interrogarla.

—¿Qué dices? ¿Dónde está mi hermana?

Cora señaló hacia el sur con el dedo. Dhangeur tomó nota mental.

—Me rescató y se quedó en mi lugar, me obligó a atarla para que mi secuestrador se la llevara a ella.

—¿Que hizo qué? —dijo Dhangeur con un rugido gutural.

Maldita imprudente.

—Ya la conoces, no se le puede decir que no. Lo siento mucho —se excusó Cora envuelta en llanto.

—¿Viste a tu secuestrador? ¿Quién era?

—Un vampiro al que jamás he visto en mi vida y que está al mando de Seth. ¡Por Ashlay! ¡Seth es un traidor!

Cora le explicó todo y Dhangeur estuvo a punto de desmaterializarse para ir en busca de su hermana. Jagger lo detuvo del brazo pero recibió un tremendo puñetazo que lo tumbó al suelo.

Imbécil, bueno para nada.

—¡Joder! Solo estoy tratando de que seas coherente, no tenías por qué golpearme de ese modo—se quejó Jagger al tiempo que se frotaba la nariz.

—Dhangeur —intervino Cora—, tu hermana ya no está en ese lugar, se la llevó en una furgoneta.

—¿Estás segura?

La vampiresa asintió y Dhangeur tensó la mandíbula conteniendo su ira: se estaba envenenando por dentro.

¿En qué mierda estabas pensando, Marion?

Llamó a Jhensen para preguntar por su ubicación y se dirigió allí. Cuando apareció frente a Jhensen y Lexy, lo miraron expectantes. Llevó aire a sus pulmones y empezó a relatarles la nueva situación.

—¿Que hizo qué? —preguntó Jhensen alzando el tono de voz.

Dhangeur le contó todos los detalles, furioso y exaltado.

—¿Dónde intercambiaron lugares? —preguntó la detective.

Dhangeur la miró cons ojos furiosos y por fin le reveló el lugar de los hechos.

—No. No atacará como pensamos, ha cambiado de plan —anunció Lexy, sobresaltada.

Dhangeur se volvió hacia Jhensen, que parecía estar divagando, sumido en sus pensamientos.

Di algo, pedazo de idiota.

—Atacará en las inmediaciones del bayou Bourdeu —anunció Jhensen.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque ya sabe que lo tenemos rodeado. Sabe perfectamente que ese es un buen lugar para ocultarse. Se lo decía siempre, cuando lo entrenaba.

Jhensen dio instrucciones y se separaron. Dhangeur se dirigió al lugar donde se suscitó el intercambio, inspeccionó la zona con cuidado, pero supo que había llegado tarde cuando se fijó en las huellas de un vehículo. Cora tenía razón. Se estremeció ante la imagen de su hermana atada y herida.

Se concentró para reflexionar, Marion era astuta y estaba seguro de que habría dejado alguna pista. Escaneó el lugar con atención y giró sobre sí para darle un vistazo general. Se fue desmaterializando siguiendo los rastros del carro y envió un texto a Jhensen indicándole lo que estaba haciendo. Por fin, halló una furgoneta negra vacía; su corazón latió con violencia.

Más te vale que estés vivita, hermanita.

Caminó durante un buen rato sin encontrar nada, hasta que escuchó un ruido. Se le alargaron los colmillos y se quedó muy quieto, entonces lo vio todo a cámara lenta. Seth sujetaba a una prisionera a la que reconoció enseguida, Madison, la discípula de Rendall. No tuvo tiempo para informar a Jhensen. Caminó muy despacio, lo pillaría desprevenido.

—Lobita, siempre me has gustado, lástima que tengas que morirte.

Madison se agitaba sin poder librarse de su atacante. Dhangeur analizó lo que haría a continuación. Se desmaterializó para aparecer detrás de Seth con daga en mano, pero el vampiro sintió su presencia, soltó a la chica, que cayó al piso, y se giró hacia Dhangeur.

—¡Por Ashlay!, tú no vas a arruinar mi noche —amenazó Seth, navaja en mano.

—Oh, por supuesto que sí, maldito traidor —dijo y saltó hacia él para derribarlo.

Seth se desmaterializó y contraatacó a su espalda, pillándolo desprevenido. Dhangeur cayó al suelo, pero se recompuso rápido y de un salto se puso en pie. Seth logró quitarle la daga y ambos rodaban por la tierra.

—Infeliz, te voy a destruir.

—Lo dudo mucho —le dijo Seth con burla.

Se revolcaron hasta que Dhangeur recuperó la daga, pero Seth desapareció nuevamente.

Maldita sea, el hijo de puta estaba bien entrenado.

Se levantó de un salto y corrió hacia Madison, inmovilizada de pies y manos. Se agachó para cortar los amarres con su puñal: logró liberarla.

Seth apareció de nuevo y Dhangeur se levantó rápido, listo para continuar la lucha.

—Vale, de acuerdo, le concederemos el perdón a la lobita, pero no a tu hermanita. Ni tú ni Jhensen me lo van a impedir.

Dhangeur se enfureció y corrió hacia él, pero volvió a esquivarlo.

—Adiós, por ahora —le dijo a su espalda y se esfumó.

Dhangeur tembló de ira y sus ojos se oscurecieron desatando un fuerte estruendo sobre su cabeza…

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