Iris

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Orlewen » Capítulo 25

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Una mañana, los agentes de Orlewen en Megara le dijeron que dos hombres querían reunirse con él. Dijo que sólo hablaría con ellos si llegaban al valle. Para su sorpresa, aparecieron una madrugada. Estuvo a punto de ordenar que los mataran, pero fue él-cuando-otros y supo que no le deseaban el mal. Decían ser agentes del gobierno sangaì y ofrecían ayuda para la insurgencia. Fondos para conseguir provisiones y armamento, información sobre los movimientos de tropas de SaintRei, implantes de visión y memoria que permitieran a las fuerzas de liberación estar en igualdad de condiciones con los shanz y los artificiales. Sangaì quería la libertad del pueblo irisino, decían.

Orlewen dudaba. No quería caer de una sumisión a otra. Sangaì era un imperio poderoso y podía terminar devorando Iris. Le había costado reorganizar el movimiento. Ankar estaba muerta, Zama y los demás habían terminado en la cárcel. No podía permitirse un paso más en falso. Los políticos irisinos hacían como que aceptaban su lucha armada por el apoyo que tenía entre la gente, pero en verdad no se resignaban a perder el control de la situación y soñaban con un Orlewen encarcelado o ejecutado.

Concluyó que no podía negarse al ofrecimiento. Lo aceptara o no, Sangaì haría lo que viera conveniente. Quiso creer que a los sangaìs sólo les interesaba que Munro perdiera el control del protectorado. Querían el mineral y les sería más fácil negociar directamente con los irisinos una vez que desapareciera SaintRei. Pero lo cierto era que tampoco necesitaban negociar con los irisinos. Podían adueñarse de todo sin ningún problema.

Había que confiar, y ya.

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