Los grandes personajes de la Historia

Los grandes personajes de la Historia


27: Simón Bolívar » La gran estrategia libertadora

Página 174 de 268

La gran estrategia libertadora

Con una base estable en Angostura, Bolívar trazó una gran estrategia que le permitiese llevar a cabo la ambición que desde hacía años acariciaba: lograr no sólo la liberación de Venezuela, sino la de toda América meridional y articularla políticamente en un solo estado. Primero intentó, a comienzos del año 1818, abrirse paso hacia Caracas en la conocida como «Campaña del Centro» y en la que pese a varios éxitos militares fue definitivamente rechazado por Morillo. Si quería avanzar en su empresa tendría que ser más audaz, y lo fue tanto que el enemigo jamás esperó el golpe con que finalmente decidió atacar Bolívar. Contaba a su favor con que los adeptos a la causa de la independencia crecían a gran velocidad, y ya no era algo coyuntural. Con sus hechos de armas y sus escritos estaba logrando levantar un auténtico sentimiento patriota en la población. Según Demetrio Ramos, Bolívar «sabía que la diferencia capaz de asegurar el triunfo final consistía en que sus soldados eran verdaderos patriotas y luchaban en su tierra, si bien también reclutó extranjeros, sobre todo ingleses». Había recibido noticias de que uno de sus generales, Francisco de Paula Santander, había organizado un importante ejército cerca de Nueva Granada, y que otro, José Antonio Páez, había logrado reunir una formidable fuerza de caballería. Era el momento de asestar el golpe definitivo a Morillo.

En mayo envió a Páez a los valles de Cúcuta como maniobra de distracción mientras él reunía sus más de dos mil soldados con los mil trescientos de Santander y procedía a cruzar los Andes para atacar al enemigo en Nueva Granada. Tan temeraria era la empresa que la hacía descabellada; los españoles no podían esperar semejante estratagema y por eso habían concentrado sus fuerzas para hacer frente a Páez y asegurar la tranquilidad en Venezuela. Bolívar era consciente de todo ello. Mes y medio después ya había cruzado la gran cadena montañosa y comenzaba una serie de enfrentamientos con los realistas que culminaron en la batalla de Boyacá el 7 de agosto. El ejército español fue derrotado y se capturó a todos sus jefes y oficiales, con lo que toda la parte occidental de la América meridional quedó liberada, incluida Bogotá. El virrey Juan de Sámano, al enterarse de lo ocurrido, abandonó la capital apresuradamente, dejando allí el tesoro real intacto, calculado en un millón de pesos de oro. Era el derrumbe sin paliativos de toda la infraestructura militar e institucional española en Nueva Granada. Al comprender lo beneficioso de la situación, Bolívar regresó a Angostura y propuso al Congreso aprobar un proyecto de Constitución que fue admitido el 17 de diciembre de 1819. Ése fue el texto legal que fundó la República de Colombia, la que los historiadores llaman hoy «Gran Colombia» ya que incluía a las actuales Panamá, Colombia, Ecuador y Venezuela. De todos estos territorios los dos primeros estaban ya liberados, quedaban pues los dos últimos. El siguiente objetivo a batir era ahora la zona donde se concentraban las fuerzas españolas de Morillo, entre las cordilleras, los llanos y el mar.

Pero de nuevo los sucesos de España volvían a dar un giro a la situación. En enero de 1820 el militar español Rafael de Riego se sublevó en la provincia de Cádiz contra el gobierno absolutista de Fernando VII. De forma inesperada cayó el régimen absolutista y se restauró la Constitución de 1812. Para los rebeldes americanos la noticia era doblemente buena. En primer lugar, porque Riego se había levantado con las tropas de un ejército que estaba destinado a luchar contra los independentistas americanos y que ya no cruzaría el Atlántico. En segundo lugar, porque la repentina restauración del régimen liberal dividió internamente no sólo a la sociedad y la clase política españolas, con lo que el poder colonial quedaba todavía más debilitado, sino también a las tropas españolas en América. Conscientes de esta debilidad, las autoridades peninsulares se avinieron a negociar. El 25 de noviembre de 1820, Bolívar y Morillo firmaron un armisticio en Trujillo (Venezuela), y al día siguiente, un acuerdo de regularización de la guerra para suavizar las condiciones de la «guerra a muerte» cuando volviesen a estallar las hostilidades.

El armisticio apenas duró seis meses, durante los cuales Morillo cedió el mando de las tropas realistas al general Miguel de la Torre y regresó a España. De nuevo en guerra, el objetivo de Bolívar era ya Caracas, paso necesario para liberar de una vez por todas Venezuela e incorporarla de forma efectiva a la Gran Colombia. Los ejércitos de Bolívar y La Torre se encontraron el 24 de junio de 1821 en el campo de Carabobo. La victoria del Libertador fue absoluta gracias al despliegue brillante de las fuerzas de que disponía. El ejército enemigo quedó destrozado. De hecho, La Torre tuvo que huir con una parte reducida de sus hombres, perseguido por la caballería colombiana, a Puerto Cabello, donde resistiría asediado hasta 1823. Bolívar entró en Caracas el día 29 y permaneció el tiempo justo para dejar las cosas en orden. Su deseo era aprovechar que había liberado Venezuela y que Nueva Granada estaba en calma para atender el flanco débil de la República, el sur. Desde Bogotá marchó con un ejército para acabar con las partidas realistas al mando del coronel Basilio García en el límite meridional de Nueva Granada. Más allá esperaba el tercer territorio a incorporar a la República, Ecuador, donde resistían también las fuerzas españolas.

Ir a la siguiente página

Report Page