Casablanca

Casablanca


1. Una historia inmortal

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Capítulo 1

UNA HISTORIA INMORTAL

Diciembre de 1941. El escenario es Casablanca durante la Segunda Guerra Mundial, poco después de la caída de Francia. Multitud de refugiados están inundando la ciudad para escapar de la amenaza creciente del nazismo. Esta ciudad es el trampolín que les permite saltar a Lisboa y de ahí, América y la libertad. Sin embargo, los refugiados deben obtener primero un salvoconducto antes de embarcar rumbo al mundo libre. Estos visados se podían obtener tanto por trámites semilegales como a través del mercado negro. Uno de los puntos de cita para esos refugiados es Rick’s, el café más popular de la ciudad, propiedad de un exiliado americano llamado Richard “Rick” Blaine (Humphrey Bogart). A su alrededor gira una maraña de espías y oportunistas, oficiales alemanes y funcionarios de Vichy.

Rick es un apátrida sin aparentes ideales. En el pasado llevó armas de contrabando a Etiopía y luchó en España junto a los republicanos. También sabemos que no puede volver a Estados Unidos, aunque desconocemos la causa. Su café es el hogar de muchos personajes con tratos dudosos, pero él no tiene nada que ver con ninguno de ellos, ni se quiere involucrar en política, o al menos eso dice, así que permanece totalmente neutral en cuanto a de qué lado de la guerra se posiciona.

A Casablanca llega un alto oficial del Tercer Reich, el mayor Strasser (Conrad Veidt), con la misión de descubrir al autor del asesinato de dos de sus agentes, portadores de dos valiosos salvoconductos. Cuenta para ello con la colaboración del capitán Louis Renault (Claude Rains), prefecto de policía al servicio del gobierno de Vichy, hombre mundano y ambicioso.

En las calles aparece Guillermo Ugarte (Peter Lorre), un tahúr profesional que trafica en el mercado negro. Este individuo tiene dos salvoconductos muy especiales, que dará a sus destinatarios la posibilidad de abandonar Casablanca sin responder a ninguna pregunta. Rick no piensa demasiado en Ugarte hasta que descubre que los dos agentes alemanes fueron asesinados para obtener los salvoconductos.

Ugarte le pide a Rick que se quede con sus salvoconductos hasta que su cliente muestre interés en comprarlos. Pero los hombres del capitán Renault detienen a Ugarte, el cual muere poco después cuando intentaba escapar o suicidarse, tal y como asegura el mayor Strasser.

Mientras se desarrollan estos acontecimientos, aterrizan también en Casablanca Victor Laszlo (Paul Henreid), uno de los jefes de la resistencia antinazi en Europa, e Ilsa Lund (Ingrid Bergman), su mujer, noruega. Una noche entra en el café de Rick. Ilsa reconoce al pianista, Sam (Dooley Wilson), un viejo amigo de sus días parisinos, y le pregunta sobre el paradero de su jefe, a la vez que le pide que toque la canción que ella y Rick hicieron suya: “As Time Goes By”. Sam se muestra reticente, pero lo hace, y Rick sale a grandes zancadas, enfadado, de la trastienda («¡Pensé que te había dicho que nunca tocaras esa canción!»). Entonces ve a Ilsa, un dramático acorde musical marca un primer plano, y la escena se desarrolla en el resentimiento, el remordimiento y el recuerdo de un amor verdadero.

Los flashbacks revelan que, tiempo atrás, ambos vivieron un tórrido romance en París. Se suponía que iban a marcharse juntos antes de la entrada de los alemanes en la ciudad, pero ella desapareció en el último momentos. Rick y Sam se fueron solos.

Los Laszlo deben abandonar Casablanca antes de que Victor desaparezca misteriosamente. Desafortunadamente para ellos, no pueden obtener los papeles requeridos para salir del país por las vías normales debido a la interferencia del mayor Strasser. El Señor Ferrari (Sydney Greenstreet), líder de todas las actividades ilegales en Casablanca y propietario de “El Loro Azul”, que es el segundo bar más popular de la ciudad, les informa que Rick podría tener justo lo que ellos buscan. Pero éste recuerda perfectamente todo lo sucedido en París y rehúsa ayudar al matrimonio en su huida. Ilsa va a buscar a Rick por la noche y le amenaza con una pistola, pero continua enamorada de él y no puede apretar el gatillo. Se derrumba, jura que le ama y le dice que escaparán juntos si le da a Victor los papeles para abandonar la ciudad. También le revela la causa del abandono parisino: en aquellos tiempos estaba casada con Laszlo, pero le creía muerto en un campo de concentración alemán cuando se enamoró de él, y le dejó únicamente al descubrir que su marido seguía vivo. Rick accede a las peticiones de Ilsa y vende su café al Señor Ferrari. Entonces informa a Renault de que puede arrestar a Victor en el salón con los ansiados papeles. Cuando Louis llega e intenta arrestar a Victor, Rick le encañona con una pistola y le fuerza a llamar a la oficina de policía para asegurar que el camino hasta el aeropuerto estará libre. Pero Louis, a quién llama en realidad es al mayor Strasser, que se dirige al aeropuerto. Es entonces cuando se descubre el verdadero plan de Rick: meter a Laszlo y a su mujer en el avión de Lisboa. Y aunque Ilsa está enamorada de Rick, éste la convence de que se arrepentirá toda su vida si no sube a ese avión con su marido. Cuando Strasser se presenta en el aeropuerto para impedir la salida del avión, Rick le mata de un disparo. «Detengan a los sospechosos habituales», ordena un capitán Renault ganado para la causa de la libertad.

Ilsa y Laszlo están en el avión camino de Lisboa. Rick y Louis abandonan juntos Casablanca. The End.

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