Miss

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Perímetro

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Miranda siente una punzada interior. La fuerzan. No. Dejadme. La neblina recorre los vasos como astillas y a mayor velocidad que al aire vital. Queda asimilado y diluido al instante - acciona compuertas cerradas en la biología regular, Miranda siente bultos en movimiento bajo sus venas, siente medallones de oro rascando el interior de las paredes de su cuerpo, diamantes en el estómago, cascadas tras los ojos. Nos estamos tejiendo. Sí. Es algo que se han dicho sin mover los labios. Nos están urdiendo. No son palabras. Son ideas sin verbalización. Nos estamos urdiendo en una red. Como los pescadores lanzan redes al agua, seremos una red donde nos lleven. Formamos ya parte de una red superior. Nuevos entrarán. Para qué fin. No lo deseo, dejadme. Sí, Miranda. Es la mejor elección. Unirnos. Por qué no hablamos con la boca. Inténtelo. No puedo. Hablemos por favor. Otro impulso de oro y un agrio sabor mineral en el cielo de la boca, una corriente gélida ascendiendo desde los pies, sabor metálico en los labios, punciones platino en las yemas de los dedos. Miranda, ¿me oyes? Sí, Dios mío creo creo que veo. Veo más de su pensamiento que del mío nos mezclamos nos movemos donde estoy por favor lléveme a casa señora Omtrek quiero salir lléveme a casa no no esta es la mejor elección mira Teresa Teresa aquí estamos vamos vayamos no puedo mover sí yo sí yo también vamos yo quiero ir al coche no quedate ahora nos moveremos con la mente más tarde nos iremos aguanta es la mejor opción dónde está Zinea Zinea me salvará nos salvará no no lo deseo la deseaba aquí con nosotros ahora estará en nuestra contra ¿entiendes? Déjeme dejadme quiero irme lo sé Miranda pero debes quedarte Miranda ¿me oyes? soy Egon Estoy aquí te veo ¿dónde está Zinea? Mi señora Omtrek quería verla ¿dónde tu coche? en la cuneta cerca del bosque Zinea tenía que venir ¿dónde está? Déjame rapado me voy os dejo adiós Miranda aguanta no quiero Voy a resistir Bajemos señora Omtrek puede salvarse aún No. Ya no. Algunas figuras bajan alguien llora perciben la sal de sus lágrimas juntos en una red que no conoce fronteras corporales ni muros cerebrales un rumor de voces en el interior de todos ellos conciencia de muchos una red bajemos Voy a intentar no pensar no podrás Quiero irme Miranda, detente ¿No te das cuenta? Ya estamos urdidas, ya estás urdida a mí, por eso voy contigo Es horrible No Te amo No tengas miedo Es la mejor elección Qué forma extraña de andar flotamos soy consciente de cada punto y gesto idea y miedo amor terror perversión inteligencia culto pérdida pasión no puedo sufro Tranquila Estás siendo llenada Todo irá bien Zinea ¡No! ¡Olvidala! ¿dónde está? saldremos saldremos Soy yo Miranda aquí allí mírame aquí soy yo soy: Tía Ana desde fuera del cúmulo de voces y la red, como una estrella tras la ventana, desde lejos (se hace el silencio en la cabeza de Miranda y solo oye la voz de Tía Ana: te llevan Miranda Tú lo has permitido Pero somos varios aquí fuera Te quiero mucho Iremos a por ti Miranda Todo irá bien No llores, sé fuerte. Te quiero) Se aleja. No llores, ¿dónde está Zinea? señora Omtrek señora Omtrek por favor Calma, Miranda, todo irá bien Me duele esa luz No Miranda, tranquila Te acaricio Esa luz la cabeza señora Omtrek soy consciente de sus caricias, me está usted acariciando el lomo, calma, juntas, saldremos, salimos salimos todo está bien Miranda quiero que seas consciente de una cosa, muy bien, dígame, te amo, te he elegido para mí, ¿entiendes? Todos ellos, todos estos aquí ocuparán sus puestos, pero entre ellos, tu me asistirás exclusivamente a mí Olvida el resto, esto es lo que siento Un crujir Así será Un crujir de membranas y sangre y mineral en el interior de un cuero Así será sí Señora Muy bien Miranda salgamos salgamos Señora sí salgamos salgamos sí Miranda Vamos al coche Me llevarás a casa... Conocerás mis establos.

 

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¿Dónde estás, Zinea? “...una maleta para los dos. ¿Acaso sabe él lo que significa para una mujer nacida bajo el signo de cáncer, una madre, llevar todo su hogar en una maleta? Le quedan unos pocos marcos encima; Franz tiene sus cohetes lunares de juguete. Todo ha terminado, de verdad.” Rumor. Una furgoneta azul ronronea al ralentí ante el porche. Tras ella, un inmenso manto de estrellas de verano. Zinea está en el interior, leyendo en el sofá desde que acabó la cena solitaria y ha justo ha mirado la hora digital en el visor del DVD un parpadeo, 00:00, en la tele, a volumen mínimo, la MTV: Robert Smith con camisa verde brillante mejicana, el carmín corrido, en una colorida habitación de Norteamérica, al amanecer, viendo la tele.

Las piernas abiertas, en la tele: una noticia, crimen en un motel; una novia de blanco a los pies de su cama. La chica cambia de canal, salta a un espectáculo: Fantástico!, con orquesta mejicana. Entra la banda. Un rumor. De pronto, ha percibido ese rumor. El motor. Ha sentido primero inquietud, pero este ronroneo... Un sonido constante, un arrullo. La espera de un mamífero. Ha dejado el libro sobre la mesita bajo el haz de luz. MTV sigue, apenas percibe. Se levanta, y se acerca a la ventana, descorre la cortina y ahí: la furgoneta azul espacio Mercedes Benz. Zinea observa. Un manto de estrellas brillantes y el silencio quieto de junio alrededor, una silueta en el interior de la cabina, al volante. El motor ronronea. Zinea se aparta de la cortina. Esa mujer la está esperando en su furgoneta. Piensa. Se lleva las manos al abdomen y piensa. Una enorme mansión, pasillos, camas, jardín. ¿Dónde irán? Lejos. ¿Qué quieren la una de la otra? Son espejo. Zinea sale al exterior. La noche clara la envuelve. Un zumbido a su espalda y sobre sí, en la bóvedas, las estrellas emiten vibración, por un instante la capacidad de percibir esa pulsión, el tintineo, un mensaje cósmico en el tintineo: un inmenso mecanismo universal. No tiene miedo. Tiene la suma de todos los sentimientos. Shhh. Ojos, dedos, pelo. La silueta esperando tras el volante. Agujero. Shhh. Ludo, por favor. Un brillo azul. El rostro de Sonner, sonriendo, los ojos brillando, una corona de CELEBRA TU CUMPLEAÑOS EN BURGER KING ladeada sobre su cabeza, riendo, los dientes, miel en su rostro. Le debe aún cuatro noches. Lo conoces, ahora vas a saber quién es. La silueta en el interior de la cabina, percibe Amor emanando de la figura, de la mujer azul, una sonrisa que es onda envolvente. Las palabras fluyen como estrellas fugaces entre las mentes.

¿Y mi hermana? piensa y el pensamiento es eco en las bóvedas celestes. Miranda ha de cumplir su función, Zinea. Es la voz de la mujer. ¿Estará bien? Lo estará. Resistirá. El brillo azul de la mujer. Ha llegado el momento de partir Zinea. La puerta del copiloto se abre. Recuperar lo que es humanamente vuestro. Te presiento, Zinea, libre entre los libres. Zinea siente efervescencia en el bajo-vientre, ron caliente bajo el pecho, amplitud y profundidad bajo los ojos y Espacio en el corazón. Confía en mí, Zinea. Saldrás. Aprenderás un poco más. Conocerás un poco más. Con tus manos harás, existe el perfecto triángulo en ti: eres una preciosa estrella brillante de esta revolución estelar. Alcanza Zinea la puerta abierta de la furgoneta. Mira el interior. La mujer resplandece azul piedra, tan bella, la tracción-atracción: la marea de Zinea retirada, sobre el su fondo y arena son revelado a plena luz celeste los elementos de su ser. La mujer azul sonríe con Amor. Sube Zinea. Debemos partir. Es Luna.

 

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No oyen más que el rumor del motor y silencio en el interior. El susurro de rodamiento de los neumáticos. En silencio, avanzando con la vista fija en el pavimento, el morro del vehículo engulle líneas discontinuas. Las estrellas brillan limpiamente sobre el manto de miles de sombras del mundo.

Es un movimiento natural, una caída, una curva, el carril a derecha, el cloqueo del intermitente. Pasan estrellas y siluetas de árboles, ella sobre la línea de la carretera. El viento cálido cuchichea en la ventana. Los chirridos quedan atrás, una pulsión estelar. Sobre el asfalto, bajo los haces de los faros, en letras blancas lee: AUTOPISTA.

 

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