Carmina Burana

Carmina Burana


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<El tormento del amor>

La llegada del invierno no enfría la pasión ardorosa del poeta, que expresa líricamente sus sentimientos amorosos. Pedro de Blois es probablemente su autor. Estrofas rítmicas desiguales.

1

Ya se marcha

el verano al exilio,

el bosque pierde

de las aves el alegre trino,

amarillea el verde de la fronda,

el campo se desflora.

Ya se secó

lo que antes floreció,

porque al exuberante bosque

la fuerza funesta

del frío desnudó

y el cielo con su silencio

turbó,

pues las aves

al exilio relegó.

2

Mas al amor,

que el calor

alimenta, la fuerza del frío no puede atenuar,

pues su afán es restaurar

cuanto el invierno habría dejado yerto.

Amargamente me atormento,

muero

de la herida de la que me envanezco.

¡Ay, si quisiera curarme

con un solo beso

lo que mi corazón con dulce hierro

se goza de lacerarme!

3

Coqueta, de sonrisa delicada,

atrae todas las miradas.

Los labios

amorosos,

turgentes

—pero mesuradamente–

producen un agradable extravío,

derraman

dulzura, panal de miel, al besar,

que me hacen negar alguna vez que soy mortal.

La frente, alegre, tan blanca,

la luz de tu mirada dorada,

sus cabellos rojizos,

sus manos mejores que lirios

me llevan de suspiro en suspiro.

Feliz sonrío

cuando miro

todo tan fino,

tan magnífico,

tan suave,

tan agradable.

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