Hitchcock

Hitchcock


Periodo norteamericano » 1942. La sombra de una duda

Página 38 de 90

LA SOMBRA DE UNA DUDA

(SHADOW OF A DOUBT - 1942)

Producción Universal, Jack H. Skirball; Estados Unidos. Dirección: Alfred Hitchcock. Guión: Thornton Wilder, Sally Benson y Alma Reville, basado en Uncle Charlie, historia original de Gordon McDonnell. Fotografía (en blanco y negro): Joseph Valentine. Música: Dimitri Tiomkin y Charles Previn. Intérpretes: Joseph Cotten (el tío Charlie), Teresa Wright (Charlie Newton), MacDonald Carey (Jack Graham), Patricia Collinge (Emma Newton), Henry Travers (Joe Newton), Hume Cronyn (Herb Hawkins), Edna May Wonacott (Ann Newton), Charles Bates (Roger Newton), Wallace Ford (Fred Saunders), Irving Bacon, Clarence Muse, Janet Shaw, Eily Malyon, Estelle Jewell, Ethel Griffies, Frances Carson. Duración: 108 minutos. // Rodada en 1942 en el pueblo de Santa Rosa y en los estudios Universal. Estrenada en 1943.

SINOPSIS: Charlie Oakley es un hombre atractivo que metódicamente seduce y asesina a viudas ricas. La policía lo sigue muy de cerca. Oakley huye y se refugia en el pequeño pueblito de Santa Rosa. Ahí se reúne con su familia y es bien recibido, en especial por su joven sobrina y ahijada Charlie Newton, que se siente feliz y excitada por la visita, pues admira el aire mundano y desenvuelto de su tío y tocayo. Sin embargo, la visita se torna menos agradable cuando Charlie empieza a descubrir el cinismo de su tío. Dos detectives disfrazados de reporteros entran a la casa con la intención de fotografiar a Oakley, pero él se enfurece y les pide la película. Uno de los detectives, Jack, se siente atraído por la joven Charlie, la invita a salir y termina por confesarle todo el asunto: están detrás de su tío por el asesinato de tres viudas; las pistas lo señalan como uno de los dos principales sospechosos. Charlie duda al principio, pero sus sospechas crecen cada vez más hasta convertirla en un estorbo para los planes de su tío, que intenta sin éxito asesinarla de manera que parezca un accidente. El otro sospechoso ha muerto accidentalmente mientras huía de la policía, y eso ha cerrado el caso, Oakley acuerda con Charlie abandonar el pueblo a cambio de su silencio, pero en la estación de tren forcejea con ella y cae al paso de un tren. El pueblo entero se reúne para el servicio funerario.

«Hace algunos años, en Santa Rosa, California, advertí con el rabillo de un ojo un reflejo de mí mismo en un escaparate y grité de miedo…». Con estas palabras describió Hitchcock el gatillo que disparó su deseo de hacer una cinta extraordinariamente rígida, pero muy bien podía haber estado hablando del miedo que le provocó ver en Santa Rosa el otro reflejo de sí mismo, una sombra de una persona, sugerida y vaga en la mayoría de sus filmes, pero casi tangible en La sombra de una duda, a la que Spoto llama «el primer filme de autobiografía espiritual en su carrera… [y] un manual de todas las influencias literarias y culturales de su propia vida […] llegando muy cerca de descubrir su corazón privado, públicamente».

Spoto sugiere, además, que ambos representan «impulsos dobles en el interior de Hitchcock», que encuentran su cabal encarnación en el tío Charlie, tan «pulcro y quisquilloso» como Hitchcock, que se sentía orgulloso de serlo; también hace notar que «la estrangulación es siempre el método de asesinato favorito entre los villanos de Hitchcock» y que el director lo encontraba «fascinante en extremo». Pero no solo Hitchcock, sino sus familiares en la vida real se encuentran representados en todos y cada uno de los personajes secundarios —con excepción del detective anodino y paternalista—, especialmente en la hermana menor y la madre de la joven Charlie, que parecen reflejos del propio Hitchcock —curiosamente feminizado— y de su madre. De este último personaje, Spoto dice que se llama igual (Emma) que la madre del director, «que estaba postrada por su enfermedad terminal», y agrega que «es el último homenaje benévolo a la figura de una madre en los filmes de Hitchcock».

El interés de Hitchcock por el tema surgió quizá de que su madre estaba entonces moribunda en Londres, en medio de los horrores de la guerra, y quizá por lo mismo, el cuidado de Hitch alcanzó la categoría de lo maniaco en todos los aspectos del filme. Vestuario: según Joseph Cotten, el director le dijo que se vistiera «como un hombre rico que va a veranear»; fotografía: esta es una de las cintas en que el peso y balance de luz y sombra adquiere mayor relevancia significativa; sonido: cada ruido incidental —afirma Teresa Wright— había sido planeado «como un músico escribe para los instrumentos musicales». Se vigilaron minuciosamente detalles como el del famoso «humo negro» de la locomotora en la que llega el tío Charlie, y del que Hitchcock mismo dice: «Lancé grandes cantidades de humo negro para la primera escena. Es una de esas ideas por las que terminas pasando muchos problemas aunque poca gente lo note. Pero aquí tuvimos suerte. El sol creó una bella sombra sobre toda la estación»; Truffaut agrega: «El humo implica que el diablo ha llegado al pueblo, pero es un diablo invocado con toda intención por una chiquilla inocente, irresponsable, que espera obtener diversión pero termina por adquirir una dolorosa madurez». Charlie Newton, como Guy Haines en Extraños en un tren, no es capaz de afrontar todas las consecuencias de sus deseos y por ello siente miedo de lo mismo que antes anheló.

Hitchcock había acuñado una respuesta a la famosa pregunta: «¿Qué me motiva en esta escena?», frecuentemente dicha por los actores de todos los tiempos; la respuesta cortante del director era casi siempre: «Su salario…». Como notable excepción a la regla, los actores de La sombra de una duda gozaron de un cuidado muy especial y tuvieron instrucciones detalladas en extremo. Teresa Wright conoció con el director una relación de mutuo respeto, admiración y profesionalismo (Wright había obtenido el papel después de que Selznick negó el «préstamo» de Joan Fontaine para la cinta). La elección, esta sí deliberada, del elegante Joseph Cotten, para crear a uno de sus más memorables villanos suaves, también resultó excelente.

Rohmer y Chabrol afirman que:

El vínculo que une a Charlie y a su tío está claramente indicado durante el filme. El criminal y su sobrina no solo comparten el mismo nombre, sino un entendimiento mutuo a través de una suerte de telepatía. Además, sus personajes son la antítesis uno del otro: Charlie es inocente y el tío Charlie es doble. Ella está radiante de pureza y él ejerce un encanto mefistofélico sobre la gente.

Sobre este último rasgo abunda Alejandro Estrada, que llama a los antagonistas de Sospecha y La sombra de una duda:

Camaleones carismáticos que conocen perfectamente las reglas sociales y el comportamiento psicológico, lo que les permite hacer transgresiones para su propio beneficio. Los escrúpulos no les importan, solamente la evaluación de su propia astucia. El impostor psicológico es una rara especie, pues para ejercer su maquiavelismo y mantener su impostura ejerce sobre sí mismo un control enorme, difícil de encontrar en la mayoría de las personas, que escogen la sinceridad como un camino menos complejo […]. El fatalismo de Hitchcock radica en que este personaje sucumbirá finalmente a lo preestablecido, cuando ya Hitchcock nos ha hecho creer en la imposibilidad de la trasgresión sin castigo. De ahí que sus villanos, primero simpáticos, se vuelven patéticos cuando intentan sobrevivir coherentemente con la visión del mundo que les es característica, permitiendo al espectador —desilusionado— calificar sus actitudes como «enfermas» y/o «insanas».

«La sombra de una duda está basada en el número dos», dicen Rohmer y Chabrol, y citan los ejemplos de esa hipótesis dados por François Truffaut:

1. a) Nueva York. Vemos al tío Charlie, vestido por completo, es tirado sobre la cama. Su cabeza a la derecha de la pantalla, b) California. Charlie, la sobrina, estirada en la cama, vestida por completo. La posición simétrica, el reflejo de un espejo de la imagen de su tío.

2. a) Charlie se dirige a enviar un telegrama a su tío. b) Se encuentra un telegrama de su tío esperándola.

3. a) El detective admite ante Charlie que está vigilando a su tío, pero agrega que: b) Otro detective está vigilando a otro sospechoso al otro lado del país.

4. a) El detective anuncia que el sospechoso del este ha muerto partido por una hélice, b) El tío Charlie muere, partido por un tren.

La sombra de una duda contiene dos escenas en la iglesia, dos escenas en el garaje, dos visitas policiales a la casa, dos escenas de comida y dos intentos de asesinato. A esto agrega Spoto: «Dos Charlies […], dos aficionados enfrascados en dos conversaciones de crímenes, dos niños, dos hermanos mayores, […], dos coñacs dobles servidos en el bar “hasta dos” por una camarera que lleva ahí dos semanas».

Hitch puso un cuidado superior al ya acostumbrado en la elección de todos y cada uno de sus colaboradores; buscó a Thornton Wilder por la habilidad que ese escritor había demostrado en el manejo de situaciones y personajes, cien por cien norteamericanos, en su obra anterior Nuestra ciudad (Our Town, 1938) sobre los conflictos de un pequeño pueblecillo en Nueva Inglaterra. Desde el guión, Hitch esperaba crear un oscuro equivalente de aquella obra. El trabajo con el escritor resultó tan agradable y rico que se le concedió en pantalla un crédito de «agradecimiento especial» (extraordinario en Hitchcock, que siempre era más bien parco en el reconocimiento de colaboraciones).

Lo más interesante de la cinta es el tema de la «inmortalidad del mal» y su supremacía sobre el mundo anodino de «lo normal», perfilado en la fusión gradual de los «dos Charlies», el blanco y el negro, en una más aceptable gama de gris, que se materializa en el romance platónico entre la sobrina y el tío, y culmina en la ultima secuencia, cuando la sobrina y el detective acuden a la iglesia para el funeral del tío Charlie. Entonces, la nostalgia de Charlie se disfraza de piedad, pero está ahí, marcando para siempre a la pareja. Charlie nunca será capaz de confesar toda la verdad a su detective bueno, bobo y limpio, y quizá ni siquiera a sí misma. Nunca hablará del hombre con quien «la ovejita sin mancha» perdió la pureza y con el que se unió a través del dolor. Quizá por eso el sermón final, oído confusamente en la pista sonora, sugiere que, en efecto, «su alma vivirá siempre» en nosotros. Charlie ha descendido a los infiernos guiada por un ángel hermoso y perverso. Su mundo ha cambiado para siempre.

APARICIÓN DE HITCHCOCK: En el tren jugando cartas.

NOTA: Después del rodaje de la cinta murió la madre de Hitchcock, al otro lado del Atlántico. Poco tiempo después (en 1942), William, hermano mayor del director, se suicidó ingiriendo pastillas.

En 1943 se estrenó La sombra de una duda, protagonizada por Joseph Cotten y Teresa Wright, a la izquierda del plano

Ir a la siguiente página

Report Page