Los grandes personajes de la Historia

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El gran salto

IBM (International Business Machines) era una de las más antiguas empresas presentes en el sector de la informática. De hecho había sido la primera en comercializar calculadoras y computadoras electromecánicas en los años cincuenta, antes de que apareciese la revolucionaria novedad del microprocesador que en los setenta permitió la creación de los microordenadores. Evidentemente no quería quedarse al margen del importante mercado que se abría y a comienzos de los ochenta estaba preparando el lanzamiento de su propio microordenador, bautizado con el nombre de PC (Personal Computer). Para ello necesitaba que una empresa desarrollase el software adecuado para el PC, indispensable para el éxito comercial de la operación. Esa empresa fue Microsoft y Gates fue quien lo hizo posible. En noviembre de 1980 tuvieron lugar los primeros encuentros entre directivos de IBM y la pareja Gates-Allen. El desafío era importante: el fabricante de ordenadores deseaba un sistema operativo propio para sus aparatos, y de nuevo la juventud de sus interlocutores no le convenció al principio. Allen y Gates recurrieron a un golpe de efecto para hacerse con el encargo. Convencieron a la compañía para que les ofreciese una oportunidad, compraron por cincuenta mil dólares un sistema operativo ya existente (DOS, Disk Operating System) y lo adaptaron a los ordenadores de IBM, creando el MS-DOS (Microsoft Disk Operating System). Después de presentar el producto al cliente, éste no sólo quiso que se instalase en sus ordenadores, sino que solicitó la compra a Microsoft del código fuente y sus derechos, opción a la que Gates y Allen se negaron. Debido a ello IBM se vio obligada a pagarles una licencia de instalación de cada copia del sistema operativo en sus máquinas. Poco después, Microsoft comenzó a vender su sistema operativo a otros fabricantes de ordenadores que se fueron introduciendo en el mercado a imitación de los productos de IBM. El resultado fue que hacia 1983 un treinta por ciento de los ordenadores del mundo funcionaban con software de Microsoft, cuyos beneficios ascendieron a los dieciséis millones de dólares.

Pero IBM no fue la única empresa importante para la que comenzaron a trabajar. En abril de 1976 dos antiguos amigos de instituto que una vez graduados habían trabajado para empresas informáticas de Silicon Valley, Steve Wozniac y Steve Jobs, fundaron su propia empresa: Apple Computer. En 1980 alcanzaron importantes niveles de ventas y prestigio en el sector gracias a su microordenador Apple III, al que siguió el que se ganó la reputación de «máquina perfecta», el Macintosh. Este éxito se basaba en la incorporación de componentes externos y una presentación gráfica que hacían mucho más fácil e intuitivo el uso del ordenador, lo que permitió atraer a buena parte del público que hasta entonces rechazaba la informática por considerarla algo difícil y sólo apta para iniciados. Microsoft fue contratada para desarrollar algunos de los programas destinados a los ordenadores Apple, aunque pronto la colaboración entre ambas empresas acabó convirtiéndose en competencia.

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