Alba

Alba


1 “El comienzo”

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El chico ni se inmuto, siguió en la labor. Alba pasó corriendo hacia la habitación y se tapó la cara de la vergüenza, rápidamente metió en la mochila lo básico para una noche y la ropa para el día siguiente y salió de allí tan rápido como pudo. Al llegar a casa de Austin empezó a tocar fuerte la puerta.

-¡Ya voy!- Austin abrió la puerta- ¿Qué pasa? Tranquilízate.

Alba estaba roja como un tomate y tenía los ojos como platos, tras relatarle la historia, Austin empezó a reír a carcajadas, sentado en la alfombra, limpiándose las lágrimas que le provocaban la risa. Alba enfadada se metió en la habitación y se puso el pijama.

Cuando Austin dejo de reír ella se sentó a su lado en la alfombra.

-Siento haberme reído tanto pero tienes que reconocer que ha sido una situación cuanto menos pintoresca.

Alba se echó las manos a la cabeza y comenzó a reír.

-Creo que me quedo a dormir contigo.

Esta vez Alba preparó la cena, para variar ensalada, con lo poco que encontró en el frigorífico

-¿Tú nunca haces la compra?

-Cuando me acuerdo- dijo agarrándola por la cintura desde atrás.

-Esto es lo que he podido hacer- dijo mostrando una ensalada con rúcula, zanahoria, jamón cocido y un poco de maíz.

Se sentaron en la mesa y comieron escuchando un poco de música regee “Esto es demasiado hippy para mi” pensó, pero lo cierto es que nunca se había sentido tan en casa.

-¿De qué te ríes?

-Eres un hippy

-¿Yo?- comenzó a reír

-Un hippy muy guapo- a Alba se le cerró el estómago al venirle a la mente la imagen de su jefe, se sintió culpable, muy culpable y sintió la necesidad de contarle a Austin lo sucedido, pero no lo hizo.

-Alba te ha cambiado la cara

-No

-Si

-Que no, estaba acordándome de mis padres

-Pronto iremos a verlos- dijo Austin acariciando su mano

“¿Iremos?” a Alba le tembló la barbilla y miro hacia su planto, dejándole a Austin una sonrisa distraída. Alba sabía perfectamente que sus padres preferirían verla mil veces con alguien como Borja, si llevaba a Austin a casa podían cortarle la cabeza.

Esa noche durmieron juntos por primera vez y ella sintió que era donde realmente quería estar aunque temía que lo que ellos tenían fuera solo sexo. Se besaron durante más de una hora sin nada más que eso, besos…

-Eres tan especial… ¿Te das cuenta de lo que estás cambiando estos últimos días?

-¿a qué te refieres?

-Eres menos estirada- los dos rieron- en serio, te veo mucho más feliz y más natural, relajada, eso me encanta ¿Tengo que pensar que yo soy el motivo?

-No te creas el centro del mundo guaperas- dijo mientras se daba la vuelta en la cama.

El la agarro fuertemente, abrazándola y aspiró el aroma de su pelo, así ambos se durmieron.

Alba se despertó cuando aún no había amanecido y le pesaron los ojos tremendamente y más sabiendo lo que le esperaba ese día y lo que había dicho a su jefe, irían a tomar una copa “una copa rápida, de negocios” aunque sabía que los tiros no iban por ahí, le vino a la mente esas palabras “es una orden” “¿podía intentarlo con él?¿estaba aún a tiempo de dejar a Austin y centrarse en algo real, en algo que le conviniera?” cerro los ojos casi con dolor “¿lo amaba? No, no era amor, era solo sexo”. Se levantó de la cama y se aseó un poco en el baño, se arregló y se puso un clásico vestido negro hasta las rodillas y sus amados stilettos Louboutin, hoy no podían faltar, serían lo único que le daría valor, se preparó un café solo con azúcar y salió de casa de Austin sin siquiera dejarle una nota, se sintió como aquellas típicas chicas de una noche, sexo y por la mañana nada. Pero en el fondo sabía que no era así.

En el metro se dio cuenta de la situación, Austin no tenía un trabajo estable, lo había dejado en casa dormido y ella se marchaba a trabajar “¿Ese sería su día a día? ¿Pensaba mantenerlo?” la idea le padecía un enorme escalofrió y le vino a la mente la voz de su padre “¿Te hemos educado para esto? Vas a echar tu vida por la borda si sigues manteniendo a ese don nadie” al fin y al cabo Alba sabía que esa voz llevaba la razón.

 Cuando llegó al trabajo se le encogió el estómago al ver al señor Gómez parado en la puerta hablando con un señor mayor, al escuchar el ruido de los tacones Borja se giró y le sonrió pícaramente, ella agachó la cabeza.

-Buenos días

Se dirigió a su despacho casi volando y recibió la llamada de varios clientes, durante la mañana trabajó en unos papeles para entregar y en varios casos que estaban pendientes, la semana que viene iría a su primer juicio y eso llevaba mucho papeleo de por medio.

A la hora de comer Borja apareció en el despacho de Alba con las manos apoyadas en los bolsillos, apoyado en el quicio d la puerta.

-Te invito a comer.

-¿No dijiste una copa?

-Pues una copa después de comer

-No bebo tan temprano

Borja se dirigió a su mesa y apoyó los brazos en ella, la miró fijamente, mientras Alba sentada en su silla se sintió realmente intimidada.

-Creo que ayer me diste un si

-Yo no te di nada, insistes demasiado

-Venga Alba somos mayores para jugar al gato y al ratón, será una copa de negocios

-Está bien, pero a la salida del trabajo

-De acuerdo

-Y ahora discúlpame que debo seguir con mi trabajo

Alba se levantó con una carpeta bajo el brazo y se dirigió a la fotocopiadora.

Borja se quedó mirándola pasar con cara de embobado y se embriago de su perfume, realmente esa chica le volvía loco, esperaba no cansarse de ella tan pronto como de las demás, lo cierto es que Alba era diferente “¡Que mujer!”

Alba alargó el trabajo todo lo que pudo, estaba tan nerviosa que no sabía si aguantaría una situación así, tenerlo en frente le ponía las carnes flojas, a las ocho recibió una llamada de Austin

-¿Oye no crees que ese cabrón se pasa un poco? ¿Cómo que te tienes que quedar hasta tarde? No se cómo soportas vivir así Alba de verdad

-Austin déjame, es mi vida ¿vale? No te entrometas

-No te pongas así, no he dicho nada

-No creo que me pase por tu casa después, estoy muy cansada

-No me parece bien que vayas en metro sola tan tarde, iré yo a buscarte

-No, no te preocupes Austin

Borja apareció por la puerta y se quedó mirándola fijamente, entrecerrando los ojos.

-Bueno pero…

-Lo siento tengo que colgar, te llamo luego- no le dejo terminar- un amigo- dijo mirando a Borja “¿pero por qué coño tengo que dar explicaciones?”

-¿un amigo del que me tenga que preocupar?

-No lo creo

Borja agarró su mano y los dos anduvieron hacia el ascensor, varios empleados bajaban, habían terminado su jornada laboral, Alba se dedicó a mirarse los pies, intentando no pensar demasiado. Salieron del edificio y Alba se dio cuenta de que fuera hacia frio “Mierda no traigo chaqueta”.

-Iremos a un local cercano he reservado mesa

-¿reservas mesa para tomar solo una copa?

-No es un local cualquiera.

Llegaron a un edificio típico de la época victoriana, un señor trajeado les recibió en la puerta y tras repetir el nombre “G-o-m-e-z” los dejo pasar.

Todo estaba exquisitamente decorado, luz tenue, paredes rojas de terciopelo y suelo de moqueta negro, una barra rodeaba la sala principal y mesas redondas con sillones azules se colocaban en las esquinas, el camarero los condujo a una mesa que solo se iluminaba por unas velas centrales con olor a canela.

-¿Qué van a tomar?

-Yo un whisky solo- dijo Borja

-Yo un Martini- dijo Alba- Pues sí que es un sitio con clase

-Te dije que era especial

-¿Traes aquí a tus ligues?

-Solo a los que se lo merecen- “Maldito arrogante, creído”

Alba sonrió con desgana.

-No pongas esa cara, me haces pensar que te obligo a estar aquí.

-Es que me obligas a estar aquí- Borja se echó a reír

-Eres única-El camarero depositó las copas sobre la mesa y se marchó- Que yo sepa no te he traído amarrada, esposada, ni amordazada, tampoco te he traído arrastrando- “Por mucho que me apetezca” dio un largo sorbo de su copa.

-Te ha faltado amenazarme con despedirme- Alba junto las piernas “¿amarrarme? ¿esposarme? ¿amordazarme? Como me excita este hombre”

-No te despediría por no salir conmigo

-Permíteme dudarlo

Borja sonrió y se tocó la barba de tres días, perfectamente recortada y extremadamente sexy. Alba no sabía porque se sentía así, ni siquiera sabía lo que estaba haciendo, un sentimiento de culpabilidad le azotó de golpe, fue como un jarro de agua fría, dio un largo sorbo a su Martini, tenía que acabar cuanto antes.

-¿Cuáles son tus intenciones Borja?- “Alaa , más clara el agua”

-Mis intenciones….- colocó los codos sobre la mesa y unió las manos frente a su cara- mis intenciones son llevarte a mi casa, quitarte la ropa y hacerte el amor hasta que nos quedemos exhaustos.

Alba trago la bilis que se le había subido a la garganta “Dios mío”

-¿Y después qué?

-Después…- dudo unos instantes- seguiremos con nuestras vidas, no está bien que una empleada se lie con su jefe

A Alba se le desplomó el techo sobre la cabeza, le entraron ganas de tirarle el Martini a la cara, pero en vez de eso, intento tranquilizarse y asimilar un poco la situación.

-¿Qué gano yo acostándome contigo? Creo que supondrás que puedo tener al hombre que quiera- bebió seductoramente de su copa, Alba había entrado de lleno en su juego y eso le excitaba.

-Ganas el mejor polvo de tu vida

Alba se echó a reír y el gesto de Borja se volvió tremendamente serio.

-¿Te hace gracia?

-Me parece muy graciosa la seguridad que tienes en ti mismo

-Tú también deberías tenerla

-¿Yo? Soy una simple chica

-No eres una simple chica, eres una increíble mujer

Silencio, tensión, la mano de Borja se alargó hasta rozar sus dedos, el móvil de Alba vibró y ella se apartó para cogerlo, era un mensaje de Austin.

“Nena no sé si la he cagado en algo, si estas enfadada, o si tan solo tienes un día de esos que tenéis las mujeres. Creo que podemos hablarlo, estoy en la puerta del trabajo. A.”

“¿Qué?” le temblaron las piernas y empezó a sudar.

-Borja tengo que irme

-¿tu amigo?

-Si, eh…tengo que ayudarlo con una cosa

Borja asintió y la acompañó a la puerta, le dio un suave beso en la mejilla y ella se fue sin despedirse.

Corrió cuanto pudo con sus altos tacones hasta el trabajo y entonces vio todas las luces apagadas, habían cerrado “Mierda ¿Qué voy a decirle ahora?” Austin estaba sentado en las escaleras exteriores del edificio, miraba el móvil nervioso, esperando una llamada. Alba que lo observaba de lejos comenzó a acercarse y empezó a inventar una excusa sobre la marcha, al encontrarse cara a cara Austin no la beso.

-¿Dónde estabas?

-Fui  a tomar una copa con unos compañeros de trabajo

-Deberías haberme avisado

-Tu no deberías presentarte sin avisar, como si tuvieras derecho a manejar mi vida Austin

-No intento manejar nada Alba, creí que querrías verme

-Si te he dicho que quería pasar la noche sola ¿Por qué no lo respetas?

-Porque no puedo Alba, no quiero que vayas de noche sola en el metro, no conoces Londres a estas horas, me preocupo por ti, no hagas como si esto no fuera importante para ti

-Quizá eres tú el que le está dando demasiada importancia a una relación que no va a ninguna parte

-¿crees que lo nuestro no va a ninguna parte?

-No es eso Austin, yo…- Alba no sabía que decir, se había arrepentido de sus palabras nada más pronunciarlas- todavía no tenemos nada serio, nos estamos conociendo

-Alba nunca he sentido esto por nadie, eres la primera mujer que me hace sentir así, entiende que no sé qué hacer contigo, me siento continuamente como si no estuviera a la altura de tus expectativas

-Necesito un poco más de espacio, vamos muy deprisa

Austin metió las manos en los bolsillos de su chupa.

-Vamos a casa

Alba se montó sin rechistar, la verdad es que hacía mucho frio y en la moto aún más, Austin se quitó la chaqueta y la colocó sobre sus hombros.

-Póntela

Alba se la abrocho y condujeron hacia su casa, Alba se apoyó en la espalda de él, agarrándolo por la cintura y pegada a él comenzó a llorar “¿Por qué el amor duele tanto?”             

 

 

 

 

 

 

 

11 “Atracción”

No habían abierto la boca durante el trayecto,  una vez en su planta se quedaron parados junto al ascensor, Austin agarró a Alba de la mano, atrayéndola hacia a él, apoyó sus labios suavemente sobre los de ella y entreabrió la boca para besarla dulcemente, Alba se dejó hacer, se perdió en eso beso que le supo a lo más real que había sentido en su vida. Después la miro a los ojos y sonriendo la condujo hasta su casa de la mano, ella no dijo nada. Entraron en su piso y Alba se quitó los zapatos casi instintivamente.

-Voy a ponerme el pijama.

Austin asintió y se dirigió a la cocina, hizo unos fideos chinos de los que se calientan en el microondas, cuando se dirigió al salón Alba ya estaba allí. Ambos se sentaron en la alfombra y se pusieron a comer.

-Sabes que esta dieta que llevas no es nada sana ¿no? Tendré que enseñarte a cocinar.

Austin sonrió, ambos comieron en silencio y cuando acabaron se miraron el uno al otro hasta que Austin se dispuso a hablar.

-¿De verdad crees que lo nuestro no va a ningún lado? Alba estoy poniendo mucho de mi parte, de verdad, todo esto es nuevo para mí, pero sé que es lo que quiero ¿tú no?

-Creo que vamos demasiado deprisa y las cosas así no pueden salir bien

-¿Cuándo vas a empezar a confiar en nosotros? Si no lo haces es como no saldrá bien

-Austin yo….-Alba no sabía que decir, sus sentimientos eran una cosa y su cabeza otra- nada de esto es lo que tenía planeado, tú no eres nada de lo que había planeado, desde pequeña siempre tuve las ideas claras, siempre supe cómo sería mi vida y ahora llegas tú, inesperadamente y haces que todo cambie.

-Las cosas inesperadas siempre salen mejor que lo que planeas- Austin agarro las manos de ella entre las suyas- si necesitas espacio podemos vernos menos, si quieres irte a casa adelante, respetaré lo que decidas pero lo único que te pido es que hagas lo que te diga tu corazón y que seas sincera conmigo. La vida es corta Alba, es algo que he aprendido desde muy joven, no pienses, actúa, haz lo que te apetezca ahora.

Austin se acercó a ella y le dio un apasionado beso en los labios, introdujo su lengua en la boca de ella hasta hacerla gemir, la cogió en brazos y ella lo rodeo con las piernas, adoraba hacer eso. Fueron hasta la cama y allí se abandonaron al placer de amarse el uno al otro.

A la mañana siguiente cuando Alba despertó, Austin ya estaba levantado y le extrañó, se sentó en la cama y escuchó algo de ruido en la cocina, a los diez minutos lo vio aparecer con una bandeja de madera, sobre la que había colocado una taza de café, un plato con huevos revueltos y bacon, un poco de pan tostado y un zumo de naranja.

A Alba se le iluminó la cara.

-¿Y esto?

-Quiero darte lo mejor- dijo mientras acariciaba su rostro con gesto cariñoso- quiero que te des cuenta de que esto es mucho mejor que todo lo que habías planeado.

Le dio un beso dulce en los labios y Alba se puso a desayunar mientras él la observaba sentado en la cama.

-Está muy bueno

-No seas aduladora por favor- los dos rieron- es la primera vez que hago esto así que…

Alba acarició su mano.

-Es perfecto- dijo con una sonrisa dulce

Ya no había dudas, no había temores, debía intentarlo, debía hacerlo porque lo amaba, si, lo amaba, y era imposible de negar, amaba su sonrisa, su precioso pelo rubio siempre alborotado, su nariz recta, su barbita incipiente, amaba el sonido de su risa, amaba cuando la llamaba “nena”, amaba su pasión por todo, amaba su energía, su vitalidad, amaba su ilusión y su fuerza, lo amaba, amaba a ese hombre de la cabeza a los pies. Alba sabía que debía dejar de lado los prejuicios, tenía que empezar a ser ella misma, a vivir su vida, era la hora de ser feliz. Sin darse cuenta Alba llevaba un rato mirándolo, sonriendo, perdida en sus pensamientos, lo besó dulcemente en los labios y miro su reloj de muñeca de Michael Kors que nunca se quitaba.

-¡Voy a llegar tarde al trabajo!

Se levantó rápidamente de la cama y se condujo al baño, ducha rápida, coleta alta, un poco de rimmel y el mismo vestido que el día anterior “¿El mismo vestido?”

-Tengo que ir a casa a cambiarme

-Hasta luego preciosa, que tengas un buen día

Alba le sonrió y fue rápidamente a su casa, Sonia la vio entrar como una bala

-No hay quien te vea el pelo nena, Austin te ha dado duro ¿eh?

-Me tengo que ir a trabajar, no tengo tiempo de hablar- Alba se acercó y le dio un rápido beso en la mejilla.

Se puso unos pitillos, una blazer negra y una camisa blanca de gasa, salió corriendo hacia el trabajo, ya llegaba diez minutos tarde.

El metro estaba a rebosar, la gente charlaba, hablaba por el móvil, leía y algunos como Alba solo miraban el reloj. Se bajó del metro y anduvo rápidamente hasta el trabajo, 20 minutos tarde “Ole por ti Alba”.

Fue derecha a su despacho sin saludar a nadie, su jefe no apareció, después de media hora ni siquiera la había llamado y eso le extrañó demasiado, se sintió extraña “¿decepción quizá?” Alba rechazó esa idea tan pronto como había aparecido en su cabeza y se puso a trabajar.

A las 11:00 la llamó Sonia.

-Alba ¿te apetece que quedemos para comer? Creo que tienes muchas cosas para contarme.

-Si me parece buena idea, pero tendrás que venir aquí, no me da tiempo de ir a casa y volver de nuevo al trabajo.

-Vale, nos vemos allí a la una.

Un correo apareció en su bandeja de entrada:

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25 de Junio

11:10 a.m

Para: albaramirez@gmail.com

Buenos días señorita Ramírez, ¿tengo que pensar que se le han pegado las sabanas con su amigo? Después de haberme dejado tirado y llegar tarde a trabajar debería como mínimo haber aparecido por aquí ¿no le parece?

La espero en mi despacho.

Sr. Gómez.

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El corazón de Alba se desbocó y su cabeza asimilo rápidamente todo lo que quería decir, releyó el e-mail y se limpió unas gotitas de sudor que corrían por su frente, se levantó y se dirigió a su despacho enfadada, realmente enfadada. Entró sin llamar y Borja se encontraba sentado, frente a él una chica rubia hablaba sin inmutarse de su presencia, Borja se levantó agarrándose la corbata:

-Señorita Prize déjenos solos.

La chica salió inmediatamente de allí, no sin antes dejar una mirada recelosa a Alba. Borja se sentó y le indicó con la mano que ella hiciera lo mismo, durante unos segundos se miraron en silencio.

-¿A que ha venido eso?

-¿El e-mail? ¿Te ha gustado?

-No, no tienes que entrometerte en mi vida y para tu información, si tanto te interesa, sí, he estado con mi amigo toda la noche y lo hemos pasado muy bien.

Borja se echó a reír y el enfado de Alba fue en aumento.

-Que graciosa estás cuando te enfadas.

-¿Qué pasa? ¿no lo crees?

-Sí que lo creo, de hecho me excita mucho imaginarlo.

-No quiero que vuelvas a meterte en mi vida.

-¿Vas en serio con ese chico?

-¿No me has oído lo que acabo de decir?- dijo Alba cada vez más alterada

-Contéstame- su seriedad le impuso mucho y sin saber porque, le contesto

-Lo amo

-Oh, si hay amor de por medio ya sí que no me puedo meter

-Me alegro de que lo hayas entendido

-¿Estás segura de eso?

-¿De qué?

-De qué lo amas- dijo Borja mientras se acercó sigilosamente a ella, se sentó sobre la mesa, y la miró desde arriba, sus manos se apoyaron sobre su rodilla, dejando ver un precioso reloj negro. “Es un hombre con clase, elegante…”- has cayado demasiado…

-Sé que lo amo

Borja se agachó y se acercó rozando su nariz con la de Alba, ella cerró los ojos  y entreabrió la boca suspirando, Borja le apartó el pelo y le acarició la nuca, atrayéndola hacia él.

-Entonces no tengo nada que hacer ¿no?-dijo muy cerca de su boca “demasiado”

-No- dijo Alba suspirando

Borja la soltó de golpe dejándole una sensación rara, abrió los ojos y vio como volvía a sentarse en su sitio.

-Has llegado bastante tarde hoy…-dijo mientras apuntaba algo en un cuaderno

-Lo siento, hare horas extras

-No es necesario señorita Ramírez, retírese- dijo sin mirarla a la cara mientras seguía escribiendo.

Alba se sintió indignada, “¿Dolida? ¿Había desistido? ¿Es que quería que siguiera insistiendo?”, sin decir nada salió del despacho dignamente sin mirar atrás.

Sonia la llamó a la una y ella bajó casi dando saltitos hasta la puerta, le dio dos besos en las mejillas y se dirigieron agarradas del brazo a un restaurante cercano.

-¿Cerveza?- Alba asintió

-Ahora dime… ¿Qué tal con Austin?

-Pues bueno supongo que bien

-¿Supongo que bien? Folláis como animales

-Eh… ¿gracias?- las dos se echaron a reír

-¿Te gusta?

-Mucho

-Ósea ¿Qué vais en serio?

-Creo que si

-Espero que os vaya genial, se os ve muy bien juntos

Alba sintió de repente la necesidad de contarle todo lo que había pasado con su jefe, pero temió lo que pudiera pensar, se sentía avergonzada de no haberle parado los pies cuando debía haberlo hecho “¿Pero lo había hecho no? Le había parado los pies pero él seguía insistiendo” lo que no podía negar era lo atraída que se sentía por él, eso quizá era lo que más le avergonzaba.

-¿Alba estas bien?

-Eh…si

-Te noto distraída

-Lo siento ¿Qué decías?

Sonia comenzó a criticar a todos sus compañeros de trabajo, sin excepción y sobre todo a aquellos con los que se había acostado, relató lo harta que estaba del trabajo y las ganas que tenia de salir por ahí.

-Podemos salir el viernes, necesito salir en busca y captura de un buen tío- esa era Sonia

-No puedo, Austin tiene una competición de surf y voy a acompañarlo, es todo el fin de semana

-Joo y encima te lleva por ahí- Sonia hizo puchero- es jodidamente perfecto

“¿Perfecto?” Alba rio entre dientes

-¿Y tú qué sabes?

-No hay que ser muy lista para verlo

-¿Quieres venir?

-¿Puedo ir?

-Claro ¿Por qué no?

Sonia dio palmaditas de alegría y comenzaron a comer.

Una hora más tarde Alba volvió al trabajo y quizá esperó una llamada, un mensaje, algo…

A las seis sin rastro de Borja, decidió irse a casa, lo encontró en la fotocopiadora “¿Coqueteando?”  Con la chica rubia con la que esta mañana estaba en su despacho, Borja le echó una mirada de indiferencia y siguió hablando animadamente con la chica, Alba ardiendo de rabia salió del edificio casi echando humo.

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