Fotos
Lisboa.
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L
i
s
b
o
a
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El hombre del bigote sujetó por un brazo a Luis cuando ya iba a salir del almacén. En bajo y en portugués, le interrogó señalando a Patricia.
—¿Quién es y por qué la traes aquí?
—Tiene dinero y quiere matar a un hombre. Estuvo buscando ese explosivo por toda España…
—¿Y no te sorprende que conozca el FCP? Esa mujer no es una vulgar asesina. ¿Por qué la trajiste aquí? ¿Quién la recomendó?
—Souza…
—¡Imbécil!
El hombre del bigote golpeó a Luis en la cabeza y pegó una patada al suelo. Agarró a Luis de las solapas y, contra un rincón, le susurró al oído:
—Souza lleva detenido un año en España. Cayó en una redada en Galicia…
—Pero… pero hablé con él la semana pasada…
—Escucha, imbécil: ¡Mátala! Deshazte de ella esta misma noche y lejos de aquí. Táreme el FCP de vuelta y te llevarás mil euros.
—¿Solo mil euros…?
El hombre del bigote sacó una pistola y la puso al cuello de Luis.
—¿Prefieres que os mate aquí a los dos?
—Esta noche… me la cargo esta noche.
El hombre del bigote guardó la pistola y soltó a Luis, que se colocó bien la camisa. Miró fuera; Patricia ya estaba en el coche. El hombre del bigote palmeó el hombro de Luis, dio media vuelta, y bajó las escaleras de caracol. Luis asintió y musitó algo para sí mismo.
—… Esta misma noche…