BAC

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Capítulo 48

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Capítulo 48

El jet en el que viajaban Eva y Diego ejecutaba con algo de brusquedad las maniobras de aproximación al aeropuerto de Girona. El inspector miró por una de las ventanillas, curioso. Eva hizo lo mismo.

– ¡Joder! Parece que se vaya a desmontar en cualquier momento. – comentó Eva mirando hacia la cabina.

Diego sonrió. Estaba orgulloso por el resultado de la investigación del asesinato del arzobispo. Otro caso resuelto. Su jefe le había felicitado en privado. Todo y que no era obra de los BAC, aquel asunto había servido para aclarar varios temas. Observó a Eva. Su liderazgo había quedado entredicho varias veces durante las investigaciones. Plantar cara a Gracia y a Santamaría podría haberle costado su carrera, pero le gustó la forma en que lo hizo y los principios que había demostrado. Aquel enfrentamiento y la resolución del caso de Burgos sin duda alguna habían unido al equipo. Suspiró mientras releía el mensaje de Pérez.

En el transcurso de aquella hora y media de vuelo sus compañeros deberían haber detenido al bombero, a Tresánchez. También conocían más datos sobre la muerte de Regueiro. Los móviles de los investigadores no habían dejado de recibir mensajes y llamadas durante todo el vuelo.

Los acontecimientos de Lisboa comenzaban a tomar forma. La última víctima de los BAC había llegado el miércoles a Lisboa y se había registrado en uno de los hoteles más lujosos de la capital lusa, el Hotel Avenida Palace. Todas las reservas y pagos habían sido realizados con la tarjeta de crédito asociada al cargo político que había ocupado, pese a haber sido obligada a abandonarlo tres meses atrás. La noche del miércoles había cenado en uno de los mejores restaurantes de la ciudad acompañada por un hombre, aún sin identificar. El alto importe de la suntuosa cena, cerca de trescientos euros, también había sido cargado en aquella tarjeta. Al día siguiente, el jueves por la mañana, tras el desayuno abandonó la habitación del hotel para trasladarse a las instalaciones de un lujoso spa, donde, aparte de reservar una suite de lujo, le esperaba un tratamiento anti stress completo. Cuatro horas de masajes variados, tratamientos faciales y sauna. Todo sufragado con los impuestos de los contribuyentes.

– ¡Joder!, la señora no se privaba de nada. – comentó Eva, al terminar de leer uno de los mensajes. – ¿Sabes cuánto cuesta pasar dos días en ese balneario? Más de la mitad de mi salario mensual…

– Sí, otro ejemplo más del nivel de vida que disfrutan algunos cargos electos… aunque ya no ocupen el cargo. Menuda sinvergüenza. ¿Conoces al inspector que han enviado a Lisboa, Mosquera? – preguntó Diego.

– Sí, es muy bueno, muy metódico. Es la persona que yo habría asignado a este caso. Aún me pregunto porque me escogieron a mi… – dijo Eva pensativa.

– Porque eras la más indicada, la mejor. – dijo Diego. – Los halagos están bien, pero sinceramente, mi aportación a las investigaciones no ha sido muy relevante. – añadió un tanto triste la capitán. – Pensaba que tendría un papel más determinante, que ayudaría más, la verdad.

– Ninguno ha lucido especialmente. Bueno, bajo mi punto de vista, Álvaro es el único que ha demostrado con creces porque está en el equipo. Los demás no hemos tenido oportunidad de demostrar nuestra valía. –  dijo Diego, animando a su compañera.

– Diego, has resuelto el caso de Burgos en poco más de un día… – dijo Eva.

– Ha sido suerte. Además, no cuenta. No era un asesinato de los BAC. – contestó Diego. – Suerte o no, has descubierto quienes eran los asesinos y que no estaban vinculados con los BAC. – concluyó Eva.

– Digamos que ha sido el producto del trabajo en equipo, sin la aportación de todos no habríamos llegado a ninguna conclusión. Me satisface más que hayamos librado a ese matrimonio de ser linchado públicamente. En fin, continuemos trabajando, que parece que quieres rollo conmigo… – dijo Diego guiñando su ojo izquierdo. – Espero que te hayan hecho caso y dejen que nos ocupemos del registro del apartamento de Tresánchez antes de interrogarlo.

– Más les vale… – respondió Eva.

Su teléfono comenzó a sonar, interrumpiendo la conversación de los investigadores, que viajaban solos en la parte trasera del avión.

– Sí, dime. ¿Cómo? No puede ser… ¿Cuándo ha ocurrido? – dijo Eva con cara de auténtica sorpresa. – Pongo  el manos libres para que Diego también pueda escuchar…

Miró a Diego con los ojos muy abiertos y expresión de estupor.

– Hola Diego. – dijo el jefe de Eva. – Os tengo que comunicar algo importante… Los detenidos en Burgos, Pedro y Leonor, han sido hallados sin vida.

– ¿Qué? – dijo Diego con mirada incrédula mientras observaba como Eva asentía con la cabeza. – ¡Si están presos desde hace tan solo unas horas!

– Lo que estáis oyendo. Han encontrado a Leonor muerta en el camastro de su calabozo, inmóvil, el guardia pensó que estaba dormida. Como no contestaba a sus llamadas, ha entrado. – dijo Gracia, con voz solemne. – Con Pedro ha pasado algo parecido, pero en la habitación del hospital. Había un agente con él, vigilándolo, pero no ha notado nada raro. Cuando ha pasado la enfermera en la visita rutinaria para revisar la medicación lo ha notado extraño, como si estuviese dormido en una postura rara. ¡Muerto, estaba muerto! Muertos los dos… Los forenses han retirado sus cuerpos y están investigando que ha podido ser, pero el diagnóstico inicial es envenenamiento, no presentaban signos de violencia.

– ¿No tenían monitorizado a Pedro? – preguntó Diego.

– No, por lo visto los médicos, tras administrarle unos medicamentos no lo consideraron necesario ya que sus constantes eran estables. Tampoco lo habían esposado. Se había mostrado muy colaborador durante todo el proceso, así que no extremaron las medidas de seguridad. Un fallo, pero quien iba a imaginar que… – explicaba Gracia cuando fue interrumpido por Diego.

– ¿Suicidio o asesinato? ¿Qué hipótesis se manejan? – preguntó Diego.

– A simple vista parece un suicidio… ¿Quién iba a querer matarlos? – se preguntó Gracia como si hablara consigo mismo.

– Los BAC, algún fanático religioso como venganza… Si dedicamos unos minutos a pensarlo seguro que encontramos al menos dos o tres móviles más. – dijo Diego.

Las palabras de Diego parecieron sembrar la duda en Gracia, a juzgar por el silencio que las siguió. Eva continuaba callada, pensativa, seria y con una ceja levantada.

– Desde luego, si se tratara de un suicidio debemos reconocer que han sido más listos que nosotros. – musitó Diego con sus ojos verdes clavados en los de Eva. – Suéltalo ya. ¿Qué piensas?

– Estaba pensando en eso mismo. – respondió Eva tras una estudiada pausa. – En cómo nos han hecho creer que ganábamos. Ha sido como una partida de ajedrez, dejándonos hacer jaque para despistarnos, para que nos confiásemos... Una jugada maestra, hay que reconocerlo. Habrá sido un suicidio, no te quepa duda de ello. Si lo analizáis han acabado el trabajo como una célula yihadista o el típico lobo solitario, sin importarles morir, aunque en este caso se tratase de una pareja, cosa un tanto peculiar. La principal diferencia es que los radicales religiosos suelen morir matando, se inmolan acabando con infieles. Esta pareja no ha actuado así, pero tenían todo bien atado, las pastillas en su casa, otras escondidas por si el plan inicial no funcionaba…

– Espera un momento, ahora que sacas el tema… ¿Y si los BAC funcionasen como las células yihadistas? – preguntó Diego, alterado. – Y otra cosa…si nos han engañado con eso, ¿cómo podemos estar seguros de que no tengan nada que ver con los BAC?

– ¿Qué quieres decir? – preguntó Gracia. – Diego, me estás liando con tanto cambio de tema.

– Perdona… Quiero decir que, si han sido capaces de engañarnos con lo de las pastillas, ¿cómo podemos estar seguros de que no lo hayan hecho en otros temas? – respondió Diego.

– ¿Cómo qué? – preguntó la capitán.

– Con el motivo por el que han asesinado a Muñoz-Molina, por ejemplo. Estoy confundido. Hace un rato pensaba que teníamos el caso resuelto y ahora albergo más dudas que cuando empezamos. – afirmó Diego. – En fin…cuando has mencionado lo de las células yihadistas… ¿Y si los diferentes grupos de los BAC no se conociesen entre ellos?

– Bueno, es la forma que tienen algunas organizaciones para evitar detenciones masivas si uno de sus grupos es atrapado. La verdad, no es muy frecuente en organizaciones europeas, pero visto lo visto, y si damos por hecho que los BAC son autóctonos, entonces tal vez haya un líder, un cerebro aislado que planifica los golpes y se comunica con las células. – dijo Eva.

– ¡Joder! ¿Y qué proponéis? – dijo Gracia.

– Debemos realizar registros exhaustivos tanto en el piso que tenían alquilado en Burgos como en su vivienda en Montemayor. Necesitamos reconstruir todos sus pasos desde que decidieron mudarse a Burgos. – dijo Eva. – Como hemos dicho, estos BAC no parecen terroristas al uso, los que por desgracia hemos sufrido durante décadas en este país, como los GRAPO o ETA. Su forma de actuar se asemeja más a las células durmientes de los musulmanes radicales, esperando agazapados hasta que deciden atacar. Por eso no podemos permitirnos ni un fallo más, no debemos pasar por alto ni un puto detalle hasta estar seguros al cien por cien si el matrimonio Solís Martínez tenía relación con los BAC.

– Me jode tener que darte la razón, pero no me malinterpretes Eva. Hace un par de horas lo veía clarísimo, ahora ya no. Dudo, y mucho... No podemos descartar que nuestras monjas tengan algo que ver con los BAC. – dijo Diego.

– Entonces mandaremos a un equipo a Córdoba y Burgos para que remuevan cielo y tierra hasta que comprobemos o descartemos si hay alguna conexión con los BAC. – afirmó Gracia.

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