El misterio de los siete goles en propia puerta

El misterio de los siete goles en propia puerta


Capítulo 33

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—Hola —dije, como si fuera lo más natural del mundo saludar a alguien a quien no conoces dentro de un pasaje del terror.

Maxi me miró sin entender de qué iba aquello.

—¿Tú quién eres? —preguntó.

—Soy Francisco, el número 7 del Soto Alto, no sé si te acuerdas de mí —dije—, aunque todos me llaman Pakete.

—Yo soy Toni, el número 9 y el mejor del equipo. Encantado

—Dijo Toni, y se puso a mi lado.

Los dos sonreímos y pusimos cara de buenas personas. Maxi nos miró de arriba abajo, como si estuviéramos locos.

—Está a punto de salir el Minotauro —dijo.

—Ya, ya, por eso. Solo queríamos hacerte un par de preguntas —dije.

—¿Ahora?

—Solo un par de casillas sin importancia —dije.

—Venga, al grano, Pakete —dijo Toni.

—No hay que correr, Toni —dije yo—. En estas cosas es mejor no ir deprisa, no asustar a las personas.

Maxi nos miró con los ojos muy abiertos.

—¿De qué vais vosotros dos? ¿Es una broma o es que sois así de verdad?

El resto de jugadores del Colci estaban dentro de la guarida, un poco más adelantados.

—Es que es un asunto delicado —dije. Toni me dio un empujón con el codo.

—Ya voy, ya voy… Bueno, a ver, Maxi, el gol que te metiste en propia puerta, ¿fue mala suerte? ¿O alguien te dijo que lo metieras?

—¿¡Qué!?

Ahora si que Maxi estaba muy nervioso.

—¿Os habéis metido en el laberinto para buscarme y preguntarme eso?

—No —dije yo rápidamente.

—No, no, no —dijo Toni.

—Bueno, un poco sí —dije al fin—. Es que están pasando cosas muy raras, y tenemos que saber la verdad, Maxi. ¿Nos puedes contar lo que pasó con el gol, por favor?

—Ya le dije todo lo que sabía a esos dos —dijo Maxi.

¿¡Eh!?

—¿A qué dos? —pregunté.

—Pues a esos dos tíos que van de traje, ya sabéis, esos dos que están en todos los partidos y que parecen dos búhos —dijo.

Un momento.

Estaba hablando de la pareja de tipos trajeados que siempre estaban viendo los partidos, y que también estaban en el hotel.

—¿Te han interrogado?

—¿Quiénes son?

—¿Y qué querían?

—No sé quiénes son, pero mi padre dijo que hablara con ellos, así que le hice caso. Querían saber cosas del gol que metí en nuestra portería, igual que vosotros —dijo Maxi.

Teníamos que descubrir cuanto antes quiénes eran esos dos.

—Ah, y también me preguntaron por vuestros entrenadores —dijo Maxi.

—¿Te preguntaron por Alicia y Felipe?

—Me preguntaron si había hablado con ellos antes o después del partido.

—¿Has hablado con Alicia y Felipe? ¿Qué tienen que ver ellos con todo esto?

En ese momento sonó una bocina que inundó la gruta. Era un ruido infernal.

Se encendió una luz roja y apareció…

… el Minotauro.

Con su cuerpo de hombre y cabeza de toro.

Y todos los que estábamos allí salimos corriendo. Los del Colci.

Maxi.

Toni.

Todos los turistas que había dentro. Yyo mismo.

El Minotauro nos perseguía y gritaba como un loco y llevaba un palo enorme y daba golpes a todo lo que se movía.

Como estaba muy oscuro, yo me tropecé varias veces y perdí de vista a todo el mundo.

Solo corría y pensaba que nunca jamás volvería a meterme en un laberinto como ese.

Corrí hasta la entrada de la gruta, y allí me volví a tropezar. y me caí encima de alguien.

Cuando abrí los ojos, la vi.

Justo debajo de mí, estaba ella.

Nihal.

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