Los grandes personajes de la Historia

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37: Juan Pablo II » El Papa del telón de acero

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El Papa del telón de acero

Cuando en 1978 el cardenal polaco Karol Wojtiła fue elegido Papa, la multitud congregada en la plaza de San Pedro se preguntaba si el nuevo pontífice era africano. ¿Wojtiła? Los periodistas que cubrían la noticia no sabían pronunciar ni escribir su apellido. Sin embargo, el 3 de abril de 2005 los medios de comunicación de todo el mundo anunciaban la muerte de un hombre cuyo magisterio moral había logrado reconocimiento más allá de los límites de la Iglesia católica. Lo que sucedió para que un joven actor de teatro, deportista y poeta, un seminarista clandestino bajo el nazismo, un arzobispo enfrentado a un régimen comunista y un Papa tan innovador por su ecumenismo como conservador por su moral se convirtiese en un auténtico fenómeno de masas es la historia que se cuenta a continuación.

El 18 de mayo de 1920, en una Polonia que acababa de estrenar su independencia tras el final de la Primera Guerra Mundial nacía Karol Józef Wojtiła. «Lolús» como le llamaban cariñosamente en casa o «Lolek» como lo hacían sus amigos del colegio, era el tercer hijo de Karol Wojtiła y Emilia Kaczorowska. De sus dos hermanos mayores sólo vivía por entonces el primero, Edmund, pues la segunda, Olga, había muerto a los pocos meses de nacer. La familia Wojtiła vivía en el pequeño pueblo de Wadowice, situado al sur de Polonia, en una zona fuertemente rural. El domicilio familiar, hoy convertido en museo, era más bien pequeño ya que se limitaba a una cocina y dos habitaciones, una de las cuales daba a la inmediata iglesia de Santa María, parroquia habitual de la familia que era católica.

La educación que Karol Wojtiła recibió durante su infancia fue estricta pero al tiempo afectuosa y muy determinante en su posterior personalidad. Su padre, sastre de formación, servía como oficial en el ejército polaco (con anterioridad lo había hecho en el austro-húngaro) e inculcó en su hijo el gusto por el deporte, especialmente el fútbol, la natación y los largos paseos por el monte, así como un fuerte sentido de la responsabilidad y la disciplina. Su madre, de salud muy delicada, era una católica fervorosa que le enseñó las primeras nociones religiosas que recibiría en la vida. De este modo, entre excursiones, vida familiar y juegos con los compañeros de la escuela primaria de Wadowice y después de la estatal Marcin Wadowita, discurrieron los primeros años de su vida. En 1929, con sólo nueve años el joven Wojtiła perdía a su madre, por lo que su padre, que ya dos años antes se había retirado para atenderla, quedó al cargo de los dos hijos.

Entretanto, el devenir político de Europa preparaba las bases para un futuro conflicto armado. Aunque el final de la Primera Guerra Mundial en 1918 había supuesto la independencia de Polonia, su situación geográfica, entre una Alemania económicamente devastada y en la que comenzaba a germinar el fascismo y la recientemente cristalizada URSS de Stalin, hacía del país una zona muy inestable. Entre abril y octubre de 1920 tenía lugar la guerra ruso-polaca que finalizaría con la derrota de los primeros gracias a la ayuda de las tropas francesas que detuvieron el avance de las rusas a la misma puerta de Varsovia. Polonia se convertía junto con Rumanía en una suerte de cordón sanitario frente al comunismo. Pero su comprometida situación conduciría a la necesidad de firmar pactos de no agresión tanto con la URSS en 1932 como con Alemania en 1934.

Para entonces una nueva desgracia se cernía sobre la familia Wojtiła, pues en 1932 Edmund, que trabajaba como médico en el cercano hospital de Bielsko Biala, murió contagiado de escarlatina. Karol se había convertido en hijo único y la unión con su padre se hizo aún más fuerte. Por ello cuando al finalizar sus estudios de secundaria se planteó comenzar una carrera universitaria, ambos decidieron no separarse, y juntos se trasladaron a vivir a Cracovia, donde el joven Wojtiła ingresó en la Universidad Jagelónica. Matriculado en la Facultad de Filosofía en Filología Polaca, cursó asignaturas de etimología polaca, lengua rusa, teatro y drama polacos del siglo XVIII…

El interés de Wojtiła por el teatro ya se había iniciado durante sus estudios de secundaria cuando de la mano de su profesor Mieczylaw Kotlarczyk debutó en el teatro escolar de Wadowice. Según parece, poseía una buena voz y gusto por la declamación y la poesía. A su llegada a la universidad encontró un grupo de compañeros que compartían su afición por el teatro y con los que, junto con su antiguo profesor Kotlarczyk, formó un grupo teatral. Además, a través de uno de sus compañeros, Juliusz Krydynski, empezó a frecuentar las reuniones literarias y musicales de casa de los Szokocka en las que se leían versos de autores contemporáneos y composiciones propias. Sin embargo esta apacible vida de estudiante se vería truncada un año después. El 1 de septiembre de 1939 las tropas alemanas de Hitler invadían Polonia. Había estallado la Segunda Guerra Mundial.

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