Los grandes personajes de la Historia

Los grandes personajes de la Historia


36: Nelson Mandela » Un abogado interesado en la política

Página 234 de 268

Un abogado interesado en la política

En 1941 se produjo un encuentro que marcó la vida de Nelson Mandela. Cuando no llevaba ni un año en Johannesburgo le presentaron a Walter Sisulu, uno de los más desatacados activistas del Congreso Nacional Africano (ANC), el partido político fundado en 1912 con el objetivo de acabar con la discriminación de la comunidad negra y lograr para ella una representación política en el Parlamento. Sisulu recuerda bien la primera impresión que le causó Mandela: «Me impresionó al instante su porte, su manera de acercarse… era brillante, un joven muy despierto», y enseguida se dio cuenta de su potencial para el partido. Según él mismo ha declarado, «tenía al hombre adecuado y si podía, quería desarrollarlo al máximo posible». Quizá como un primer paso para lograrlo le brindó la oportunidad de tener una mayor estabilidad laboral. Desde su llegada a la ciudad había ejercido como guardia en unas instalaciones mineras, pero de la mano de Sisulu comenzó a trabajar para un bufete de abogados.

En esta época combinó el trabajo con la continuación de sus estudios, siguiendo la carrera de leyes en la Universidad de Sudáfrica, y con sus primeras actividades en el Congreso Nacional Africano. Como señala Rick Stengel, «Walter [Sisulu] comenzó a llevarle a reuniones y, tal y como había hecho de jovencito, observaba y callaba, escuchaba los discursos, captó la variedad de opiniones y comenzó a politizarse. En la organización fue subiendo muy despacio, era muy tímido y se daba cuenta de que su inglés no era muy bueno, así que en la primera etapa no habló demasiado». También en esta época comenzó a construir su vida familiar apartado de los Tembu. En Johannesburgo entró en contacto con la familia de Sisulu y enseguida captó su atención su prima, Evelyn Ntoko Mase, con la que contrajo matrimonio en 1944 en una ceremonia civil porque no podían permitirse una boda tradicional. Juntos tendrían cuatro hijos antes de su divorcio en 1958.

Su perfil político se fue reforzando con el tiempo. La Segunda Guerra Mundial fue un tiempo de sacrificios para Sudáfrica, que había adquirido su independencia en el seno de la Commonwealth británica en 1934 y, por tanto, había entrado en la guerra en apoyo de Gran Bretaña. La población negra no vio recompensado su esfuerzo y, en cambio, adquirió una mayor conciencia política durante esos años. Fue por entonces cuando Mandela comenzó a frecuentar a un grupo de jóvenes militantes del partido, reunido en torno a Anton Lembede, que se propusieron replantear las tácticas de la dirección, basadas en el respeto al marco institucional vigente y la solicitud de un cambio dentro de los estrechos cauces que permitía. Frente a esto, el grupo de jóvenes comenzó a desarrollar un mensaje de nacionalismo africano radical, muy en la línea de los movimientos descolonizadores que fraguaron en África en esa década, y consideraban como base de su acción el principio de autodeterminación nacional frente a los colonizadores. En el grupo, además de Mandela, también estaban Sisulu y un viejo compañero suyo de Fort Hare, Oliver Tambo, que se convertiría desde entonces en su íntimo amigo. En septiembre de 1944 fundaron en el seno del partido la Liga Juvenil del Congreso Nacional Africano (ANCYL). En palabras del periodista Allister Sparks, «en la comunidad negra se seguía dando la actitud de “sí, amo; no, amo” y creo que ese tipo de comportamiento se había extendido a la mayoría de los miembros del CNA y eso es lo que Mandela estaba desafiando y cambiando con la militancia que él, Sisulu y otros trajeron mediante la Liga Juvenil».

Sin embargo, los años siguientes de la Liga y del Congreso Nacional Africano se verían marcados por un ambiente cada vez más siniestro. En 1948 el Partido Nacional ganó las elecciones (en las que participaban sólo blancos) con un programa de institucionalización de la segregación racial completa en Sudáfrica. La puesta en marcha de este programa tuvo como resultado la construcción en los años siguientes de un régimen que consagraba en las leyes y en la práctica la discriminación para la comunidad negra, llegando incluso a la segregación física de ésta. El nuevo sistema político recibió el nombre de apartheid, voz neerlandesa que significa «apartamiento, separación» y que en afrikáans (variedad del neerlandés hablada en Sudáfrica por los descendientes de los colonos holandeses) adquirió el sentido concreto de «segregación racial». Ante la nueva situación el auditorio del discurso radicalizado de la Liga Juvenil se amplió de forma exponencial, y ésta comenzó a proponer campañas no violentas de boicot, nocooperación, desobediencia civil y huelgas como instrumentos para presionar al gobierno y entorpecer la aplicación de las leyes segregacionistas. Mandela tuvo un papel destacado y creciente en la organización de estas acciones. Sorprendió a sus compañeros por su disciplina y su inagotable capacidad de trabajo, empezando a adquirir por ello cierta relevancia pública. Como asevera Sparks, «Mandela representaba la línea divisoria, el cambio del viejo enfoque constitucional a otro más desafiante, fortalecido y agresivo, eso le dio una imagen muy particular, se convirtió en el símbolo de la militancia para la juventud de aquella época y eso lo transmitió al Congreso Nacional Africano».

Gradualmente fue escalando puestos en la organización: en 1948 fue elegido secretario nacional de la Liga Juvenil y en 1951, su presidente. Para entonces la militancia del Congreso Nacional Africano había llevado a los principales cargos directivos a miembros de la Liga (con Sisulu a la cabeza como secretario general) para adecuar el partido a la nueva situación, y desde esta última se diseñó (en un comité del que formaban parte Mandela, Sisulu, Tambo y otros) el nuevo programa del partido, más radical y cercano a los postulados de la organización juvenil. La nueva estrategia del partido no tardó en acarrear problemas legales a sus dirigentes y militantes. En 1952 el Congreso lanzó una «campaña de desafío» al apartheid que fue coordinada por Mandela en todo el país, por lo que el gobierno le encausó junto con Sisulu y otros dieciocho militantes con la acusación de haber violado la legislación anticomunista. El tribunal dictaminó que los acusados habían promovido entre los militantes sólo acciones pacíficas, así pues fueron absueltos, un golpe de fortuna que no se repetiría más adelante. Pese a ello se restringió su libertad de movimientos y de comunicación, y no se le permitía acudir siquiera a las celebraciones de cumpleaños de sus hijos. En momentos tan difíciles superó el examen de admisión a la abogacía profesional, y a continuación abría junto a Tambo el primer bufete de abogados de Sudáfrica para población negra. Para Rick Stengel, «se convirtió en La Meca de todas las personas negras que tenían problemas legales en Sudáfrica. Sólo existía ese bufete de abogados y la gente acudía a visitarles. Para entrar todos los días en su despacho tenía que abrirse paso entre docenas de personas que esperaban en el vestíbulo para verle».

Al año siguiente, el Congreso Nacional Africano comenzó a temer seriamente que el gobierno lo ilegalizara, por lo que encargó a Mandela que preparase un plan para que el partido pudiese continuar su actividad en la clandestinidad. Tomando como referencia su apellido, se le llamó «Plan M». Durante la década de los cincuenta se le prohibió aparecer en público varias veces (la primera en 1953 por dos años y la segunda en 1956 por cinco años más), prohibiciones hacia las que progresivamente fue desarrollando una actitud menos beligerante ya que, como él mismo afirmó con posterioridad, no estaba dispuesto a convertirse en su propio carcelero. Por eso continuó organizando actividades para el ANC en el ámbito privado y trabajando en su despacho de abogado. Pero todas sus prevenciones no sirvieron para aliviar el cerco en torno a su persona. En diciembre de 1956 fue arrestado junto a otros ciento cincuenta y cinco miembros del partido acusados de traición. Aunque fue liberado más tarde, quedaba pendiente de la celebración de un juicio que le podía costar muy caro.

Semejante vorágine política y personal fue demasiado para su matrimonio con Evelyn, que tuvo que sufrir privaciones y soledad por la actividad de su marido. Se separaron en 1955 y se divorciaron oficialmente tres años más tarde. Pero poco después encontraría a quien se convertiría en su segunda esposa, Winifred Nomzamo Zanyiwe Madikizela, conocida entre sus amigos como «Winnie». Con ella contrajo matrimonio en junio de 1958, poco después de formalizar el divorcio con Evelyn. A diferencia de su boda anterior, ésta se celebró siguiendo el estilo tradicional, en una iglesia de Bizana, aunque no tuvieron ni tiempo ni dinero para hacer una luna de miel, ya que el novio tenía que comparecer de nuevo ante los tribunales para hacer frente a su procesamiento por traición. Los escasos momentos de felicidad que pudo vivir tras la boda se verían pronto empañados por los nubarrones que se cernían sobre su futuro.

Ir a la siguiente página

Report Page