Louise

Louise


EL BALCÓN

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EL BALCÓN

 

Los números jamás podrán llegar a imaginar las veces que había soñado con aquel momento. Me separé de la cama y miré hacia el balcón. Me daba miedo abrir las puertas, pero sentí que no podría evitarlo. Había tanto amor detrás de ellas que lo que hubiera al otro lado podía besar todas las bocas del mundo a la vez. Mi respiración me decía que estaba cerca de algo, algo grande, quizá inabarcable. Cada aliento que salía de mi boca era toda una vida. Toda la pasión de mi existencia al otro lado de aquel ventanal de madera. Mi sueño..., mi destino...  a un metro de distancia. Me acerqué, giré los pomos y el tono de voz de Mr. Doonie se volvió serio, trascendente.

—Louise, ahora que estás apoyado en la barandilla, mira a tu alrededor y dime qué ves.

—Pues, todo parece normal. La gente pasea feliz por la calle. Los balcones están repletos de flores… pero el viento está soplando  de manera extraña y los pájaros en el cielo están volando hacia atrás.

Mr. Doonie, ¡los pájaros!

—Sí, Louise, ya han llegado... Es la señal.

—Lo sé, pero... ¿qué está pasando?  Mr. Doonie, todo está empezando a cambiar y siento que algo desconocido se acerca…

Las puertas a mi espalda se cerraron.

—Mr. Doonie, ¡ábreme! Siento que algo va a pasar pero no sé qué es.

—Tranquilo, Louise, no  te hará daño. Sé que sus ojos asustan, pero ella te dará todo lo que jamás nadie te podrá dar. Tu solo abre los brazos y confía en ti.

 

—Pero ¿quién es? No reconozco nada, todo está temblando y el paisaje está empezando a mudar la piel… Presiento que algo muy grande se acerca hacia mí y no sé si seré capaz de mirarle a la cara.

—No te preocupes, Louise. Cuando llegue, mírala de frente. Y ahora, siente cómo se rompen las cuerdas de la ficticia seguridad que creías que te amparaba. Déjate llevar por la marioneta que no conoce los hilos. Siente el más allá besándote los párpados.

—Pero ¿qué  diablos estás diciendo? ¡Abre las malditas puertas!

—Lo siento, Louise las puertas no se abrirán, tú has escogido este camino. Tú has hecho que esto suceda. Tú elegiste que no se abrieran.

—¿Yo? ¿Cuándo?

—Antes de nacer, Louise..., antes de nacer. Ahora escucha los ecos del silencio. Libera al titán de luz que llevas dentro. ¡Abraza lo incierto! Ella es todo lo que buscabas al otro lado de la ventana. La mariposa que ya nunca dejará de volar. Todo lo que nunca imaginaste. ¡Es tu momento! Escribe el final de tu historia  interminable. Enfréntate al peor de tus miedos. Enséñale todo lo que nunca te atreviste a mostrar.

¡Euforia indómita! Afronta los fantasmas que rodean  tu silencio, es la única calma que encontrarás! ¡Se fuerte! Ahora todo está pasando. Aquí es donde se juntan las líneas  del tiempo. Ahora los dioses te miran. ¡El huevo al otro lado del cosmos está rompiendo el cascarón!

—El huevo... ¿Qué huevo, Mr.. Doonie? Hay algo que viene directo hacia mí. ¡Ábreeeme, por favor! ¡Quiero irme de aquí!

—No, Louise. Nunca le des la espalda  a la libertad. Ha llegado la hora de que conozcas lo que hay al otro lado. ¡Lo que hay oculto detrás de lo oculto! Fúndete con el sueño intemporal y revela el misterio que llevas dentro. Destapa el único enigma que hace crecer al hombre. Demuéstrale que no tienes miedo de ver lo que hay escondido detrás de ti.

 

—Pero ¡qué me va a pasar! Mr. Doonie ¡ayúdame por favooor!

—Ahora estás solo Louise. Ya no hay vuelta atrás. Entrégale tu alma. Dale tu corazón. Vacía tu intimidad. Déjalo todo aquí. Todo el dolor y el sufrimiento que llevas dentro. ¡Ella sanará tus heridas y te llenará de vida!

—¿Darle mi corazón? Mr. Doonie, no  para de crecer y cada vez es más intenso. Me sieento muuy extrañño y siento que me vva a llevar mmuy lejos de aqquí…

—No temas, Louise. Ahora estás empezando a pisar la alfombra de lo lejano, a conocer aquello que siempre soñaste y que no creías que un día llegaría. Ahora estás al otro lado del final del camino.

—Al... ¿Al otro lado? Pero ¿dónde?

—¿Ahora? Ahora que un día decidiste cruzar el umbral de lo desconocido. Ahora que no te conformaste con pensar en tus sueños y tomaste la decisión más determinante del hombre, perseguirlos  hasta el final. Ahora que lo arriesgaste todo por un «nada de momento». Ahora que renunciaste a todo para esclarecer tu verdad. Ahora que has puesto  al futuro arrodillado ante ti, confesando lo que sabe… Ahora dímelo tú Louise. ¡Mira a tu alrededor y dime dónde estás!

 

 

Ahora estoy en un lugar donde las flores no mueren. Donde la magia corretea despreocupada por si creen en ella. Donde el sol brilla de noche y las olas vuelven por donde han venido. Donde las luces se suman al sol hasta encender la oscuridad del universo. Donde el futuro deja de ser  incierto. Donde creer y volar son un trámite. Donde los niños nacen riendo y los padres heredan los sufrimientos de las madres para hacerse fuertes de una vez. Donde todos somos extraordinariamente iguales portando un nuevo gen de humildad desconocido. Donde la envidia es un vagabundo al que nadie le echa limosna. Donde está prohibido mentir. Donde el dinero pide en la calle para sobrevivir y el mal está sentado fuera del reino con la mirada perdida. Donde los animales deciden qué hacer con las personas y proceden sin lastimar. Donde se pueden tocar y sentir todos los corazones del mundo. Donde las lágrimas en el camino para llegar hasta aquí son la mejor recompensa. En el lugar donde me fundo con los míos acordándome que mereció la pena sufrir. Donde la luz es infinita  igual que el amor que llevo dentro. En el horizonte donde todos estamos agarrados de la mano soñando con un lugar mejor. Sabiendo que cada paso lo hice pensando en ti, seas quien seas y estés donde estés. Donde la vida no vale nada si no te veo sonreír. Porque la vida no tiene sentido si no haces nada por nadie y para eso estoy aquí. Donde se divisan los colores del nuevo amanecer y el sol brilla de una forma diferente. Aquí se para el tiempo y el fuego, llamas estáticas en el aire, quietas e inmóviles te contemplan, en este reino pulcro, transparente, como el paraje donde se dio el primer beso, puro, nítido y exuberante, que dio comienzo a los demás, porque ahora estoy en ese lugar, en ese espacio, en ese instante,  antes de que el tiempo marque su primer segundo.

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