Cronopaisajes

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Presentación

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Presentación

El tema del viaje a través del tiempo es uno de los más claramente especulativos e interesantes de la ciencia ficción.

En realidad, todos somos obligados viajeros del tiempo si aceptamos que nuestra manera de viajar en él está limitada a ir siempre hacia «delante» a la «velocidad» de un segundo por segundo… Las máquinas del tiempo de la ciencia ficción han permitido a los viajeros temporales, desde el protagonista de la clásica novela de H. G. Wells LA MÁQUINA DEL TIEMPO (1895), el viaje temporal hacia delante a otras «velocidades» y, también, el viaje al pasado que, en nuestra limitada realidad, sólo podemos hacer con la imaginación. Un peligroso y complejo viaje al pasado que abre las puertas a un sinfín de paradojas.

Por todo ello, aun bajo la forma de una inteligente diversión intelectual o, también, de una posible admonición sobre las amenazas de nuestro futuro o, incluso, de una reflexión sobre los puntos de inflexión de la historia humana, lo cierto es que el tratamiento de los viajes a través del tiempo ha acabado siendo uno de los aspectos especulativos más atractivos y espectaculares de la ciencia ficción de todos los tiempos.

Por eso, a pesar del escaso predicamento editorial que tienen las antologías de relatos en nuestro país (donde a menudo se olvida que la ciencia ficción nació en los relatos cortos…), cuando me encontré con la antología de Peter Haining, me sentí casi obligado a pensar en su traducción al castellano.

Todas las selecciones son, en cierta forma, personales e intransferibles, y no voy a ocultar que muy posiblemente yo habría elegido algún otro relato y tal vez habría omitido un par de los presentes (no consigo ver, por ejemplo, qué tiene que ver con los «viajes» en el tiempo el relato de Eric Frank Russell que ha seleccionado Haining). Pero debo reconocer que el trabajo de Haining es, en líneas generales, sumamente satisfactorio, y que en esta antología se hallan algunos de los relatos inevitablemente clásicos en la larga lista de buenas narraciones que sobre el viaje temporal ha dado ya la historia de la ciencia ficción.

Las narraciones de Aldiss, Bester y Heinlein son clásicos indiscutibles a los que con gusto añadiría, como mínimo, los de Kornbluth, Nolan y alguno más aparte de los aquí incluidos. Seguramente yo habría incluido también «Objetivo Uno» o «Una oportunidad para las hormigas» de Frederik Pohl; «Yo, yo y yo mismo» de William Tenn; «Navegando a Bizancio» de Robert Silverberg y varios más de entre los muchos posibles. Sobre gustos (y, básicamente, sobre la historia personal de las propias lecturas…) no hay nada escrito.

Sí he querido que, en la selección publicada en España, aparecieran dos relatos creados en nuestro país. Por acuerdo con los editores británicos del original inglés, obtuvimos el permiso para incluir un par de historias escritas en España y ahí sí que debo hacerme responsable de una elección propia. Evidentemente he optado por «Misterio mayor» de José Mallorquí, publicado allá por los años cincuenta en la revista Futuro y en el que descubrí personalmente (a temprana edad y con gran sorpresa…) los encantos de las paradojas temporales. Y, para acercarnos al presente, he optado también por un relato reciente, «El día que hicimos la transición» de Ricard de la Casa y Pedro Jorge Romero que, en mi opinión, es uno de los más completos nunca escritos sobre el viaje en el tiempo, en España y en todo el universo…

Y, déjenme decirles que, aunque muchos, como yo, veamos en todo esto de las narraciones sobre viajes en el tiempo un pasatiempo más o menos inteligente y divertido, lo cierto es que parece tener también aplicaciones incluso en la física moderna. Kip S. Thorne (The Feynman Professor of Theoretical Physics del Instituto Tecnológico de California) ha reconocido el interés que para la ciencia ha tenido y tiene la exploración de las paradojas temporales en la ciencia ficción.

Y lo cierto es que la exploración de las paradojas temporales en la ciencia ficción ha sido casi completa. Desde las clásicas paradojas «abiertas», como la de la persona que retrocede en el tiempo para matar a uno de sus antepasados haciendo imposible su propio nacimiento y, por consiguiente, el asesinato que acaba de cometer, a las más complejas paradojas «cerradas» en las que se crea un círculo sumamente vicioso en el que, por ejemplo, la información circula sin un creador evidente, y de las que es buen ejemplo el «Misterio mayor» de José Mallorquí que he querido incorporar a esta selección.

Los lectores que compartan con Haining y conmigo el interés por este juego intelectual del viaje a través del tiempo, encontrarán sumamente interesante y estimulante un libro como TIME MACHINES: TIME TRAVEL IN PHYSICS, METAPHYSICS AND SCIENCE FICTION (1999, segunda edición) de Paul J. Nahin. Puede decirse que, en ese libro, está prácticamente todo sobre el viaje temporal y sus consecuencias.

Aunque no está todo. Recuerdo que, en el número uno de la maravillosa revista Más allá (junio 1953), se publicaba (junto a historias de Asimov, Dick, Leiber y Wyndham, ¡eso es nivel!) un breve relato: «Filmando el pasado», atribuido a un tal Dudley Dell cuya existencia ni siquiera Nahin parece conocer. Tal vez se trate de un pseudónimo convenientemente «americanizado» de un ignorado escritor argentino, pero lo cierto es que, tras muchos años de buscar, sigo sin saber quién es ese Dudley Dell. Me tranquilizo al saber que ni siquiera Nahin lo sabe… La historia, sencilla y breve, narra cómo unos investigadores del futuro estudian, con una cámara que puede filmar el pasado, las causas que llevaron a algunos grandes hombres del pasado (como Newton, Schumann o Proust) a acabar sus días con manía persecutoria. Hasta que los observadores del pasado descubren, horrorizados, que son ellos mismos, con su investigación filmando el pasado, la causa de esa paranoia. Una sorprendente paradoja de círculo cerrado. Evidentemente, si alguien sabe algo de «Dudley Dell» me gustaría conocerlo. Gracias.

Nada más. Si la ciencia ficción es especulación inteligente, estos cronopaisajes que ha seleccionado Peter Haining son una de sus mejores muestras. Les invito a adentrarse en los imprecisos y siempre turbulentos paisajes del tiempo. Que ustedes lo disfruten.

MIQUEL BARCELÓ

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