El génesis

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29 – La complicada línea dinástica jacobina (Génesis 29, 31-35, 30, 1-24)

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29 – La complicada línea dinástica jacobina
(Génesis 29, 31-35, 30, 1-24)

Otra de las desventajas de Lía (mujer que «tenía los ojos tiernos» que Jacob esposa engañado) era su indudable fecundidad. Mientras Raquel penaba con su esterilidad (que a buen seguro le permitía muchas satisfacciones sin preocupaciones excesivas) Lía empezaba a procrear con un entusiasmo digno de admiración. Tras cuatro hijos concebidos y paridos casi de carrerilla (Rubén, Simeón, Leví y Judá) las tornas matrimoniales se cambiaron y Raquel empezó a preocuparse por su futura posición en la casa, carente de hijos que ofrecer a su esposo. De forma que con la originalidad e inventiva que la necesidad aguza optó por ofrecer a su esclava, que quedó embarazada. Raquel, llegado el momento del parto, hizo que este ocurriera sobre sus rodillas y por algún extraño misterio que la Biblia no revela esto fue suficiente para que todos consideraran que Raquel era también madre. Patética situación que sólo comprendemos si se trata en realidad de una excusa para asumir que no sólo durante el parto sino también durante la concepción Raquel intervino, añadiendo al listado de perversiones sexuales de la Biblia una de las pocas que faltan: los menages à trois. Por este procedimiento Jacob fue padre de nuevo en dos ocasiones (Dan y Neftalí). Viendo Lía que su posición privilegiada en términos de producción hijícola comenzaba a estar amenazada optó por recurrir al mismo apaño que Raquel, y le dio a Jacob su esclava. El hombre, que no debía dar abasto, fue capaz de concebir dos infantes más (Gad y Aser).

A estas alturas el pobre Jacob, que ya fue engañado por Labán para llevarse a dos mujeres en vez de a una, tenía la obligación de yacer con cuatro hembras, a cual más interesada en mejorar su posición por el procedimiento de ganar la carrera de la descendencia. Por ello los apaños para pasar las noches con Jacob eran una constante. A cambio de un puñado de mandrágoras Raquel cedió una noche ese privilegio a Lía, que engendró su quinto hijo (y noveno de Jacob): Isacar. Tras este llegaron, de nuevo con Lía, Zabulón y una hija, Dina. Por último, Él, en su magnificencia, y sin duda para acabar de arreglar el asunto, permitió a Raquel concebir: así nació José.

El resultado global de la pugna es muy desfavorecedor para Raquel, por mucho que Jacob dijera quererla mucho: 9 a 3 recurriendo a esclavas interpuestas. Y sin contar a estas la situación de Raquel es aún peor, pues en puridad el ranking queda de la siguiente manera:

Lía: 7 hijos

Esclava de Lía: 2 hijos

Esclava de Raquel: 2 hijos

Raquel: 1 hijo

En lo que se refiere a la calidad de la producción tampoco Raquel puede contentarse, ya que aunque Lía tuvo una hija (lo que permitiría a lo mejor descontarle un punto) la Historia se pone de su lado. Tanto Moisés como David, como veremos posteriormente, provienen de la línea de Lía, la mujer a la que Jacob no amaba y que demostró, poniendo lo que hacía falta, la poca importancia que este dato, a la larga, tendría.

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