Los grandes personajes de la Historia

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38: Margaret Thatcher » Una juventud en tiempos difíciles

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Una juventud en tiempos difíciles

Margaret Hilda Roberts nació el 13 de octubre de 1925 en Grantham, una pequeña ciudad en la comarca inglesa de Lincolnshire. Era la segunda hija de Alfred Roberts y su esposa Beatrice Ethel Stephenson. Ambos pertenecían a la Iglesia metodista, de la que eran fervientes practicantes, y su padre trabajaba en la tienda de ultramarinos que tenía en propiedad. La familia vivía en la casa que había sobre dicha tienda, y las dos hijas tuvieron una infancia que si bien no estuvo marcada por la pobreza que en aquellos años acorralaba a las clases humildes, pues el negocio familiar ya prosperaba antes de la guerra, en cambio sí que fue de una austeridad espartana, marcada por el carácter sobrio de su padre y la severidad del credo metodista. La niña se formó en un núcleo de relaciones sociales muy volcado hacia la congregación religiosa a la que pertenecían, en la que desempeñaban un papel relevante los principios de ayuda mutua, caridad y sinceridad. También en su casa vivió el interés por la política, ya que su padre fue concejal independiente del ayuntamiento por un tiempo. Aunque no perteneciese al Partido Conservador, la ideología que se respiraba en su hogar coincidía en buena medida con los principios tradicionales que defendía el partido tory.

El padre de Margaret, que no pudo completar sus estudios, estuvo decidido desde el principio a que su hija pudiese acceder a la educación que él no pudo tener y que tanto admiraba. Asistió a la escuela pública local y posteriormente cursó enseñanza secundaria en el colegio para señoritas Kesteven & Grantham de su ciudad natal, donde sus buenas calificaciones le permitieron obtener becas con las que sufragar los gastos escolares y que finalmente le proporcionarían la oportunidad de acceder a una beca para ir a la Universidad de Oxford. En el Somerville College de dicha institución ingresó en octubre de 1943 para realizar estudios de ciencias químicas. Su tutora de entonces fue Dorothy Hodgkin, especialista en cristalografía de los rayos X y ganadora en 1964 del Premio Nobel como reconocimiento a las posibilidades que esta técnica brindaba para investigar las estructuras de importantes sustancias bioquímicas. La profesora Hodgkin siempre guardó un buen recuerdo de Margaret a su paso por las aulas: «Yo la clasificaba como buena [estudiante]. Se podía siempre confiar en que realizase un ensayo correcto y bien interpretado».

El contexto de la Segunda Guerra Mundial hizo su experiencia cotidiana en Oxford bastante más dura de lo que en principio se podría esperar, ya que parte de las instalaciones y los recursos de la universidad habían sido militarizados para el desarrollo de experimentos que se consideraban entonces prioritarios. El carácter serio que había absorbido la joven de su ambiente familiar le llevó a dar una absoluta prioridad a los estudios. En este campo, según su biógrafo Hugo Young, sus compañeros de Oxford «se acuerdan de que se manejaba muy bien en el laboratorio, que estudiaba mucho, era eficiente y muy organizada, pero nada indica que fuera particularmente brillante en teoría química». Pese a ello realizó sus estudios con una eficacia sorprendente y con buenas calificaciones. Siempre le quedó de aquellos años un vivo interés por la ciencia y por el método científico, que, junto al credo metodista de sus padres, muchos han señalado como las influencias fundamentales en la forja del temperamento de la joven Thatcher.

Al mismo tiempo fue en la universidad donde empezó a desarrollar su militancia política, al ingresar en la Asociación estudiantil conservadora de Oxford, de la que llegó a ser elegida presidenta, y en cuyo seno conoció a varios políticos importantes del momento. Ejerciendo esta responsabilidad vivió la derrota conservadora en las elecciones de 1945, posiblemente uno de los factores esenciales que la llevaron a dar un paso y poner en práctica su vocación política cuando terminase la carrera, lo que sucedió en 1947, año de su graduación en ciencias químicas. Mediada la veintena, el conjunto de influencias y estímulos que había recibido impulsaron su decisión de luchar para abrirse camino en un ámbito poco propicio a la participación de las mujeres, la política.

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