Alas de sangre

Alas de sangre


Capítulo 38

Página 43 de 47

 

TREINTA Y OCHO

En caso de que te encuentres ante un veneno que no reconoces, lo

mejor es tratarlo con todos los antídotos posibles. De cualquier modo, el

paciente va a morir, pero al menos así habrás

aprendido algo nuevo.

—GUÍA MODERNA PARA CURANDEROS

DEL COMANDANTE FREDERICK

Creo que podría morir hoy.

El aire pasa a toda velocidad junto a mí y siento que mi estómago se quedó en algún punto allá arriba.

Porque estoy cayendo.

Cayendo sin fin.

Tairn ruge y es el pánico, la desesperación de su grito lo que me hace abrir los ojos apenas lo suficiente para ver cómo viene hacia mí, pero no lo puedo sentir en mi cabeza, no puedo sentir mis pies en el suelo de los Archivos, no encuentro mi poder. Ya no tengo acceso ni puedo hacer tierra.

Mi espalda choca con algo y el impacto me deja sin aliento. Mi caída se vuelve más lenta, pero no se detiene, y un brillo dorado sube y baja a mi alrededor. El viento se queda quieto, los gritos del caos y la destrucción se detienen, pero el fuego dentro de mí sigue ardiendo, consumiéndome con sus feroces dientes. «El tiempo».

Andarna detuvo el tiempo con lo que le queda de fuerza.

Estoy sobre su lomo, cayendo… porque no tiene la fuerza suficiente para cargarme, pero fue lo bastante valiente para entrar a esta batalla. Ahora también me arden los ojos. Ella no debería estar aquí. Debería estar guardada en el puesto, a salvo de los guivernos que tienen tres veces su tamaño.

¿Queda algún guiverno? ¿Acabamos con todos?

Cuando el tiempo retoma su curso y el viento me latiguea la piel, me bajo de su lomo y unos fuertes brazos humanos me recogen.

—Violet. —Conozco esa voz profunda y llena de pánico. «Xaden». Pero no me puedo mover, ni siquiera puedo hacer que mis labios se separen para gritar de dolor cuando él hace presión sobre la herida—. Mierda, seguramente es veneno. Tienes que luchar contra él.

Veneno. La daga de punta verde.

Pero ¿qué veneno me podría paralizar no solo física sino mágicamente?

—Yo te voy a ayudar. Solo… solo vive. Por favor, vive.

Obviamente quiere que viva. Soy fundamental para su supervivencia.

Tengo que hacer uso de todas mis fuerzas, pero logro levantar los párpados por un segundo, y el miedo descontrolado en sus ojos hace que me dé un vuelco el corazón antes de desmayarme.

 

 

—Quizá no es veneno —dice alguien con voz grave mientras despierto, pero no puedo abrir los ojos. ¿Será Garrick? Dioses, me duele todo—. Quizá es magia.

—¿Vieron cómo lanzó ese rayo directo a la cabeza del venin? —pregunta alguien.

—No es momento. —Bodhi prácticamente está rugiendo—. Te salvó la vida, carajo. Nos salvó la vida a todos.

Pero no lo hice. Soleil y… Liam están muertos.

—Su sangre es negra —exclama Xaden y sus brazos se tensan mientras me aprieta contra su pecho.

—Tiene que ser veneno —chilla Imogen, y es un sonido que nunca la había escuchado hacer—. ¡Mírenlo! Tenemos que llevarla a Basgiath. Quizá Nolon pueda ayudarla.

Sí. Nolon. Tienen que llevarme con Nolon. Pero no lo puedo decir, no puedo hacer que mis labios se muevan, ni siquiera puedo alcanzar los caminos mentales que se han vuelto algo tan instintivo para mí como respirar. No tener comunicación con Tairn, con Andarna… con Xaden, también es una tortura.

—Es un vuelo de doce horas. —Xaden va subiendo la voz—. Y estoy casi seguro de que tiene el brazo roto.

En doce horas estaré muerta. La promesa de ese dulce vacío ya acecha en un rincón de mi conciencia, es una promesa de paz si lo acepto y me dejo ir.

—Hay un lugar más cercano —dice Xaden en voz baja, y siento cómo sus dedos me acarician la mejilla. El movimiento es desconcertantemente tierno.

Otra oleada de fuego me consume, quemando cada nervio, pero lo único que puedo hacer es quedarme quieta y aceptarlo.

«Que se acabe. Dioses, que se acabe ya».

—No puedes hablar en serio. —Es la voz de alguien que suena como un siseo.

—Vas a poner todo en riesgo —le advierte Garrick mientras el sueño me llama, y es mi único escape al dolor insoportable.

Tairn brama tan fuerte que me vibran las costillas. Al menos está cerca.

—Yo que tú no repetiría eso —masculla Imogen—, o probablemente te comerá. Y que no se te olvide que, si ella se muere, es muy probable que Xaden se muera también.

—No digo que no debería hacerlo, solo le recuerdo lo que está en juego —responde Garrick.

¿Tairn puede sentir nuestra desconexión? ¿Está sufriendo igual que yo? ¿La espada también estaba envenenada? ¿Andarna puede volar? ¿O necesita dormir?

Dormir. Eso es lo que quiero. Perderme en un sueño helado y vacío.

—¡Me importa un carajo lo que me pase a mí! —le grita Xaden a alguien—. Vamos a ir y es una orden.

—No hace falta dar órdenes. La salvaremos. —Ese es Bodhi. Creo.

—Hazle honor a tu nombre y lucha, Violencia —me susurra Xaden al oído. Luego, con voz más fuerte y dirigiéndose a alguien que está lejos—. Tenemos que llevarla con él. Vamos. —Siento el movimiento mientras Xaden empieza a caminar, pero la agonía que provoca en mi herida es demasiada y me pierdo en la oscuridad.

 

 

Pasan horas antes de que vuelva a despertar. Quizá segundos. Quizá días. Quizá un tiempo infinito, porque Malek me sentenció a una eternidad de tortura por mi imprudencia, pero no me puedo arrepentir de salvarlos.

Quizá sería mejor si me muriera. Pero Xaden también podría morir.

Pese a lo que está entre nosotros en este momento, no quiero que se muera. Jamás querría eso.

Un viento constante en mi cara y el rítmico golpeteo de las alas me dice que estamos volando, y uso toda la energía que tengo para levantar un solo párpado mientras cruzamos sobre los riscos de Dralor. Ese abismo de sesenta metros es inconfundible. Es lo que hizo que la rebelión tyrrish no solo fuera posible, sino casi exitosa.

El veneno me quema cada vena, cada terminación nerviosa en mi cuerpo mientras corre sin control dentro de mí. Mis latidos son lentos. Ni la ironía de que voy a morir por un veneno, algo en lo que tengo conocimientos superiores, logra hacerme reunir la energía que necesito para hablar, para ofrecer sugerencias sobre el antídoto. ¿Cómo podría si ni siquiera sé qué fue lo que usaron? Hasta hace unas horas, ni siquiera sabía que los venin existían fuera de las fábulas, y ahora no hay más que dolor y muerte.

Solo es cosa de tiempo, y yo tengo poco.

 

 

La muerte sería preferible a existir un segundo más en esta hoguera que es mi cuerpo, pero aparentemente no merezco esa clemencia, porque alguien me despierta.

«Aire». No hay suficiente aire. Mis pulmones luchan por inhalar.

—¿Estás seguro de esto? —pregunta Imogen.

Cada paso que da Xaden lanza una nueva ola de agonía que comienza en mi costado y luego se extiende por todo mi cuerpo.

—Deja de preguntarle eso, maldita sea —suelta Garrick—. Ya tomó su decisión. Apóyalo o lárgate, Imogen.

—Y es mala —comenta otro hombre.

—Cuando tú tengas ciento siete cicatrices en la espalda, podrás tomar las decisiones, Ciaran —le grita Bodhi.

El rugido de Tairn me toma por sorpresa y me muevo ligeramente, lo cual solo intensifica la, ya de por sí, indescriptible tortura en mi cuerpo.

—¿Qué fue eso? —pregunta Garrick desde algún lugar a mi izquierda.

—Básicamente dijo que me cocinará vivo si fallo —responde Xaden, y me acerca más a su cuerpo. Supongo que esa parte del vínculo sigue activa. Mi mejilla se pega a su hombro y podría jurar que siento que me da un beso suave en la frente, pero no puede ser.

No ocultas secretos de alguien que te importa, y mucho menos secretos que me van a costar la vida en cualquier momento, teniendo en cuenta los latidos lentos y arrítmicos de mi corazón.

Está luchando por bombear el fuego líquido que me cauteriza las venas.

Dioses, cómo quisiera que Xaden me dejara morir.

Lo merezco. Soy la razón por la que Liam está muerto. Soy tan tonta que ni siquiera me di cuenta de que Dain tomó mis recuerdos y los usó contra mí… contra Liam.

—Tienes que luchar, Vi —susurra Xaden contra mi frente mientras nos movemos—. Puedes odiarme todo lo que quieras cuando despiertes. Puedes gritar, golpear, lanzarme tus malditas dagas, no me importa, pero tienes que vivir. No puedes hacer que me enamore de ti y luego morirte. Nada de esto vale la pena sin ti.

Suena tan sincero, que casi le creo. Y eso fue exactamente lo que me metió en toda esta situación.

—¿Xaden? —pregunta una voz conocida, pero no logro definir de quién es. ¿De Bodhi, quizá? ¿De uno de los de segundo? Tantos extraños. Y ningún amigo.

Liam está muerto.

—Tienes que salvarla.

Ir a la siguiente página

Report Page