Legacy

Legacy


38

Página 40 de 44

38

 

 

 

 

 

 

 

 

U n amor como el de ellos estaba destinado a ser una bendición y sonrió.

—Quiero que lo hagas para amarte eternamente —dijo Ziva con sincera emoción.

A Dhark se le dibujó una sonrisa, no sin antes preguntarle de nuevo:

—¿Estás segura, Jhamiena?

—Tómame, Dhark.

Con aquellas palabras, Dhark la apretó contra su cuerpo y con sus hábiles manos, bajó la cremallera del vestido hasta dejarla en ropa interior. Ziva, expectante, vio cómo Dhark llevaba la mano a su boca, descendiendo despacio hasta el cuello. Después, trazando círculos fue bajando lentamente hasta llegar al bonito sujetador de encaje negro, los ojos se le tintaron de rojo y los colmillos descendieron mostrando su rostro de cazador. Ziva pensó que así le veía tan hermoso como en su estado natural. Dhark la miró de nuevo y ella le animó a continuar con aquel ritual.

El vampiro enamorado la besó en los labios y fue descendiendo hasta el centro de los pechos, sus instintos animales ubicaron aquella vena que conectaba al corazón de su amada y recitó algo en su lengua: una promesa, un juramento en el que se comprometía a amarla y protegerla por toda la eternidad. Después masajeó aquella delicada piel con las yemas de sus dedos y mordió con precisión, Ziva sintió un leve pinchazo y una sensación que la elevó al infinito, se estremeció, se sintió bendecida por el mero hecho de alimentarlo con su propia sangre. Por su parte, Dhark se agitó con el sabor de aquel dulce elixir que lo fortalecía, unía y vinculaba a ella para siempre.

Cuando supo que era suficiente, separó los colmillos, lamió la herida con delicadeza, alzó la cabeza para mirarla a los ojos llevándose el dorso de su mano a la boca, clavó sus colmillos para luego ofrecerle su propia sangre como símbolo de su amor. Hecho esto, Dhark acercó la mano herida hasta la boca de su amada y ella entendió lo que tenía que hacer. Como si fuera lo más natural del mundo, acercó la boca para recibir aquella comunión y bebió aquella sangre sin dejar de mirar a Dhark. Se sintió agradecida, bendecida, sumida en un trance, su sangre era dulce… Dhark pronunció una nueva palabra que los unió definitivamente, separó la mano de esa boca para besarla y hacerla suya como era debido, ya convertida en su compañera. Lamió esa boca tentadora a conciencia, ella gemía enloquecida.

Dhark desabrochó el sujetador y empezó a desnudarla con especial cuidado, asombrado por su belleza natural, se deleitó con aquel cuerpo que era su bendición. La besó desde el cuello hasta descender a su centro donde se detuvo para adorar aquella zona con la lengua. Era perfecta y ya estaba húmeda para él. Se abrió paso con los dedos para penetrar la lengua en su apretada feminidad. Ziva se estremeció ante la visión de su hombre bebiendo de su centro, arqueó la cintura para darle mejor acceso, hasta que llegó a un orgasmo que le hizo gemir el nombre de su compañero.

Cuando Dhark no pudo soportarlo más, se reacomodó para removerse el pantalón hasta quedar desnudo ante ella. Ziva se mordió los labios, su vampiro era perfecto y mucho más hermoso de lo que había imaginado. Fijó la mirada en la enorme erección y ensalivó deseándolo dentro de ella. Dhark, con media sonrisa, se acomodó entre sus piernas y se apoderó de la boca y la besó al mismo tiempo que su mano se abría paso en su interior. La penetró muy despacio.

—Jhamiena, eres tan dulce —gimió Dhark moviendo las caderas de arriba abajo y aumentando la candencia de sus embestidas.

—Soy tuya eternamente, mi vida —murmuró ella arqueándose un poco más y rodeándolo por los brazos, gimiendo enloquecida…

Dhark agradeció en silencio la bendición de la comunión de sus cuerpos, convulsionados. Hicieron el amor hasta perder el aliento, susurrando las más dulces palabras de amor… Rodaron sobre la cama, Dhark se fortalecía con cada embestida, porque el amor por ella era su más grande fortaleza, su oxígeno y elixir de vida. Ziva, extasiada, comprobó que Dhark era insaciable, pero no era una queja… se sintió delirando de placer, ese hombre la tomaba como si conociera cada milímetro de su cuerpo y la hacía gozar como nunca en su vida.

 Horas después, desperté entre los brazos fuertes de mi vampiro, lo miré a los ojos, sorprendida. Lucía más fuerte, menos pálido, se había recuperado en muy pocas horas. Me explicó que los vampiros se recuperan más rápido que los humanos. Le hice muchas preguntas y Dhark me fue relatando la historia de Leiah y cómo habían llegado al mundo de los humanos.

—Jhamiena, tenemos la eternidad por delante, tienes que entender que lo que ha pasado hoy cambiará toda tu vida.

—Lo sé, Dhark, pero supongo que no me estás pidiendo renunciar a mi vida habitual, debo seguir a lado de mi hermano, hasta que dure su tiempo de vida.

Dhark tomó su mano y regó besos en los nudillos que la hicieron estremecer. La miró nuevamente, escogiendo bien sus palabras. Asumiría ese riesgo, no la iba a privar de aquel derecho, además se sentía en deuda con su cuñado; después de todo, gracias a él, su amada había sobrevivido a la desgracia de perder a sus padres cuando era una niña.

—No voy a privarte de tu vida y mucho menos que dejes desamparado a Zac, estoy de acuerdo contigo, no debes abandonarlo. Ya pensaremos juntos cómo hacer que nuestra relación funcione, solo que ahora estaré siempre a tu lado, a tus pies, mi reina.

—Te amo, Dhark.

—Jei amalha fouade

—¿Qué significa eso?

—Que te amaré eternamente, Jhamiena.

Sus bocas se juntaron y se besaron tiernamente. Estaban a punto de hacer el amor de nuevo cuando alguien llamó a la puerta con insistencia. Ziva se cubrió con la sábana, Dhark puso los ojos en blanco al reconocer la voz de Dhangeur. Estampó un beso en la frente de su chica, salió de la cama, se puso un pantalón y fue a abrir la puerta. Dhangeur sonreía con descaro, imaginando a los dos enredados en la cama.

—Solo quería comprobar que estabas vivo, hermanito. Por lo que veo en esa cara de bobo, ya decidiste hacerla tu compañera —le dijo mentalmente.

Dhark sonrió, sacudiendo la cabeza.

—Ya ves que estoy vivo, ¿ahora podrías dejarnos en paz? —le respondió con complicidad.

—Por supuesto, pero tu chica debe estar hambrienta, considerando que la trajimos anoche. Tessa hizo preparar comida especial para ella, así que te esperamos para que hagas las presentaciones formales, ¿no te parece?

Dhark afirmó con la cabeza y le dijo que en cinco minutos estarían en el comedor, pero incumplió su promesa. El vampiro tomó a su compañera entre sus brazos, la llevó a la ducha de aquella habitación y deseó estar en la mansión de Garden district para sumergirla en el jacuzzi y consentirla con su cuerpo, sus besos y sus caricias. En vez de ello, se metieron bajo el chorro de agua tibia donde nuevamente dieron rienda suelta a su amor eterno…

Ir a la siguiente página

Report Page