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1 REGRESO AL PRESENTE » La inestabilidad

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La inestabilidad

Isaac Asimov

Isaac Asimov es otro de los nombres más reverenciados de la ciencia ficción, y aunque ha escrito cierto número de cuentos cortos sobre viajes en el tiempo y al menos una novela importante, EL FIN DE LA ETERNIDAD (1955) —que relata las actividades de una elite intemporal que supervisa el progreso humano mientras al mismo tiempo debilita la capacidad del ser humano para ejercer el libre albedrío—, durante toda su vida fue escéptico ante la posibilidad de que pudiese existir el viaje en el tiempo. En un ensayo importante, «Time Travel», escrito en 1984, declaró que se trataba de una imposibilidad científica debido a los problemas que planteaba, y citó la paradoja clásica ya comentada: «¿Qué sucedería si viajas al pasado y matas a tu abuelo cuando todavía era niño? En ese caso, comprenderán ustedes, el asesino no habrá nacido, por tanto ¿quién asesinó al niño?» Aun así, ofreciendo ese argumento, Asimov justificó sus propias contribuciones con estas palabras: «Las historias de viaje en el tiempo son demasiado divertidas para ser eliminadas simplemente por consideraciones mundanas sobre impracticabilidad o incluso imposibilidad.»

Nacido en Rusia, Isaac Asimov (1920-1992) viajó a América de niño y, al descubrir la ciencia ficción en las páginas de las revistas pulp de los años treinta, creyó encontrar allí la inspiración para el resto de su vida. Su logro más duradero bien podría ser su serie de historias de robots en las que inventó las tres leyes de la robótica —YO, ROBOT (1950) y EL RESTO DE LOS ROBOTS (1964)—y la serie panorámica de la FUNDACIÓN, que describe una sociedad en un futuro lejano. Hombre erudito y ferozmente inteligente, también realizó una gran labor divulgando la ciencia avanzada entre el público general, y también representó una importante influencia en una generación de escritores, muchos de los cuales animó y publicó en Isaac Asimov’s Science Fiction Magazine, que ha ido prosperando después de su muerte. «La inestabilidad», publicada en el Observer en 1989, es una breve pero buena historia sobre viajes en el tiempo a la que no falta nada en verosimilitud ¡a pesar del escepticismo de su autor ante la idea!

El profesor Firebrenner lo había explicado con cuidado.

—La percepción del tiempo depende de la estructura del universo. Cuando el universo se encuentra en expansión, lo experimentamos como avanzando; cuando está en contracción, lo experimentaríamos en sentido inverso. Si de alguna forma pudiésemos obligar al universo a mantenerse estático, sin expandirse ni contraerse, el tiempo se detendría.

—Pero el universo no se puede poner en estasis —dijo el señor Atkins totalmente fascinado.

—Sin embargo, puedo detener una pequeña porción del universo —dijo el profesor—. Lo justo para contener una nave. El tiempo quedará inmóvil y nos podremos mover hacia delante y hacia atrás a voluntad, y el viaje completo durará menos de un instante. Pero todas las partes del universo se moverán mientras nosotros permanecemos inmóviles, fijados a la estructura del universo. La Tierra se mueve alrededor del Sol, el Sol se mueve alrededor del núcleo de la Galaxia, la Galaxia se desplaza alrededor de algún centro de gravedad… todas las galaxias se mueven.

»He calculado esos movimientos y he descubierto que 27,5 millones de años en el futuro, una enana roja ocupará la posición de nuestro Sol. Si avanzamos 27,5 millones de años en el futuro, la enana roja se encontrará cerca de nuestra nave espacial y podremos regresar a casa después de estudiarla un poco.

Atkins dijo:

—¿Puede hacerse?

—He enviado animales experimentales por el tiempo, pero no puedo hacerlos regresar automáticamente, Si usted y yo vamos, podremos manipular los controles para regresar.

—¿Y quiere que vaya con usted?

—Claro. Debería haber dos. Será más fácil creer a dos personas que a una sola. Vamos… será una aventura increíble.

Atkins inspeccionó la nave. Era un modelo de fusión Glenn 2217 y tenía un aspecto hermoso.

—Supongamos —dijo— que aparece en el interior de la enana roja.

—No será así —dijo el profesor—, pero si sucediese, es el riesgo que aceptamos.

—Pero cuando regresemos, el Sol y la Tierra se habrán desplazado. Estaremos en el espacio.

—Claro, ¿pero a qué distancia podrán moverse el Sol y la Tierra en las pocas horas que nos llevará observar la estrella? Con esta nave podremos alcanzar nuestro amado planeta… ¿está listo señor Atkins?

—Listo —suspiró Atkins.

El profesor Firebrenner realizó los ajustes necesarios y fijó la nave a la estructura del universo mientras pasaban 27,5 millones de años. Y luego, en menos de un parpadeo, el tiempo volvió a avanzar de nuevo de la forma habitual, y todo en el universo se movió con él…

A través de la portilla de la nave, el profesor Firebrenner y el señor Atkins podían ver el pequeño globo de la enana roja.

El profesor sonrió.

—Usted y yo, Atkins —dijo—, somos los primeros en ver, de cerca, una estrella que no sea nuestro sol.

Permanecieron dos horas y media, durante las que fotografiaron la estrella y su espectro, realizaron observaciones coronográficas especiales y comprobaron la composición química del gas interestelar, y luego el profesor Firebrenner dijo, bastante renuente:

—Creo que ahora será mejor que regresemos a casa.

De nuevo se ajustaron los controles, y la nave quedó fijada a la estructura del universo. Recorrieron 27,5 millones de años hacia el pasado y, en menos de un parpadeo, se encontraron en el punto de partida.

El espacio era negro. No había nada. Atkins dijo:

—¿Qué ha sucedido? ¿Dónde está la Tierra y el Sol?

El profesor frunció el ceño. Dijo:

Retroceder en el tiempo debe de ser diferente. El universo debe de haberse movido.

—¿Adónde podría moverse?

—No lo sé. Otros objetos cambian de posición dentro del universo, pero el universo como un todo debe de moverse en una dirección sobre-dimensional. Estamos en el vacío absoluto… en el caos primigenio.

—Pero nosotros estamos aquí. Ya no es el caos primigenio.

—Exacto. Eso significa que hemos introducido una inestabilidad en este lugar en el que existimos… y eso significa…

Justo al decir «eso», una Gran Explosión los eliminó. Nació un nuevo universo que comenzó a expandirse.

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