Los grandes personajes de la Historia

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32: Winston Churchill » El hombre que plantó cara al nazismo

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El hombre que plantó cara al nazismo

De pocos políticos del siglo XX se ha escrito tanto como de Winston Churchill. Este hecho no se ha debido a su dilatada carrera política en su país de origen, Gran Bretaña; a su personalidad polémica, provocadora e incluso polemista; ni siquiera a haber sido un escritor prolífico y exitoso. La imagen de Churchill está asociada en la memoria colectiva europea a la Segunda Guerra Mundial. Para ser más exactos, al año que transcurrió entre julio de 1940 y julio de 1941, cuando estuvo al frente del gobierno del único país de Europa que había quedado en pie después de haber declarado la guerra al Tercer Reich. Fueron esos meses heroicos de resistencia ante la potencia militar que arrasaba el continente los que elevaron a Churchill desde la categoría de político hasta la de símbolo colectivo de lucha contra el fascismo, la violencia y la sinrazón. ¿Quién estaba detrás de la imagen de ese hombre que caminaba por las ruinas en llamas del Londres bombardeado por la Luftwaffe comprobando el estado en que había quedado la ciudad y animando y consolando a sus habitantes? Ésta es una pregunta a la que sólo el acontecer de su ajetreada vida puede dar respuesta.

La primera mitad del siglo XX fue un tiempo de crisis prolongadas y transformaciones radicales. Si el siglo comenzó con la hegemonía mundial de las potencias europeas, que dominaban el mundo mediante inmensos imperios coloniales, cuando frisaba su ecuador aquellos imperios estaban en vía de desvanecerse y la hegemonía mundial había pasado a dos nuevas superpotencias, Estados Unidos y la Unión Soviética. Gran Bretaña vivió aquellas décadas como un tiempo de profunda reestructuración. Comenzó el siglo cediendo a Estados Unidos el puesto de primera potencia económica mundial y llegó a 1950 con el proceso de desguace de su imperio colonial, el primero del mundo, ya puesto en marcha. No fueron unos años sencillos. Dos guerras mundiales (la Primera entre 1914 y 1918 y la Segunda de 1939 a 1945) fueron los trágicos jalones que marcaron el discurrir de los británicos y de todos los europeos, puesto que fue la vieja Europa uno de los escenarios en los que se vivió con mayor intensidad las calamidades de dos conflictos bélicos cuyas dimensiones nunca se habían conocido antes. En ese tránsito de primera potencia imperial del mundo a nación replegada en su insularidad europea es en el que se enmarca la vida y la acción política de Churchill.

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