Twister

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Twister

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Ella se vuelve hacia atrás. Bill y Jo salen a gatas del talud y se dirigen hacia ella; Jo aferrando el equipo de instrumentos.

MELISSA: ¡Bill!

BILL: ¡Estoy bien! ¡Sube al coche!

Le hace señas para que se siente en el asiento del pasajero y él entra en el coche por la puerta del conductor.

Mientras Bill pone el coche en marcha, Jo sube al asiento trasero, preocupada por el instrumental de investigación que comprueba cuidadosamente.

MELISSA: Bill, pensé que estabais muertos. Fue una sensación horrible…

BILL

(concentrado en la actividad frenética que los arrastra): Lo siento, cariño. No pasa nada.

JO

(refiriéndose al equipo): ¡No pasa nada! El indicador Gamma V marca 1,2 y se mantiene. ¡Adelante!

En la carretera

El impecable convoy de Jonas pasa a toda velocidad, en persecución del tornado. Evitan el vehículo destrozado y el coche aparcado en la cuneta, como si no estuvieran allí.

JO: ¡Mierda!

Melissa la mira fijamente, Bill, algo confuso.

El tornado avanza por delante de ellos

Sigue paralelo a la carretera, y ahora está a un kilómetro y medio por delante del vehículo de Melissa.

Vista exterior del coche

Se lanzan a toda velocidad tras el tornado. A lo lejos distinguen las camionetas de Jonas.

Interior camioneta de Jonas

En la furgoneta que abre la marcha, va Jonas con los auriculares puestos, controlando un monitor instalado en el panel de instrumentos, a la vez que no pierde de vista el tornado.

El tornado aparece coloreado en la pantalla, donde se aprecia claramente el movimiento giratorio del fenómeno. Destellan pequeñas flechas, y los datos se superponen a la imagen.

JONAS: ¿Tenemos un DD cero cuatro? La columna empieza a parecer inestable. ¿Se desvía del camino seguido, o presenta asimetría?

En la segunda camioneta

Sin ventanillas, luz mortecina, atestada de equipo electrónico. Dos ayudantes controlan los monitores que analizan las imágenes enviadas por satélite, así como las locales recogidas con vídeo, que trazan la estela de devastación y calculan la velocidad del viento.

AYUDANTE UNO: Doctor Miller, el NEXRAD lo da como firme. El chorro de setecientos es estable. Se mantiene en la misma dirección.

JONAS: Está bien. Vamos a por él.

AYUDANTE DOS: Preparado, doctor Miller.

Sacan su propia cápsula de instrumentos, de colores negro y cromado, un equipo de alta tecnología, con multitud de cuadrantes y luces, sin duda caro y sofisticado.

En la cabina de Jonas

Jonas se inclina hacia adelante, para observar mejor el tornado que avanza delante de ellos.

CONDUCTOR: Jonas, tenemos acompañantes.

Jonas mira por el espejo retrovisor lateral. Bill intenta alcanzarles.

Jonas hace un gesto despectivo con la mano. Olvídalo.

Interior del coche de Bill

Está llegando a la altura del vehículo de Jonas. Se escuchan voces por la radio. Bill frunce el entrecejo sin dejar de mirar el tornado. Parece preocupado.

BILL: No me gusta esto…

JO: ¡Sigue adelante!

Se hace a un lado para adelantar a las camionetas, que le mojan el parabrisas con el agua que levantan a su paso. Todos avanzan a ciento sesenta kilómetros por hora.

La carretera

Los vehículos avanzan en paralelo. Bill adelanta una a una las furgonetas del equipo de Jonas.

En la camioneta de Jonas

CONDUCTOR: ¿Jonas? Mira eso.

Mira hacia un lado. El coche de Bill se encuentra justo a su derecha. Jo mira por la ventanilla y le sonríe. Levanta los puños y luego le hace una señal despectiva.

JONAS

(divertido): Esa chica vale mucho, ¿verdad?

Bruscamente, el coche de Bill pierde velocidad y en un momento se queda atrás. Jo muestra una expresión de asombro y aparta la mirada de la ventanilla. Jonas y el conductor observan por los espejos retrovisores.

Ven a lo lejos el vehículo de Bill, y cómo éste lo hace girar en redondo, para alejarse por donde ha venido.

CONDUCTOR: Están dando la vuelta.

JONAS: Probablemente se olvidaron de algo.

Interior del coche de Bill

Jo está furiosa.

JO: ¿Qué demonios estás haciendo?

BILL: La zona media de la columna se ha desorganizado. El tornado va a cambiar de trayectoria.

JO: Jonas no parece pensar lo mismo.

BILL: Jonas no tiene instinto.

JO: Puede ser, pero está conectado directamente con el centro de la tormenta. Bill. Y se dirige hacia él.

BILL: Fíjate en la columna. Observa el ángulo. ¡Míralo!

Jo mira con detenimiento y frunce el entrecejo:

JO: Quizá… ¿Crees que es…?

BILL: Sí, lo creo.

MELISSA: ¿Qué es?

JO: Va a girar.

BILL: ¿No había por aquí una carretera secundaria?

JO: Si, la había.

BILL: ¡Ahí esta!

Campo situado a su derecha

Un camino de tierra parte desde la carretera Bill lo toma, y el coche avanza tambaleante debido a los baches.

En la carretera, más abajo

El tornado disminuye su fuerza y se pierde por la derecha Se sigue alejando de nosotros, hasta que dejamos de oírlo.

Suena el teléfono Melissa contesta.

MELISSA: Doctora Huntley… No, no estoy de servicio… Bueno, si realmente se trata de una emergencia

(Cubre el auricular con una mano) Es solo un momento

(Por el teléfono): ¿Louise?… Vamos, querida, cálmese. Deje de llorar, por favor… Louise, ¿no hablamos ya sobre el tema del pene?…

(cubre el teléfono). A mí me parece que todavía sigue la misma trayectoria.

BILL: Espera.

El tornado

Provocando un gran estrépito y levantando la tierra del campo a su paso, el tornado se dirige directamente hacia una granja situada algo lejos de la carretera.

El tornado visto en un monitor

La imagen aparece coloreada, y Jonas la observa con atención.

JONAS: Bien. Muy bien…

El tornado

Cambia súbitamente de dirección, hacia la izquierda, y la granja queda intacta. A continuación, y muy lentamente, dibuja una curva en su recorrido y se aleja de la carretera.

CONDUCTOR: Jonas…

Este levanta la mirada del monitor y ve que el tornado ha cambiado de trayectoria.

JONAS: ¡No! ¡No!

Mira por encima del hombro, y distingue la diminuta figura del coche de Bill, que cruza el campo por un camino adyacente.

JONAS: Va a interceptarlo.

En el coche de Bill

Siguen avanzando. Melissa continúa su conversación telefónica, inclinada, y con la cabeza agachada, para evitar en lo posible los ensordecedores sonidos de la radio que se escuchan en el interior del coche.

MELISSA: Sí, es antinatural…, pero en este caso no tenemos alternativa; dada la motilidad de su marido, es difícil que usted consiga plena satisfacción con la penetración. ¿Por qué llora? ¿Cuánta progesterona ha tomado hoy? Debe afrontar la realidad.

Mientras habla, levanta la mirada y ve el tornado.

El tornado

El estruendo es ensordecedor y ahora está más cerca. El tornado se levanta poderoso y avanza como una fuerza primigenia. A tan poca distancia, su presencia es mucho más aterradora.

En el interior del coche

Melissa se despide con rapidez:

MELISSA: ¿Louise? La volveré a llamar.

Cuelga. En el interior del coche reina la excitación incrementada por las voces estridentes de la radio.

VOZ EN LA RADIO: Este sudeste, cambia al sur… ¡Va hacia el sur! Es un Fujita dos, con una gran cuña, y muy inestable…

DUSTY

(por la radio): Jo, parece realmente inestable.

JO: Sí, podemos verlo.

Conducen bajo las nubes teñidas de negro. El tornado gira hacia ellos. El campo parece haber sido aplanado por una apisonadora.

VOZ EN LA RADIO: Tiene una cuña de ochenta metros. Las columnas laterales son inestables…

Melissa se da cuenta finalmente de que el tornado se dirige hacia ellos.

MELISSA: Dios mío…

Un relámpago alumbra el cielo y arrecia la tormenta.

Están cerca del tornado.

Fuera del coche

Dirigiéndose a toda velocidad hacia el tornado, a ciento cincuenta kilómetros por hora, con el sonido de las voces excitadas de fondo.

VOZ UNO 

(por la radio): ¡Condensación rápida! ¡Condensación rápida!

VOZ DOS

(por la radio): Es muy grande

(interferencia). La cuña del frente levanta el polvo. ¡Flujo ascendente!

En el interior del coche

Se mantiene una conversación, con el fondo constante de las voces que suenan por la radio. Melissa mira fijamente el tornado, mientras se frota las manos contra las rodillas.

MELISSA

(tensa): No nos pasará nada, ¿verdad?

BILL: Claro que no. Sabemos lo que hacemos.

El coche, que avanza a ciento veinte kilómetros por hora, se dirige hacia el tornado.

JO: Nunca hemos tenido problemas… Bueno, excepto cuando lo de Ted.

BILL: Ted era un estúpido.

JO: Él fue el culpable de lo que le ocurrió.

MELISSA: ¿Qué le pasó?

JO: Se quedó sin gasolina, y un tornado acabó con él.

Jo se inclina y mira el indicador de gasolina.

MELISSA: ¿Cómo?

La pregunta queda sin respuesta. El coche continúa avanzando hacia el tornado.

BILL: No calculó bien sus posibilidades.

VOZ

(por la radio): El Doppler calcula vientos de doscientos noventa kilómetros por hora, así que manteneros alejados…

MELISSA

(que parece tener dudas): Escuchad…

BILL

(a Jo): Parece un F dos o quizá…

JO: O quizá un F tres.

(Mira el equipo de instrumentos.) ¿Qué te parece? ¿Un minuto más?

BILL: Sí. Aquí está la lluvia.

La lluvia cae sobre el parabrisas, y Bill acciona el limpiaparabrisas.

BILL

(explica a Melissa): Primero se ve lluvia, luego granizo, y a continuación el viento arrecia. Después se ven escombros en el aire, lo que significa que el tornado está cerca.

Melissa se aprieta las rodillas con tanta fuerza que tiene los dedos blancos. Trata de estar a la altura de las circunstancias, y pregunta con tanta serenidad como le es posible:

MELISSA: ¿Cuándo sabéis que está demasiado cerca?

El tornado se encuentra a la derecha, en el lado que ocupa Melissa en el coche; oscuro y girando en remolino a gran velocidad. Ella lo mira horrorizada.

MELISSA: Empiezo a sentirme realmente mal… Vais a tener que parar…

Bill ni siquiera la escucha. Estudia el tornado con detenimiento. Sabe que están demasiado cerca, y puede ser peligroso.

Melissa está nerviosa. El teléfono vuelve a sonar y ella lo coge furiosamente.

MELISSA

(muy inquieta): ¿Qué? ¿Qué pasa ahora?… Mire, no me importa que a su marido no le gusten los calzoncillos. Dígale que si sigue llevando esos slips tan apretados acabará con los huevos cocidos como auténticas patatas hervidas. ¡Dígaselo así!

Cuelga. Trastea con el aparato, pero está tan nerviosa que no consigue cortar la comunicación.

El tornado ahora ha adoptado una curiosa forma de W, como un pliegue en el embudo.

BILL

(preocupado): Precesión helicoidal…

JO: Acerquémonos de todos modos.

MELISSA: No lo hagáis. Parece muy peligroso…

BILL: El vórtice se descompone. Quizá aparezcan varios.

MELISSA: ¿Varios?

JO

(levanta la mirada): Es posible que no.

BILL

(muy serio): Jo… Arriesgas demasiado.

JO: ¡Hazlo!

Aparece el embudo de un segundo tornado a la izquierda de donde ellos se encuentran y entra en contacto con la tierra al otro lado del camino. Ahora hay dos tornados, uno a cada lado del coche.

JO

(alegremente): ¡Sí! ¡Esto es un carrusel!

BILL: Vamos a salir de aquí.

Espesos torbellinos de polvo se levantan por todas partes. A unos metros por delante de ellos, una vaca vuela hacia la izquierda, arrastrada por el tornado, y cruza el camino, literalmente suspendida en el aire a aproximadamente un metro de altura del suelo.

DUSTY

(por la radio): ¿Jo? Salid de ahí. Os dirigís directamente hacia un gran vórtice de succión, y no podéis verlo.

MELISSA: ¡Dios mío! ¡Vamos a morir! ¡Bill!

Desde la izquierda, escupida por el nuevo tornado, la vaca sale despedida hacia el otro lado del camino. Bill gira el volante para esquivarla y pisa el freno a fondo. El animal cae muerto en el suelo, a la derecha del coche.

Delante de ellos, a unos cien metros, desciende un tercer vórtice. Es diáfano y casi puede verse a través de él.

Bill maniobra para salir de allí, pero el viento empuja el automóvil, que gira 180 grados, luego lo levanta en el aire y lo zarandea, como si fuera un cochecito de una montaña rusa. Melissa grita, pierde los nervios, se cubre el rostro con las manos… Bill se esfuerza por recuperar el control del vehículo, pero éste se desliza a toda velocidad, como si patinara sobre el suelo. Se hallan envueltos por una nube de polvo. De repente, se oye un fuerte estallido, y dos tornados se unen y ascienden hacia las nubes.

Tras un nuevo estruendo, parecido a una explosión, aparece el tercer tornado.

Todo termina súbitamente, y se ve el coche avanzando por un camino desierto. El aire claro se extiende ahora bajo las nubes negras que se ciernen sobre ellos. Las voces de la radio denotan una actividad frenética. Ahora Bill conduce con calma y rodea a Melissa con un brazo.

BILL: No pasa nada. ¿Te encuentras bien, querida?

MELISSA

(atónita, temblorosa): ¿Qué ha ocurrido?

BILL

(la besa en la frente): Los vórtices múltiples son inestables. Ahora todo ha pasado…

MELISSA: ¡Para el coche!

Bill detiene el vehículo. Ella abre la puerta apresuradamente, se inclina y vomita. Mientras tanto, Jo sonríe. Bill lo ve y sale del coche.

Fuera del vehículo. Campo desierto

Melissa se aleja caminando. Bill la sigue, y cuando la alcanza, la estrecha entre sus brazos. Jo observa la escena desde el interior del coche. Mientras Bill la abraza, levanta la mirada al cielo.

La tormenta se cierne sobre ellos

El cielo retumba y aparece iluminado ocasionalmente por rayos amenazadores. Bill tiene la sensación de que se ríe de él. Una vez más ha perdido la partida.

Exterior cafetería de camioneros junto a la carretera.

Últimas horas de la tarde

El cielo está teñido de tonos rosas y dorados, cuando el equipo dejo se detiene ante una cafetería de camioneros, en la carretera. Todos descienden de los vehículos. Melissa también baja, al igual que Jo, que sale del asiento trasero.

Melissa junto a la puerta

Cierra la puerta como una autómata y se apoya contra ella mientras observa una delicada ramita llena de brotes. Parece haber quedado pegada a la portezuela. Jo tira de ella y la arranca.

JO: Estoy sedienta.

Melissa observa lo abollada que ha dejado la puerta y se estremece.

En la cafetería de camioneros. Más tarde

Los hombres de Jo se hallan alrededor de los coches aparcados, bajo la luz de los últimos rayos de sol, con oscuras nubes tras ellos. Larry habla por teléfono. Tim recoge un fax en uno de los vehículos más pequeños. Junto a una máquina expendedora de refrescos, Melissa y Jo hablan. Bill y Dusty transportan el equipo de instrumentos a la camioneta, donde lo sujetan con correas en la parte trasera. Bill mira a las dos mujeres.

DUSTY: ¿Se encuentra bien Melissa?

BILL: Sí, claro.

DUSTY: Por la radio parecía estar muy nerviosa.

BILL

(mirando furtivamente): Creo que está bien.

Jo y Melissa hablando

Junto a la máquina de refrescos. Jo le tiende una lata a Melissa, a quien le tiembla la mano cuando la coge.

JO

(se sienta junto a ella): Todo el mundo sufre una conmoción la primera vez que ve un tornado. Yo me crié en esta zona, así que he visto muchos en mi vida.

Melissa se limita a mirarla.

JO: Aparecen siempre en primavera. La verdad es que te acostumbras al cabo del tiempo.

MELISSA: Yo no lo creo así…

JO: El primero que vi fue de grado uno. Estábamos en clase y tuvimos que salir al pasillo y tumbarnos en el suelo, cogidos de las manos. El tornado hizo saltar las ventanas… Nuestra maestra se hizo pipí en las bragas. Así que no tienes por qué sentirte avergonzada. Es normal que te hayas asustado.

MELISSA: No estoy avergonzada…

JO: Bien.

MELISSA

(con expresión ofendida): ¿De qué debo avergonzarme?

JO: De nada. Es lo que he querido decirte.

MELISSA: Pues no lo estoy.

JO: No todo el mundo es capaz de hacer lo que hemos hecho hoy nosotros.

MELISSA

(sin decir todo lo que quisiera): Eso está claro…

JO

(que continúa con sus pensamientos): Te habrás dado cuenta de cuánto le apasiona a Bill este trabajo Ni siquiera piensa en el peligro, simplemente va…

MELISSA: Mira, dejemos bien clara una cosa. La única razón por la que estamos aquí es para que firmes esos papeles.

JO: ¿Crees que si los firmara ahora él se marcharía de aquí?

MELISSA: Sí, así lo creo.

JO: Las cosas no son tan sencillas.

MELISSA: Entonces ¿por qué no firmas y comprobamos quién tiene razón?

JO: Déjame decirte algo. Bill no va a poder alejarse de esta tormenta. Le conozco.

MELISSA: Le conocías.

JO: Si lo obligas a marcharse ahora, puede que te lo reproche en algún momento de vuestras vidas. Porque él no quiere irse.

MELISSA: Entonces firma. Y sabremos si quiere seguir aquí o no.

JO: No se trata de los papeles.

MELISSA: Te equivocas. Ultimar el divorcio es lo único que lo retiene aquí, aunque tú no quieras admitirlo. Vuestra relación ha terminado y no puedes aceptar que ahora ame a otra mujer. Así que te niegas a firmar. Clásico.

JO: Ahórrate esa clase discurso para tus pacientes.

MELISSA: A Bill ya no le interesa todo esto.

Melissa bebe un trago y mira a Jo con desprecio apenas disimulado, cansada ya de aquel juego.

MELISSA: Si estás tan seguro de ti misma, firma.

Jo la mira a los ojos. Ambas mujeres se observan.

JO: Quizá lo haga.

Jo se levanta y echa a andar, mirando a Bill, que está con Dusty observando la tormenta. Luego se aleja.

Junto a la cafetería de camioneros

Jo en el teléfono público, haciendo una llamada. Al fondo, una grúa arrastrando su camión destartalado.

JO: ¿Mamá…? Hola, soy yo… Estamos bien… En Seward… Sí, sólo está a treinta kilómetros, pero… ¿estás segura de que no te causará demasiados problemas…? Una cena sería estupendo, mamá. A los muchachos les encantaría. Sí, Bill también está aquí. Vale… Está bien… No lo sé, es algo complicado. Está…, bueno viene en compañía de alguien… No, creo que vamos a tener a que llevarla con nosotros. Está bien. Te veré pronto.

Cuelga. Se dirige hacia el coche, donde sus hombres están comprobando si el escáner funciona todavía.

JO: ¡Bueno muchachos, tenemos filete esta noche!

RICK: ¡Estupendo! ¡Verdadera comida!

(En voz baja.) ¿Crees que es una buena idea?

JO: Creo que es una idea estupenda.

Jo mira a Melissa y añade:

JO: Y ahora ¿quién va a alquilar un coche?

Todos los del equipo se apartan de ella al unísono.

EQUIPO: Vamos, Jo…

JO: ¿Quién no lo ha hecho todavía?

(Elige a uno.) ¿Larry? Venga, Larry, tú puedes hacerlo.

Interior agencia alquiler coches. Tarde

Un dependiente, de aspecto severo, rellena los formularios.

EMPLEADO: ¿Durante cuánto tiempo querrá tener el coche?

LARRY

(muy tenso): Pues… un día.

EMPLEADO: ¿Desea nuestro seguro a todo riesgo que cubre cualquier tipo de colisión y daños?

LARRY: Sí.

EMPLEADO: Es la póliza de doscientos cincuenta dólares… Puedo ofrecerle, si lo desea…

LARRY: Quiero la mejor cobertura. Sí, a todo riesgo.

Exterior agencia de alquiler de coches. Tarde

Jo se sienta tras el volante de la nueva furgoneta y arranca haciendo chirriar las ruedas y levantando una nube de polvo. Vemos cómo se aleja por la carretera. Las nubes de tormenta retumban y producen un ruido sordo.

Interior laboratorio del centro de tormentas fuertes. Tarde

Bajo luces fluorescentes se desarrolla una gran actividad; algunos van apresuradamente de un lado a otro, otros se hallan frente a monitores, observando las imágenes algo confusas del frente tormentoso, que abarca vanos estados del Medio Oeste. Un científico habla por teléfono.

PRIMER CIENTÍFICO: Tenemos puestos de observación en tres estados, desde Texas a Kansas, la máxima de la corriente sigue estando por encima de los trescientos milibares, y se espera más actividad de tornados en los tres sectores… Las condiciones seguirán siendo muy peligrosas durante la noche…

SEGUNDO CIENTÍFICO: Jonas para ti, por la dos…

PRIMER CIENTÍFICO

(aprieta un botón): Sí, Jonas. ¿Dónde estás?

Mientras escucha, mueve el cursor sobre el enorme frente nuboso. Aprieta el ratón cerca del centro de la nube. En la pantalla aparece una pequeña etiqueta luminosa: «JONAS MILLER.»

Teclea y los colores de la tormenta cambian a rojos, azules y verdes.

PRIMER CIENTÍFICO: Estoy observando el radar. Por el momento no detecto ningún TVC, pero parece que las condiciones se están desarrollando en tu zona… Sí… Ve con cuidado por ahí, Jonas.

Plano amplio de la cafetería de camioneros.

Noche

Entre una nube de polvo, llegan Jonas y su equipo, que aparcan las camionetas en formación, una junto a otra. Jonas baja de una de ellas con aspecto preocupado.

JONAS: ¿Te encuentras bien, Jo?

JO: Sí. No pasó nada. El tornado dejó caer un par de hermanos gemelos y se desmembró.

JONAS (

asintiendo con un gesto): El núcleo aparecía débil en el Doppler, por eso no nos lanzamos a cazarlo.

JO: Bueno, tendremos que intentarlo de nuevo.

JONAS: Me alegro de que estés bien.

Por su tono de voz parece decirle: «Fuiste una estúpida al intentar cazar ese tornado.» Jo no dice nada. Jonas estudia el cielo.

JONAS: Bueno… parece que tendremos más antes de que termine el día. Los de la NSSL han detectado mesociclones al norte, cerca de la frontera de Kansas, y también al sur. Resulta difícil saber qué dirección tomar.

JO: Bien, y entonces ¿qué piensas hacer, Jonas?

JONAS

(sonriendo): Voy a tomar una taza de café y a considerar los datos.

(Se vuelve hacia uno de los miembros de su equipo.) Vigila los coches, Eddie.

Sin dejar de sonreír, Jonas entra en la cafetería, junto con el resto de sus hombres.

JO: Ese hijo de puta quiere ver qué va a hacer Bill.

Junto a los vehículos. Bill

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