Los grandes personajes de la Historia

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13: Marco Polo » De regreso a Europa

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De regreso a Europa

Pese a que la fortuna de los Polo en China estaba siendo favorable, solicitaron a Kubilai kan permiso para regresar por razones desconocidas. Es presumible que el rey se resistiese a dejar marchar a quienes se habían convertido en valiosos sirvientes. El profesor Rossabi afirma que «habían desempeñado para él un papel importante como enviados extraordinarios. Le habían ayudado a interpretar y traducir textos latinos y en otras lenguas de modo que realmente los valoraba. Seguramente no deseaba dejarles partir de China en aquel momento». Pero la ocasión se presentó en 1292. En aquel año el Gran Kan había concertado el matrimonio de una joven princesa de su familia, que aparece en las fuentes con el nombre de Cocachín o Cogatim, con un alto dignatario persa o tártaro. Por ello encargó a los tres comerciantes venecianos que escoltasen a la princesa hasta Ormuz y, en caso de cumplir con éxito la misión y entregarla allí a los enviados de su futuro marido, quedarían libres para regresar a Occidente. Se proyectó un viaje por vía marítima, siguiendo en sentido inverso la ruta que originalmente pensaron los Polo para llegar a China. Fue preparado con detalle y a los venecianos se les volvió a entregar el salvoconducto sellado y una partida de fondos para facilitar el desarrollo del viaje. Ésta se les entregó en papel moneda, inventado ya por los chinos y con validez incluso en algunos territorios fuera de sus fronteras. Partió un séquito marítimo de varios navíos, pero una sucesión de tormentas y enfermedades diezmaron la tripulación y el pasaje. Llevó un año entero llegar hasta el puerto persa de Ormuz, donde arribaron en 1293.

Allí los Polo se separaron de la princesa, quien, según Marco, les concedió una pequeña escolta para que llegasen salvos a un punto desde el que navegar a Venecia. Ese puerto fue Trebisonda (en la actual costa turca del Mar Negro), capital de un reino aliado de los genoveses. En él fueron víctimas de un atropello ya que se les requisó buena parte del equipaje que traían desde China, incluyendo las ganancias de todos los años de comercio durante su estancia en Extremo Oriente. Como afirma el profesor Cosmo, «los beneficios de los diecisiete años que pasaron en China estaban aparentemente perdidos. Sabemos de esta pérdida gracias a documentos notariales encontrados en Venecia, que describen un intento del gobierno veneciano para recobrar las pérdidas de los Polo». Efectivamente, parece que en 1301 Génova pagó como indemnización por este episodio mil libras en moneda veneciana a la familia de comerciante.

Pese al episodio, los tres viajeros pudieron salvar lo suficiente como para embarcarse y llegar a Venecia veinticuatro años después de haber partido de allí. Los problemas que debieron de encontrar al llegar no fueron menores. En palabras del profesor Cosmo, «parece que incluso sus familiares tuvieron problemas para reconocer a aquellos tres hombres. Tras una ausencia tan larga apenas hablarían, y con dificultad, su lengua nativa. Estaban más familiarizados con el persa, el turco y el mongol que con el italiano. Su vestimenta era oriental. Sus caras no les eran familiares. Sin duda alguna encontraron un mundo muy distinto a su regreso, pero probablemente porque ellos habían cambiado más que Venecia». Marco Polo regresaba con cuarenta y un años a su hogar con una dilatadísima y valiosa experiencia pero sin las riquezas que le había proporcionado su gran viaje.

Pero la estancia en Venecia de Marco Polo no fue por mucho tiempo. Génova estaba en guerra con Venecia desde 1293, en uno de los frecuentes episodios bélicos entre las dos repúblicas rivales por hacerse con el control del comercio en el Mediterráneo. En septiembre de 1298, Marco estaba a bordo de una galera veneciana que intervino en el combate naval frente a Curzola (la actual Korčula, en la costa adriática de Croacia). La embarcación fue asaltada por los genoveses, que llevaron presos a todos sus pasajeros hasta Génova. Durante todo un año estuvo en prisión y fue entonces cuando coincidió con Rustichello de Pisa, que se encargaría de poner por escrito sus vivencias en China.

En 1299 Marco Polo fue liberado y regresó a Venecia, donde por fin pudo instalarse y dedicarse a sus negocios. Ha llamado poderosamente la atención que con posterioridad a su viaje a China no se dedicase a empresas comerciales a gran escala con Asia. Su padre murió hacia 1300 (su tío Marco el Viejo lo había hecho ya con anterioridad), y el resto de la familia siguió manteniendo el contacto con Constantinopla, aunque siempre para negocios de tráfico de productos asiáticos a pequeña escala. Se sabe que contrajo matrimonio con Donata Badoer y que tuvieron tres hijas —Fantina, Bellela y Moretta— que lograron matrimonios ventajosos; de hecho, la última se casó con un miembro de la poderosa familia Dolfin, Ranazzo. Pero muy poco más se sabe sobre el viajero que hizo fortuna en el imperio del Gran Kan.

Murió tras un año de enfermedad en 1324, aproximadamente a los setenta años, una edad avanzadísima para la época. Se ha conservado su testamento, que aporta poco más de lo señalado hasta ahora, pero que recoge su disposición para manumitir a un esclavo de raza tártara llamado Pietro, que posiblemente llevaría con él desde su viaje de regreso. Fue enterrado en la parroquia de San Lorenzo de Venecia, donde solían ser enterrados los miembros de su familia, aunque no se sabe exactamente dónde ya que sus restos fueron trasladados hace más de doscientos años durante unas obras en la iglesia sin que haya quedado constancia de dónde fueron depositados.

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