Lenin

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La obra y la herencia de Lenin » El culto a su persona

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LA OBRA Y LA HERENCIA DE LENIN

La lucha de Lenin por una Rusia comunista marcará para siempre la historia europea, y las repercusiones de su llegada al poder son numerosas.

UNA POLÍTICA COMUNISTA SIN PRECEDENTES

En cuanto llega al poder, los bolcheviques llevan a cabo una reforma de nacionalización, marcada esencialmente por la redistribución de tierras entre los campesinos.

La paz con Alemania se firma finalmente en marzo de 1918, pero el nuevo Gobierno debe enfrentarse a una terrible guerra civil que enfrenta al Ejército Rojo, formado por los partidarios de la revolución, contra el Ejército Blanco, formado por los simpatizantes del zar. Este conflicto mortífero lleva a la instauración del comunismo de guerra, que radicaliza la nacionalización y autoriza al Estado bolchevique a espoliar todos los bienes económicos para salir victoriosos de la guerra.

¿SABÍAS QUE…?

Para acabar con la oposición antibolchevique, Lenin instituye una policía política, la Checa, que décadas más tardes se convertirá en el KGB.

Las medidas autoritarias del comunismo de guerra le ofrecen la victoria a los bolcheviques, pero el país se encuentra devastado. La hambruna y las epidemias empeoran el balance de esta guerra interna cuyo número de víctimas se eleva a unos 11 millones.

Ante esta situación de urgencia, Lenin inicia un nuevo proyecto, la NEP (Nueva Política Económica), un verdadero compromiso entre el socialismo y el capitalismo, ya que permite el desarrollo —restringido— del mercado y del sector privado.

Pero aunque el país se recupera lentamente, se cierra el cerco sobre las libertades públicas: se prohíben los sindicatos, así como las asociaciones y los partidos que no sean bolcheviques. También crecen las persecuciones religiosas, y se establece todo un sistema de campos de concentración: los gulags. En 1921 se rebelan los marinos de Kronstadt, decepcionados por Lenin, pero son aplastados por el Ejército Rojo, que continúa imponiendo su reino del terror.

¿SABÍAS QUE…?

Incluso después de la revolución, Lenin nunca conoció el comunismo. De hecho, la NEP instaura un capitalismo de Estado que no se abolirá hasta después de su muerte, de la mano de Stalin.

LA TRANSFORMACIÓN DE UN PAISAJE CULTURAL Y SOCIAL

En 1918, Lenin manda derribar todos los monumentos dedicados a la monarquía y hace que se fijen carteles en las calles con la célebre frase de Marx: «La religión es el opio del pueblo». De hecho, el pensamiento marxista y leninista reivindica un tipo de ateísmo. Para Lenin, la religión es una opresión espiritual y, en el mejor de los casos, debe mantenerse en el ámbito privado. Así pues, no lucha contra la religión como un todo, sino contra los vínculos que existen entre esta y el Estado. Lenin llega incluso a preconizar la libertad religiosa.

Además, la cuota de estudiantes aumenta en las universidades, donde se favorece a los hijos de obreros y de campesinos. La consecuencia de esta apertura de la enseñanza superior al proletariado es la caída de la calidad de la enseñanza, puesto que las normas de acceso privilegian la entrada de trabajadores en detrimento de los burgueses.

El sufragio universal se mantiene, y se declara la igualdad de todos los pueblos de Rusia. Cabe destacar que, con Lenin, la sociedad se hace paradójicamente más permisiva en lo relativo a las cuestiones morales. Por ejemplo, el Estado legaliza el aborto, y es más fácil obtener el divorcio. Las actitudes tradicionales dejan sitio a los ideales revolucionarios.

La llegada al poder de Lenin también marca la aparición de nuevas costumbres en el paisaje cultural y político ruso, con una propaganda instaurada por el Partido Comunista y no por el propio Lenin, que será objeto de culto solo después de su muerte.

Para evitar cualquier tipo de revolución por parte de los partidarios del zar, los bolcheviques mandan asesinar en julio de 1918 a Nicolás II, a su esposa y a sus hijos sin ningún tipo de proceso judicial previo.

En términos culturales, los artistas están relativamente libres durante los primeros años del régimen soviético, aunque la mayoría abandonan Rusia debido a su postura antibolchevique. Lenin aprecia especialmente el arte tradicional y rechaza cualquier forma de arte nuevo. Además, apoya a la escena artística y quiere que el arte sea accesible a las masas. Para ello, Lenin nacionaliza numerosas colecciones de arte privadas, y crea el Museo de Arte Contemporáneo Occidental de Moscú.

EL CENTRALISMO RUSO

Al contrario que la actual Rusia, el país se centraliza bajo el mando de Lenin. No obstante, las diferentes nacionalidades que forman el Imperio ruso reclaman su independencia. Este es el motivo que lleva a los bolcheviques a emprender una política especialmente agresiva de centralización, cuyo objetivo es unificar la periferia del imperio. En este sentido, invaden Georgia en 1921, un Estado que quería obtener la independencia.

LA CREACIÓN DE LA URSS Y EL ASCENSO DE STALIN

En 1922, impulsada por Lenin, Rusia se convierte oficialmente en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, con Moscú como capital. Esta creación le permite aplicar su visión federalista: en lugar de instaurar una Rusia unitaria, prefiere federar varias repúblicas socialistas para darle a cada etnia una autonomía local.

Un año más tarde, cuando prepara la nueva constitución del país, Lenin pierde progresivamente el control. De hecho, toda la atención se concentra en la estructura territorial del Estado, y Stalin aprovecha para proponer un esquema constitucional que garantiza la predominancia de Rusia. Lenin, que en esa época se encuentra ya muy debilitado por la enfermedad, se opone en silencio al proyecto, puesto que aboga firmemente por la libertad de los pueblos a la autodeterminación y critica abiertamente el chovinismo gran ruso (nacionalismo exacerbado del grupo étnico ruso que desprecia al resto de eslavos) que se vislumbra en la nueva Constitución.

Foto de Lenin y Stalin tomada en marzo de 1919.

Poco a poco, Lenin se da cuenta de que Stalin ha concentrado demasiado poder en su persona, acumulando varios cargos (secretario general del partido, dirigente de la Inspección Obrera y Campesina, etc.). En su testamento, Lenin dice sobre esto: «El camarada Stalin, convertido en secretario general, ha concentrado en sus manos un poder ilimitado, y no estoy seguro de que siempre sepa utilizarlo con la suficiente prudencia» (Testamento de Lenin, 24 de diciembre de 1922). En la visión de Lenin, Stalin no debe gobernar el país, sino el partido.

EL CULTO A SU PERSONA

Inmediatamente después de su muerte, el Politburó (buró político del Comité Central del Partido Comunista Soviético) decide conservar el cuerpo de Lenin en hielo mientras busca un mejor método para preservarlo. Finalmente, los altos dirigentes del partido deciden embalsamar el cuerpo para presentarlo en público en un mausoleo en la Plaza Roja de Moscú, a pesar de las protestas de su esposa.

¿SABÍAS QUE…?

Tras su muerte, el cerebro de Lenin es extraído y conservado en formol. El Gobierno soviético le encarga al neurólogo Oskar Vogt (1870-1959) la tarea de estudiarlo, con la esperanza de encontrar la fuente de genialidad de Lenin. Además, en el mismo momento se crea en Moscú un instituto especializado en el estudio del cerebro para que Vogt pueda continuar con sus investigaciones, que finalmente serán desacreditadas muchos años después.

A su muerte, el Partido Comunista utiliza la imagen de Lenin con fines propagandísticos. Se profesa un verdadero culto a su figura, ya sea con la construcción de monumentos con su efigie o con lugares rebautizados en su honor. Sin embargo, este culto disminuye con el paso del tiempo. Aunque se mantiene durante el mandato de Stalin, el fin de la URSS marcará el regreso de una fuerte crítica contra Lenin, dirigida sobre todo contra el Terror Rojo que impuso durante la guerra civil.

Propaganda en homenaje a Lenin (1929).

Según la AFP (agencia de prensa francesa), en 2014 más de uno de cada dos rusos (aproximadamente el 51 %) consideraba que Lenin había desempeñado un papel positivo en la historia de Rusia. Estos resultados son el fruto de una voluntad por parte del Kremlin de apoyarse en los símbolos soviéticos, lo que provocó una nueva oleada de interés por la figura de Lenin. Sin embargo, existe una brecha creciente entre la generación de más de 50 años y la nueva generación. Esta última desearía, por ejemplo, que el cuerpo de Lenin fuera enterrado, asegurando que pertenece a un pasado histórico que ya no necesita un monumento tan importante como el que constituye su mausoleo, ubicado en la Plaza Roja.

El mausoleo de Lenin.

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