Los grandes personajes de la Historia

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40: Bill Gates » El chico de gafas al que le gustaba la electrónica

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El chico de gafas al que le gustaba la electrónica

Cuando nació William Henry Gates III, el 28 de octubre de 1955, buena parte de estos avances estaban todavía en pañales. Gates nació en el seno de una acomodada familia de Seattle (estado de Washington, Estados Unidos). Su padre, William Gates II (1925), era un conocido y respetado abogado de la ciudad que durante sus estudios en la Universidad de Washington conoció a la que acabaría siendo su mujer. Mary Maxwell Gates (1929-1994) pertenecía a una de las más importantes familias del Gran Noroeste. Su abuelo, J. W. Maxwell, fundó el First National Bank de Seattle, y sus padres, Willard (también banquero) y Adele Maxwell, pertenecían a lo más granado de la sociedad del momento. Mary destacaba por su viveza e inteligencia, que en la universidad la llevaron a ser líder estudiantil, mientras que Gates era un discreto, tímido y aplicado estudiante de derecho. Aunque a primera vista pareciese que no congeniaban, se casaron en 1951 y permanecieron juntos hasta el fallecimiento de ella cuarenta y tres años más tarde. Mary siguió las convenciones de la época y tras la boda abandonó su carrera como maestra para dedicarse a su familia y a las obras de caridad, entonces una ocupación prioritaria de las amas de casa de alta sociedad. Al igual que sus padres, alcanzó notoriedad social, llegando a formar parte del patronato de la Universidad de Washington y a ser directora de la organización benéfica norteamericana United Way International.

El matrimonio tuvo dos hijas y un hijo. La primera en llegar fue Kristi, nacida en 1951. Bill fue el segundo. Durante su infancia estuvo muy ligado a su madre. De hecho, antes de escolarizarle, ella solía llevarle a las conferencias voluntarias que impartía en escuelas de la ciudad. Desde muy temprano demostró ser un niño taciturno y muy curioso. Sus padres le inculcaron una educación estricta y competitiva, ya que fomentaban entre sus hijos los juegos y competiciones, siendo especialmente recordados en su ambiente familiar los que tenían lugar en la casa familiar de verano en el idílico entorno de Hood Canal: eran una mezcla de campamento y simulacro de juegos olímpicos que organizaba todos los veranos la familia Gates. Otro de los episodios más destacados de su infancia es que, con tan sólo siete años, Bill pudo visitar con el resto de su familia la Exposición Universal de Seattle en 1962, dedicada a los avances que marcarían el siglo XXI. En el certamen entró en contacto por primera vez con los ordenadores, ya que la computación era uno de los avances tecnológicos a los que más atención se prestó en dicho evento, y muy posiblemente fue una de las primeras ocasiones en las que pudo demostrar su talento natural en matemáticas y ciencias exactas.

Los padres de Gates eran defensores de la enseñanza pública, por lo que el niño acudió a la escuela primaria pública, aunque para la secundaria sus padres decidieron ingresarle en uno de los colegios privados más importantes del estado, el Lakeside School, en 1969. La decisión paterna estuvo ocasionada porque pensaron que su hijo estaría más atendido y dirigido en ese centro pues había comenzado a desarrollar cierta independencia emocional y rebeldía preadolescente en los años previos. Allí, a los trece años, Gates se inició en la informática y la programación.

En aquel entonces era infrecuente que una institución educativa contase con un ordenador entre las instalaciones dedicadas a la formación de sus alumnos, pero Lakeside era un caso distinto. El colegio tuvo la fortuna de que una compañía de la ciudad le ofreciese para fines educativos el uso de su ordenador a través de una línea de teletipo con terminal en la escuela. El Gates adolescente demostró de inmediato un gran interés por la novedad y comenzó a pasar largos ratos en el «cuarto del ordenador», que también frecuentaban otros chicos de la escuela, entre los que se encontraba uno dos años mayor que él, Paul Allen. Pese a la diferencia de carácter evidente entre ambos (Gates era competitivo y dinámico y Allen más tranquilo y contemplativo), entablaron amistad rápidamente y juntos comenzaron a realizar proyectos de programación que pronto se revelaron útiles y rentables. Así, en 1970 crearon el programa Traff-O-Data, utilizado para medir el tráfico en el área metropolitana de Seattle, con el que ganaron veinte mil dólares. Pese a que su buena posición familiar podía haberle facilitado el camino en aquel momento, Bill desde muy joven demostró querer ganar su propio dinero y labrarse una posición propia al margen de su familia. Era la primera vez que Gates evidenciaba cierto talento comercial, pero aquello no sorprendió demasiado a su entorno. Según uno de sus biógrafos, Paul Andrews, «el padre de uno de los amigos de infancia de Bill decía que tenía un olfato especial para los negocios». Su trayectoria posterior confirmaría esta temprana impresión.

Gates se graduó en Lakeside en 1973. Aunque ya con anterioridad Allen y él habían estado explorando la posibilidad de empezar a trabajar en compañías de informática e incluso habían hablado de crear la suya propia, los padres de Bill insistieron en que finalizase sus estudios acudiendo a la universidad. Este deseo se materializó en la aceptación de la solicitud de ingreso del joven en la Universidad de Harvard, por lo que tuvo que trasladarse desde su hogar paterno en la costa Oeste hasta Cambridge (estado de Massachusetts). Allí pensó durante un tiempo en seguir los pasos de su padre y estudiar derecho, pero lo que realmente le atrajo y comenzó a absorber su tiempo fue el Harvard Computer Center, un centro universitario en el que por fin podía tener a su alcance ordenadores para el aprendizaje y desarrollo de programas informáticos. De hecho, la computación era la actividad que consumía prácticamente todo su tiempo. Como recuerda el actual director ejecutivo de Microsoft, Steve Ballmer, que fue de los pocos amigos duraderos que hizo Gates en la universidad, éste se entregaba con pasión a lo que llamaba su atención: «Él estaba completamente dedicado a lo que estuviese haciendo. Podía entrar en su habitación y tirarse directamente sobre la cama sin desvestirse, cama que por supuesto estaba sin hacer porque no tenía nunca tiempo para eso… Sencillamente se quedaba dormido… con la puerta abierta y vestido de arriba abajo… y en cuanto había descansado, ¡bum! De pie y a la siguiente cosa que tuviese que hacer».

Pero pronto se desencantó con el ambiente y la educación universitarios. Intentó estudiar matemáticas, pero desistió en cuanto se dio cuenta de que no podía ser el primer estudiante de Harvard en la materia. Al final encontraría un motivo para dejar la universidad, y sorprendentemente se lo proporcionó su antiguo compañero del colegio, Paul Allen. Después de graduarse, Paul se había trasladado de Seattle a Boston (ciudad vecina a Cambridge, donde se encontraba el campus de Harvard) ya que había aceptado un empleo allí. En diciembre de 1974 vio la cubierta de la revista Popular Electronics y corrió al campus para enseñársela a su amigo. La revista llevaba la noticia del lanzamiento, previsto para el 1 de enero de 1975, del Altair 8800, el primer microordenador puesto a la venta en el mercado. Para ambos fue evidente que una nueva era había comenzado.

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