Arena
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Enterramos la litrona en la orilla como veíamos hacer a los domingueros con las sandías. Estábamos en la trasera del Balneario, donde no había iluminación. Los eucaliptos parecían vigilantes. De tanto en tanto el viento los azotaba, provocando que cayesen hojas secas que giraban alocadas como las cintas de gimnasia rítmica. Ella cogió una hoja y se la llevó a la nariz. Después me la pasó a mí. También la olí. Olía a tristeza infantil. El terral le alisaba la melena pelirroja. La columpiaba. Un anuncio sin luz con la banda sonora del tráfico, que llegaba entrecortado, y del murmullo lejano de los chiringuitos.
—Pensaba que eras gay.
Apenas se distinguían nuestros rostros. La oscuridad era absoluta. La luna menguante. Un bumerán. Un tobogán. Reyes siguió con el interrogatorio, aunque conocía las respuestas.
—¿Tienes novia?
—No.
—¿Nunca?
—Nunca.
—Te enrollaste con aquel cardo madrileño el verano pasado.
—Me aburría.
Se levantó y fue a la orilla a buscar la cerveza. La tocó para comprobar si estaba fría. Giró el tapón y dio un buche antes de ofrecérmela. Le di un trago. Caldo. Aquello me sacó de quicio. Se me notó en la cara. Reyes se encogió de hombros, es lo que hay, no vamos a estar aquí sin beber, solo hablando. De vez en cuando las hojas que caían de los eucaliptos descendían en espiral sobre nosotros.
—¿Ahora nada?, ¿ni un rollo?
—No tengo tiempo.
Un cortocircuito: ¿había contestado mi padre o yo?
—¡Qué gilipollez! —Reyes atrapó otra hoja de eucalipto y me la metió en la cintura del pantalón; después bebió cerveza.
Empezaba a cabrearme. Aguantaba por el picor. Me pasó la botella, hice como que bebía, pero no bebí. Reyes sí lo hizo, sonriente. El vestido coral, un imán. No sé si esperaba que le preguntase por Pipo. No me interesaba. Tampoco que tonteara conmigo. Quería follármela. Punto. Que jodiesen a Pipo. Joder a Reyes. Estuvimos unos minutos sin decir nada. Mirábamos el horizonte salpicado de barcos de pesca. Fue ella quien tomó la iniciativa, la que dio el primer paso:
—¿Vamos a tu casa? Quiero ver cómo me sacas en el libro o en el cómic o en lo que estés haciendo.