Los grandes personajes de la Historia

Los grandes personajes de la Historia


13: Marco Polo » El viajero de las maravillas

Página 81 de 268

El viajero de las maravillas

En 1271 un joven de diecisiete años, Marco Polo, abandonó su ciudad natal en compañía de su padre y su tío para comenzar un viaje que le mantuvo alejado de su patria durante veinticuatro años. En ese período de tiempo atravesó todo el mundo conocido hasta Extremo Oriente donde entró al servicio del más poderoso monarca de su tiempo, al que sirvió eficientemente y del que recibió honores y riquezas. Sin embargo abandonó todo esto para volver a Italia y llevar una vida modesta, alejado de las maravillas que había conocido y que dejó recogidas en un libro. Muchos son los interrogantes que rodean la vida del comerciante más célebre que ha dado a la Historia la Serenísima República de Venecia, comenzando por los datos exactos sobre su vida y acabando por la veracidad del relato en que contó su viaje y que fue el cimiento de su fama. De lo que en ella hay de cierto e imaginado se dará cuenta en las siguientes páginas.

En el siglo XIII Venecia ya era una de las ciudades más importantes de Europa. Hacía más de cien años que era uno de los núcleos comerciales más activos del continente gracias a su hegemonía en el comercio con la costa oriental del Mediterráneo. Las caravanas que desde Asia traían ricas telas, perfumes, plantas medicinales, especias, perlas, piedras preciosas y mercancías de valores fabulosos llegaban a los puertos musulmanes y bizantinos donde eran embarcadas en navíos de los comerciantes venecianos que desde la ciudad de la Laguna las distribuían por toda Europa, labrando así su prosperidad.

Las bases de este comercio estaban en los territorios estratégicos que los venecianos habían conquistado en el mar Adriático y el Mediterráneo oriental y en la alianza que desde el año 1082 mantenían con el emperador de Bizancio, que les permitía comerciar sin restricciones en su territorio. Al mismo tiempo, el contacto de la civilización europea con el Próximo Oriente gracias a las Cruzadas y las peregrinaciones a Jerusalén había crecido de forma muy notable desde el final del siglo XI. Esto había producido que los productos asiáticos se conociesen cada vez más en Europa y que en consecuencia su demanda creciese de forma sostenida. Se trataba de mercancías cuyo origen se situaba en tierras lejanas y que sólo estaban disponibles en cantidades muy reducidas, lo que hacía que su valor fuese muy elevado y que el comercio con ellas resultase muy lucrativo. Ciertamente los mercaderes venecianos habían sabido hacerse en poco más de un siglo con un mercado privilegiado en el que apenas tenían competencia. La única potencia marítima que podía intentar desbancarles era Génova, cuya posición era muy potente en el Mediterráneo occidental pero que apenas había penetrado en el comercio de los productos asiáticos.

Ir a la siguiente página

Report Page