Liberty

Liberty


Capítulo 16

Página 36 de 92

 

 

 

 

 

16

 

 

 

 

 

Enhorabuena.

Habéis logrado llegar hasta el primer día de mi misión.

La Operación Hacer que Raynes se Fije en Mí comienza esta mañana. Mirad, no os ofendáis, pero ahora necesito que os mantengáis en segundo plano. De lo contrario, podríais echarlo todo a perder.

Os alegrará saber que he investigado un poco sobre Sean Raynes y he descubierto que resulta que sí tenemos algo en común.

A ambos nos encanta Elliott Smith.

Si no sabéis quién es Elliott Smith, dejad que os lo explique. Imaginaos las letras más hermosas y tristes del mundo acompañadas de la guitarra más hermosa y triste y cantadas por la persona más atormentada en la historia de la humanidad. Imaginaos ahora que esa persona hermosa, triste y atormentada se suicida y que toda esa música hermosa y triste que iba a componer a lo largo de su vida nunca verá la luz. Pero nos dejó la música que hizo antes.

Ese es Elliott Smith.

No os preocupéis. Cuando escuchéis una canción suya, lo entenderéis.

Resulta que Sean Raynes, el Sean Raynes a quien todos buscan, contra el que todos conspiran y al que todo el mundo envía fotos de desnudos (esto último es verdad, por cierto. Tuvo que escribir un tuit diciendo que, por favor, dejaran de enviarle fotos de desnudos), adora al profundo y atormentado Elliott Smith.

Así que mi plan de ataque es el siguiente:

Primero, me pondré mi camiseta de Elliott Smith, en la que no pone «Elliott Smith», porque eso sería demasiado comercial, sino «SAY YES». Es el título de una de sus canciones. Eso es todo. Solo pone «SAY YES» en cursiva sobre un fondo negro.

Segundo, me adentraré en el Café Treplev, que es un restaurante de madera escondido y lleno de libros que parece más una biblioteca privada que un establecimiento público. De hecho, se parece a la biblioteca que me gustaría tener algún día en mi mansión imaginaria sobre un acantilado con Gael. Ah, ¿que no tenéis una mansión imaginaria sobre un acantilado? Bueno. Podéis venir a la mía. Pero no robéis los jabones.

Madden me ha hecho el inmenso favor de facilitarme las rutinas habituales de Raynes y el lugar en el que más para es esta joya escondida, porque Raynes es muy cool, pero además quiere pasar desapercibido, por aquello de que todo el mundo quiere encontrarlo, matarlo y enviarle las fotos eróticas mencionadas anteriormente.

Si os estáis preguntando dónde estoy, me encuentro en un rinconcito del restaurante. Es un rincón de lectura. Llevo puesta mi camiseta de «SAY YES» y finjo estar tranquila, relajada, segura de mí misma, sin acosar a nadie.

Pero, claro..., ahí está él.

Oh, Dios mío.

Pensaba que tardaría al menos una hora más en aparecer. Supongo que los datos de Madden están desactualizados.

Ahí está Sean Raynes en todo su esplendor, con sus gafas y su pelo negro, delgaducho pero muy sexi. Lleva el pelo algo revuelto y es probable que no se haya afeitado en dos días, pero eso no hace sino acentuar su atractivo.

Cabe la posibilidad de que ahora mismo haya mariposas de verdad revoloteando en mi estómago.

Hablo en serio. Están ahí y creo que se están apareando.

El enemigo público más polémico de Estados Unidos se acerca al mostrador y pide un expreso.

Tras él, y probablemente a su alrededor, hay unos caballeros de aspecto tranquilo capaces de matarte, porque es posible que todo el mundo en este café sea un agente del FSB. No veo a Oleg. Supongo que estará acariciando a un gato en alguna parte.

Ahora el enemigo número uno de Estados Unidos está esperando su expreso.

Y ahora...

El enemigo número uno de Estados Unidos está mirando mi camiseta.

Yo finjo, sin ponerme como un tomate, que sigo leyendo mi libro, que es Ruido de fondo de Don DeLillo. (Una novela excelente que recomiendo a cualquiera que esté interesado, y que he elegido porque me parece lo suficientemente intelectual como para insinuar inteligencia, pero no tan pretencioso como para parecer forzado. En plan, si estuviese leyendo Guerra y paz..., sería demasiado evidente).

Gracias a mi sentido arácnido, percibo que ahora está examinando a la chica envuelta en la camiseta de «SAY YES». Es decir, a mí.

Piel clara. Pelo castaño. Leyendo un libro intelectual, pero no demasiado pretencioso, en inglés.

Y este momento mágico podría durar para siempre. De hecho, me gustaría que así fuera. Es emocionante dejarse examinar por la figura más controvertida de Estados Unidos. Resulta casi erótico.

Hasta que un idiota se pone delante de Raynes y le saca una foto con su iPhone. Y entonces un hombre robusto pero de aspecto diabólico, que sin duda será Oleg Zamiatin, agarra al idiota del brazo y lo lanza contra una mesa antes de hacerle pedazos el teléfono móvil.

Ay, Oleg. ¡Gracias por venir! Es la primera vez que nos vemos, pero sigo tus pasos desde hace tiempo.

El idiota se queda ahí tirado en el suelo, recuperándose, mientras Sean Raynes, a quien a partir de ahora pasaré a llamar el enemigo número uno más atractivo de Estados Unidos, sale de allí acompañado de todas esas personas del café en apariencia normales que resultan ser agentes del FSB. Hay muchísimos. ¡Incluso uno de los cajeros!

Sacan a Raynes prácticamente en volandas, pero, justo antes de salir por la puerta, y me refiero a escasos milímetros...

Gira la cabeza.

Y me mira.

Ir a la siguiente página

Report Page