Electro

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Capítulo 10

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1 de agosto de 2020

Han pasado unas semanas desde que ingresaron a mamá en la clínica. No he podido verla por eso de que está en una de las zonas negras (y además en cuarentena), pero hace dos noches pude hablar con ella por teléfono. Me dijo que está bien, que le están haciendo pruebas y que probablemente no sea nada y pueda volver pronto. Sin embargo, su voz transmitía todo lo contrario...

Papá se ha sentado conmigo esta mañana y me ha preguntado qué tal voy. No le he contestado. La verdad es que apenas le dirijo la palabra. Se pasa el día entero en la clínica con mamá mientras yo intento hacer una vida normal... Al fin y al cabo, él tampoco me cuenta lo que le ocurre ahí dentro o cómo la ve. Y eso me duele mucho, porque significa que las cosas no van como deberían.

Hace un par de horas, mientras cenábamos, se ha derrumbado.

Supongo que tendría que haberle preguntado qué le ocurría o haberle abrazado sin más, pero no me ha salido. Me he quedado mirándole. De todos modos, tampoco ha hecho falta. Él mismo me lo ha dicho: Está cansado y muerto de miedo. "¿Qué voy a hacer sin tu madre?", ha preguntado varias veces. Como si yo tuviera la respuesta. Como si yo no me hiciera la misma pregunta desde que la ingresaron.

No he podido soportarlo. Me he levantado con el plato a medio terminar y me he largado a mi habitación.

PD: Parece que después de tanto tiempo sin estar por casa, mi padre ya no sabe comportarse como tal.

7 de agosto de 2020

Mamá sigue en tratamiento, y aún no son capaces de dictaminar qué tiene. No me dejan verla, aunque hablo con ella todas las noches por teléfono. No me avergüenza decir que cuando lo hago cierro los ojos para imaginar que está aquí mismo, a mi lado, sana y enérgica como ha sido siempre. De esa manera me resulta más soportable la espera. Ella me dice que no me preocupe, que todo irá bien. Al fin y al cabo, tenemos a los mejores médicos del país (o eso me ha asegurado papá).

Hoy ha aparecido una notificación en todos nuestros dispositivos móviles: además de las opciones de trabajo que ya conocíamos y a las que tenemos que postular para ver si nos admiten, van a abrir una convocatoria para cubrir cincuenta plazas en los laboratorios.

Papá no me ha dicho nada, y yo tampoco se lo he mencionado durante el desayuno. No sé si ha sido una idea suya aprobada por sus jefes o si ya tenían pensado que, a fin de cuentas, cuando se retirasen los que ahora dirigen esa parte del complejo, necesitarían sustitutos. El caso es que pienso presentarme.

Aunque tenga que dejarme los ojos y los codos estudiando. Siempre se me ha dado bien empollar y espero no haber perdido facultades en los últimos meses.

Del mismo modo, soy consciente de que a esta primera convocatoria voy a ir muy gusto... Los exámenes de acceso tendrán lugar a principios de septiembre. Me he leído por encima el temario y las materias que exigen, y estoy muy, muy verde en muchas de ellas. De algunas, no he visto nada en la vida. Por suerte, también incluyen un listado inmenso de los libros que podemos consultar en la biblioteca digital para prepararnos. Así que me espera un maravilloso verano hincando codos...

No, no he dicho nada a papá. Prefiero que no se entere porque seguro que empieza a ponerme mil pegas. Pero yo sé que estoy tan capacitado o más que él para entrar ahí dentro. Para ayudar a mamá.

Darwin y Sarah se han portado muy bien conmigo estas últimas semanas. Gracias a ellos he podido desconectar un poco de la realidad. Para mi sorpresa, están igual de interesados que yo en presentarse a los exámenes para entrar en los laboratorios. Bueno, la verdad es que no me sorprende tanto. Antes de la bomba, Sarah estudiaba Medicina en la universidad, y Darwin, Biotecnología. Así que por fin podremos aprovechar lo que estudiamos antes de la catástrofe y empezar o trabajar en lo que nos gusta.

Ninguno lo hemos dicho en voz alta, pero está claro que a todos nos atrae esa atmósfera misteriosa y secreta que se genera cuando alguien menciona lo que hay más allá de las puertas de hierro y el control de seguridad: lo que hay en las zonas negras.

Estudiar va a ser más fácil y entretenido si cuento con ellos. Hemos decidido quedar todas las mañanas temprano para ir a la biblioteca puntos. Yo, por mi parte, voy a dejar de trabajar en los almacenes. Quiero centrarme al cien por cien en esto y no lo haré si debo pasarme ocho horas diarias cargando y descargando cajas.

Estar fuera de casa me hace desconectar de todo, pero cuando entro... Hoy me he sentido un estúpido y no he podido evitar que se me saltaran las lágrimas. Porque mi madre ya no esté aquí, porque no me hable con mi padre... Aunque de una manera injusta le culpe por todo, también sé que es el único en este nuevo mundo que entiende mi dolor.

PD: Creo que me va a venir bien tener la cabeza ocupada en esto de las pruebas de acceso y no en... Bueno, voy a empezar a obligarme a no recordármelo ni siquiera cuando escribo en este diario.

20 de Agosto de 2020

Llevamos más de diez días enclaustrados en la biblioteca. Pensaba que iba a ser mucho más difícil, pero el estar estudiando los tres juntos nos está viniendo genial. Como cada uno estamos especializados en un campo (medicina, bioquímica y biotecnología), nos complementamos bastante bien en ese sentido y nos resolvemos dudas entre los tres... Pero estoy muy estresado. Y apenas duermo...

Creo que por eso Darwin me ha secuestrado hoy y nos hemos pasado casi todo el día en el gimnasio. Piscina, abdominales, flexiones, pesas... Aún me tiemblan los músculos del esfuerzo físico al que me he sometido, pero al menos siento los párpados como dos enormes losas de piedra contra las que lucho por permanecer despierto unos minutos más.

Le conté que no conseguía conciliar el sueño y enseguida me propuso la solución más evidente:cansarme hasta la extenuación. "Así no habrá pesadilla que te desvele", añadió con la sonrisa torcida que tan bien empiezo a conocer.

Él me ha acompañado todo el tiempo hasta que se ha tenido que ir a recoger a su hermano pequeño a la guardería. Este tío es una máquina, en todos los sentidos. Cae bien a todo el mundo, trabaja como un loco, siempre encuentra tiempo para estudiar y para hacer deporte y encima es como un padre para Jake. Hoy me ha confesado que la razón por la que quiere entrar en los laboratorios es para ayudar a encontrar la cura a lo que está pasando en el exterior y ofrecerle a su hermano el futuro que se merece, lejos del complejo. Lo único que me pueda claro es que hacen falta más héroes como Darwin. Espero que los tres consigamos entrar: podríamos hacer grandes cosas juntos.

Por desgracia, no he podido ver a Sarah. Ha preferido quedarse estudiando en casa, en vez de acompañarnos a hacer deporte. Ahora aprovecha cada momento libre que tiene para estudiar. Lo hace con tal ahínco que, cada, vez que a Darwin o a mí nos surge una duda, acudimos directamente a ella antes de buscar en los libros.

Creo que debería tener un día de desconexión como nosotros, así que mañana pienso sorprenderla con una idea que he tenido, y espero que le guste...

Solo necesito que Darwin me eche una mano y encuentre el modo de sacar algunas cosas del almacén sin que nadie se dé cuenta...

PD: He vuelto a hablar con mamá por teléfono. Ha sido a la única a la que le he contado mis intenciones de entrar en los laboratorios... y se ha echado a llorar.

21 de agosto de 2020

Hoy ha sido un día extraño. Extraño y extraordinario al mismo tiempo. Creo que Sarah y yo nos hemos metido en un buen lío, no lo sé, pero por el momento quiero quedarme con lo bueno.

Lo cierto es que ha empezado como cualquiera de los días de este mes: madrugón, paseo a la biblioteca y a seguir estudiando. También me he cruzado con el señor Carter, gerente del almacén en el que trabajaba. El hombre se ha enterado de mi nueva, aspiración y ha dicho que va a llevar mi caso ante la junta, del complejo, porque no le parece bien que esté sin hacer nada. Sí, parece ser que estar más de quince horas diarias estudiando es no hacer nada. En el fondo le fastidia que alguien que estaba bajo su mando dejara por voluntad propia el trabajo para aspirar a algo más.

Fracasados aparte, había hablado con Sarah y habíamos quedado en que la recogería en su casa antes de que comenzara el turno de la cena. El plan era que, cuando dieran las seis de la tarde, ella se iría a casa (como es habitual) y Darwin y yo nos quedaríamos repasando algunas fórmulas. Pero, en cuanto Sarah ha desaparecido de la biblioteca, nosotros hemos ido corriendo a casa de Darwin a que me diera la mochila que me tenía lista para la sorpresa de esta noche.

He estado bastante nervioso hasta que ha llegado la hora de pasar a buscar a Sarah. Me he tomado la libertad de arreglarme un poco para ella. Al principio me he sentido estúpido, porque no era una cita (¿o sí?). El caso es que entre unas cosas y otras se me ha echado el tiempo encima...

Había preparado un millón de excusas y disculpas por mi tardanza, pero cuando la he visto... Dios, cuando la he visto me he quedado sin aliento. Se había peinado de una manera especial o se había maquillado como nunca: a lo mejor no llevaba ni una pizca de maquillaje, la verdad es que no lo sé..., pero toda ella relucía más que cualquiera de las luces del complejo que intentan imitar el sol.

Nos hemos dado un abrazo como siempre, aunque no ha sido como siempre, y nos hemos dirigido a los jardines superiores. No ha sido hasta que hemos llegado allí cuando me han asaltado las dudas.

De alguna manera inexplicable, a pesar de todo lo ocurrido, a pesar de habernos venido a vivir aquí, de la enfermedad de mamá y del sentimiento de arresto me invade en el complejo, Sarah ha logrado llegar a mi corazón. Dios, me parece increíble que haya escrito semejante cursilería, ¡pero es verdad! No sé cuándo ha sucedido ni cómo, pero en algún momento he dejado de verla como una amiga y ahora la necesito y la quiero como algo más.

El problema estaba en que, si yo había tardado tanto tiempo en darme cuenta de esto..., ¿qué pensaría ella? Sarah ha debido de advertir que tenía la cabeza en otra parte, porque cuando nos hemos sentado en el banco más cercano al centro de la planta y he levantado la mirada hacia el techo de cristal (allí, si uno se concentra lo suficiente, puede llegar a pensar que no hay una cúpula que nos separa del cielo), Sarah me ha agarrado de la mano.

Aún siento escalofríos donde su piel ha rozado la mía. No era la primera vez que lo hacía, pero sí la primera que sentía algo semejante. ¿Qué explicación científica hay para algo así? ¿Cómo es posible que los mismos tejidos nerviosos que he tenido toda mi vida hayan reaccionado de esa manera con sus caricias?

Como dice mamá cuando se pone filosófica, el amor es la única ciencia incapaz de ser explicada... y la única por la que merece la pena luchar.

Está claro que hay lenguajes más poderosos que las palabras, porque sin necesidad de cruzar una sola, los dos hemos sabido que necesitábamos besamos. Y eso hemos hecho...

Hemos permanecido allí, hablando, acariciándonos y tomándonos los sándwiches y las botellitas de vino que Darwin había conseguido sustraer de las cocinas para nosotros, hasta que algo nos ha sobresaltado. Sobre nuestras cabezas, en el límite de la cúpula. En el exterior.

Un grupo de figuras oscuras ha surgido de refilón allí donde el cristal conecta con la superficie de la tierra. De no ser porque Sarah me ha avisado, yo ni habría reparado en ellas. Justo en ese momento ha sonado la alarma, pero nosotros no nos hemos movido, confundidos como estábamos. Eran humanos. Dado que apenas se distinguían los detalles en la noche, no sé si habían salido del complejo y llevaban algún tipo de protección o si estaban vagando por el exterior a cuerpo descubierto, Pero estoy convencido de que eran personas.

Tan obnubilado estaba con la visión que no he advertido a los dos guardias que se han acercado hasta que he visto el reflejo de sus linternas en el cristal.

Les hemos explicado la razón de nuestro desconcierto, pero no nos han escuchado (o han pretendido no hacerlo) y nos han echado en cara estar fuera de nuestros horarios y haber sacado al jardín comida y bebida no autorizadas. Por una vez ha sido bastante útil que papá trabajara donde trabaja, porque la reprimenda ha corrido de su cuenta y no por parte de algún superior encargado de la seguridad del complejo.

Y se habría quedado solo en eso de no ser por cómo le ha mudado el gesto cuando los soldados le han dicho lo que nosotros habíamos jurado ver. Ha reaccionado deprisa. Ha desestimado aquella historia con una sonrisa y ha explicado que ha debido de tratarse de algún efecto del reflejo de la luz interior. Sarah ha intentado rebatirle, pero yo la he agarrado del brazo para que guardara silencio. No hace falta ser un lince para advertir que él estaba mintiendo.

Por eso estoy preocupado. No creo que nuestro pequeño picnic en el jardín nos granjee problemas: a fin de cuentas, ni hemos sido los primeros en hacer algo así, ni seremos los últimos: aunque sé lo que hemos visto. Pensaba hablar con papá a solas sobre lo ocurrido, pero se ha ido directamente al laboratorio y no he tenido ocasión.

Querría esperarle despierto, pero el cansancio puede conmigo... y, sinceramente, aunque la curiosidad por entender lo que he visto me quema por dentro, el deseo de irme a dormir con el recuerdo de la tarde con Sarah me gana. Así que, por primera vez en mucho tiempo, buenas noches...

PD: Mañana tengo que llamar a mamá.

21 de agosto de 2020

Hoy papá me ha sentado en el salón de casa y me ha preguntado sobre lo ocurrido la noche con Sarah. Le he contado que nos había parecido ver figuras humanas fuera de la cúpula. Se ha quedado en silencio durante unos minutos y después me ha explicado algo que ha descubierto...

Efectivamente, lo que vimos eran personas. Estaban recociendo muestras de aire para analizarlas en los laboratorios porque papá lo había ordenado. Y aquí es donde entra lo de mamá. Lo que le ocurre.

Según me ha dicho papá, su organismo se ha infestado de nanobots que han contaminado todas sus células y se han instalado en su corazón. Estos nanobots son máquinas perfectas de una complejidad inigualable y tan diminutas que son invisibles al ojo humano. Debieron de entrar en el cuerpo de mama cuando explotó la bomba y ella no llevaba la máscara reglamentaria. Es lo que le ha pasado a todo el mundo ahí fuera, lo que ha acabado con la vida de miles, tal vez millones, de inocentes.

Si no fuera por las lágrimas de papá, cabría pensar que aún hay esperanzas. Ahora sé que no. No me ha dicho absolutamente nada nuevo sobre su estado, pero sé que no hay mucho que hacer...

En el fondo lo sé desde hace tiempo...

Es verdad lo que dicen de que hay almas que están unidas de manera inexplicable y que, cuando una sufre, la otra lo nota. Los hilos entre las madres y sus hijos son un ejemplo de ello y ahora lo estoy comprobando.

No creo en la religión, ni en un dios todopoderoso. Quizás por eso mis plegarias no surtan efecto. Pero sí creo en esa parte de nosotros, esa energía que no se rige ni por los latidos del corazón ni por las órdenes del cerebro, que abandona el cuerpo cuando morimos. Veintiún gramos que perdemos al dejar de vivir, dicen, ¿no? ¿Dónde irán a parar los de mi madre? ¿Y los míos, cuando llegue mi hora?

En el fondo, es con mi padre con pulen estoy cabreado. Sé que es injusto. Sé que fue el contenido de la bomba lo que infectó a mi madre, lo que la va a matar. Sn embarco, no paro de repetirme una y otra vez que si papá nos hubiera contado la verdad antes de que todo esto sucediera, mamá nunca habría salido del coche sin la puñetera máscara.

Mi parte racional me dice que eso es una estupidez y que es una injusticia hacerle responsable, pero la irracional... Le odio. Le odio con todas mis fuerzas por no poder salvarla.

Me gustaría poder decir que me tiembla la mano al escribir esto, o que estoy empapando las hojas del cuaderno con mis lágrimas, pero estaría mintiendo. Ya he llorado todo lo que tenía que llorar, solo y en silencio, las pasadas noches. Cuando nadie miraba ni podía escucharme.

Papá me ha prohibido que hable de esto con nadie. Aún no han especificado las razones por las que el aire de la tierra se ha vuelto irrespirable, y es probable que nunca lo lleguen a hacer, igual que tampoco nos contaron lo que podía ocurrir si estallaba la guerra, o que estaban construyendo este complejo.

Apenas puedan un par de semanas para que empiecen los exámenes de acceso a los laboratorios. He seguido callado y no le he dicho nada a papá de que me voy a presentar a las convocatorias.

Ahora, más que nunca, tengo que entrar ahí. Sea como sea. Hay demasiadas cosas ocultas en la zona negra, demasiados secretos... Las respuestas a mis preguntas están ahí y mi padre nunca me las va a dar.

No sé cuánto tiempo le quedará a mamá, ni en qué estado estará.

No sé ni siguiera si deseo saberlo... Lo único que sé es que pienso hacer todo lo que esté en mi mano para salvar lo que puede de nuestro mundo.

PD: A pesar de la prohibición de papá, he hablado con Darwin y Sarah de todo esto.

15 de septiembre de 2020

He aprobado los exámenes de acceso. Estoy dentro.

PD: Mamá ha muerto.

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