El misterio de los siete goles en propia puerta
Capítulo 28
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Todos se quedaron callados, mirándome, y después siguió un bombardeo de preguntas.
—¿Cómo vamos a ganar al Cronos, SI son los mejores del mundo? —preguntó Camuñas.
—¿Cuándo te lo ha dicho?
—¿Y por qué lo sabe él?
—¿Se cree que por no jugar vamos a ganar nosotros?
—Además, ¿cómo sabes si es verdad lo que te dijo Luccien? —siguió Toni—. Puede que te estuviera tomando el pelo.
—No lo sé —dije, y me encogí de hombros.
—¿Pero qué te dijo exactamente? —preguntó Helena.
—Me dijo que íbamos a ganar la final. Y que ya estaba todo hablado.
—¿Hablado con quién? —preguntó Camuñas.
—Eso mismo le pregunté yo —me defendí—: ¿hablado con quién?
—¿Y qué te contestó?
—Pues… nada. Se fue sin decir nada más, porque el entrenador
Habermas estaba en el pasillo y Luccien parecía muy nervioso.
Ninguno parecía entusiasmado con lo que acababa de contar.
—A ver si lo entiendo —dijo Toni—. ¿Nos has convocado a medianoche para decirnos que el francés ese, antes de irse a París, te dijo que íbamos a ganar la final?
—Sí —respondí.
—Pues vaya cosa.
Todos parecían de acuerdo con Toni.
Lo que había dicho Luccien no tenía tanta importancia.
A lo mejor lo había dicho porque pensaba que si no jugaba él, podíamos ganar.
O a lo mejor era una tontería sin más.
—Yo creía que era algo más importante —dijo Camuñas.
—Y yo —añadió Tomeo.
Helena me miró y, viendo que nadie me hacía caso, dijo:
—Un momento. Si Pakete ha convocado a los Futbolísimos es porque tiene sus razones.
De nuevo, todos me miraron.
—¿Tienes tus razones? —preguntó Marilyn.
—Creo que sí —dije, sin estar muy convencido.
—Pues adelante.
Los miré, y pensé que era el momento de decir todo lo que me pasaba por la cabeza.
—Primero, hemos ganado dos partidos seguidos contra equipos que son mucho mejores que nosotros. Segundo, hemos ganado los dos partidos sin meter ni un solo gol. Tercero, ahora vamos a jugar contra el mejor equipo del mundo. Cuarto, el jugador estrella de ese equipo dice que nosotros vamos a ganar y se retira. Son muchas casualidades, ¿no? Ah, y quinto:
Felipe y Alicia andan por ahí hablando a escondidas de dinero y de otras cosas que no me pude enterar bien —dije—. Yo creo que es todo un poco raro.
—Dicho así, suena extraño, la verdad —dijo Helena.
—Eh, eh, que no habremos metido ningún gol, pero que yo he hecho unos paradones… —dijo Camuñas.
—Y yo creo que no hemos jugado mal —dijo Tomeo.
—Pero si nadie está diciendo que hayamos jugado mal —dije yo—, solo que es muy raro, y que a lo mejor alguien está interesado en que ganemos.
—¿Alguien aparte de nosotros, quieres decir?
—Eso quiero decir.
—¿Y qué tienen que ver Alicia y Felipe con todo esto?
—No tengo ni idea.
Otra vez empezaron todos a hablar al mismo tiempo. Que esto no tenía sentido.
Que para qué iba a querer alguien que ganásemos nosotros. Que mezclar a Felipe y Alicia con Luccien no venía a cuento. Entonces Marilyn dijo una cosa que nos dejó a todos boquiabiertos.
Para el que no lo sepa, Marilyn vive en Sevilla la Chica como todos nosotros, pero ella nació en Colombia.
Nos contó que una vez, en su país, habían detenido a los futbolistas de un equipo profesional por meterse un gol en propia puerta y dejarse ganar.
—Los detuvo la policía a todos —dijo.
—¿Por meterse un gol a Sí mismos? —dijo Tomeo, preocupado.
—Por dejarse ganar.
—¿Y por qué se dejaron ganar? —preguntó Toni.
—Pues porque por lo visto eran los favoritos, y en las apuestas deportivas pagaban mucho dinero si perdían —explicó Marilyn.
—O sea, que se dejaron ganar a propósito para conseguir dinero en las apuestas —dijo Helena.
Marilyn asintió.
De pronto pareció que en aquella playa hacía más frío.
¿Y si nos habían dejado ganar a propósito los otros equipos? ¿Era posible algo así?
—En los partidos infantiles no hay apuestas —dijo Toni.
—Pues hay que enterarse bien —dijo Helena—. Y también hay que hablar con los jugadores del Colci y con los del Inter.
Ahora la cosa sí que se ponía seria.
—¿Y por qué no vamos a la policía y nos olvidamos de todo esto? —preguntó Angustias.
—Pues porque todavía no sabemos lo que está pasando. Y no tenemos pruebas de nada —dijo Camuñas.
—A mí me está entrando hambre —dijo Torneo,
—Está bien —dije—. Propongo que investiguemos nosotros a ver qué hay detrás de todo esto. Y si descubrimos algo, entonces decidiremos qué hacer.
—Ya estamos con las investigaciones —dijo Angustias—. Yo he venido a Benidorm a jugar al fútbol y a bañarme en la playa, no a investigar.
Por supuesto, nadie le hizo caso a Angustias.
—Bueno, ¿y por dónde empezamos? —preguntó Camuñas.
—Mañana nos llevan a Terra Mítica a todos los equipos —dijo Helena—. Ese será un buen sitio para empezar nuestras investigaciones.
Y así acabó la primera reunión de los Futbolísimos en Benidorm.