Dark

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PRÓLOGO

 

New Jersey, muchos años atrás …

 

—Ojalá se muera — Dijo Ana en un susurró, sabía que aquella afirmación espantosa la convertía en una persona horrible. Ana tenía apenas quince años, y estaba segura de que su alma ya no tenía posibilidad de salvación. Suspiró, consciente de que era cierto. El joven al que estaba fulminando con la mirada y maldiciendo, ni siquiera le prestaba atención. El pelirrojo solo tenía ojos para la chica que le sonreía dulcemente mientras le acomodaba el cuello de la camisa. << Típico cliché>>

El estúpido deportista sin cerebro estaba embobado mirando a la delicada chica. Era un idiota sin remedio, no miraba ni a derecha ni a izquierda, solo a ella y Ana lo odiaba aún más por ello. Pero lo que era peor, era que ella lo miraba con la misma intensidad. Le dolió el corazón al comprender que estaba siendo testigo de un momento de amor.

—Soy tan estúpida— De toda esta situación, ella tenía la culpa. Después de todo, ella misma había sido quien le había aconsejado a Mina que se confesara. Pero ¿Qué más habría podido hacer? Había visto a Mina suspirar por los rincones en las últimas semanas por el chico. Eso había arruinado los planes de Ana de confesarse << Nuevamente>>. De una vez por todas, Ana debería de resignarse, Mina solo la veía como una buena amiga, la mejor.

Tal vez el enamoramiento que Mina sentía ahora por Tavis no era más que un amor de adolescentes, no era la primera vez que Mina se sentía atraída por un chico de la escuela y dudaba mucho que fuera el ultimo. Si madre decía que los amores de secundaria serian un bonito recuerdo en el futuro, pero que se hiciera a la idea que el amor de su vida no lo encontraría ahí. Para los adultos era fácil de decirlo. Pero para ellas, los momentos vividos en la secundaria era su vida en ese momento.

Aunque tenía que admitir que sus padres jamás se equivocaban, más adelante, cuando alguien le preguntara qué era el amor, lo describiría como “ La expresión que veía en los ojos de su padre cuando miraba a su madre” Ellos se amaban sin duda. ¿Ella tenía esa misma mirada cuando observaba a Mina? Negó con la cabeza, negándose a seguir mirando a la pareja, Ana decidió alejarse, buscó su lugar favorito para meditar, horas después comprendió que no podía hacer gran cosa al respecto; no podría matar a Tavis, y hasta desearle algún mal hacía que le doliera el estómago. Así que, tras pasar casi toda la tarde sopesando sus alternativas, asumió que solo había unan cosa que pudiera hacer. Esperar.

Podía esperar su oportunidad de amar a Mina y ganarse su amor. Era lo más lógico de hacer, esperar a que Mina se diera cuenta de sus sentimientos. Eran mejores amigas desde que Mina había perdido a sus padres en ese accidente, prácticamente lo hacían todo juntas, estudiaban, jugaban, paseaban, iban de compras y casi siempre se quedaban a dormir en la casa de una o de la otra, eran inseparables, Ana se convenció a sí misma, que esperar era lo más lógico, y el mejor plan, tarde o temprano Mina sé daría cuenta y ambas podrían estar juntas.

Con el tiempo. El amor de Tavis y Mina se terminó. El pelirrojo había resultado ser un chico infiel. Ana cumplió con su papel, consoló a Mina y estuvo a su lado, hasta que apareció un nuevo amor. Y después otro. Terminaron la secundaria y pasaron al instituto y seguían siendo amigas como siempre. Pero Ana seguía esperando su oportunidad.

 

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