Alba

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1 “El comienzo”

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“Coquetea conmigo, me hace creer que le gusto y ahora me trata como si no le importara, será creído” Alba supo en ese momento lo que él siempre había buscado y se entristeció “¿Pero por qué?” quizá porque el que podría haber sido el hombre de sus sueños acababa de darle esquinazo, quizá si se hubieran conocido en otro momento, quizá si Austin no hubiera aparecido, quizá antes de que se enamorara de él ellos hubieran tenido una oportunidad

“¿Pero por qué Borja le atraía tanto?”

 

 

 

 

 

 

12 “El fin de semana”

El viernes llegó pronto, Alba preparó una pequeña mochila en la que metió lo imprescindible, solo pensar en acampar en la naturaleza le daba nauseas.

Austin cogió su mochila prácticamente vacía y se la colgó al hombro.

-¿Dónde vas con ese mochilón?

- pero si llevo cuatro cosas…- dijo Alba excusándose

- Madre mía Alba- los dos se echaron a reír, señalando una mochila de medio metro, de la marca Channel, que además parecía estar a punto de estallar.

Austin se acercó a ella y la rodeó con sus brazos, besándole delicadamente la frente y Alba se sintió como una niña pequeña.

Sin dejar de sonreír los dos cogieron sus mochilas y se encaminaron a la puerta.

Alba había elegido un vestido playero en un tono rosa palo que combinó con unas sandalias blancas de Zara. Austin llevaba unos vaqueros desgastados y rotos por la rodilla, que Alba pensaba  que “Le quedaban como a un guante”, una camiseta verde militar con cuello en pico y unas gafas de aviador, el pelo alborotado como a Alba le gustaba y unas Converse blancas clásicas.

Salieron al pasillo y Alba llamo a la puerta de lo que solía ser “su piso” Sonia abrió la puerta como si hubiera estado esperando desde hace horas, llevaba una camiseta lencera negra “que solo ella podía llevar” unos shorts vaqueros y unas zapatillas Nike blancas.

Se abrazaron rápidamente y bajaron en el ascensor, al llegar abajo John los esperaba apoyado en su moto, era un chico realmente guapo, corpulento, tras sus oscuras gafas de sol se pudieron intuir sus bonitos ojos claros iluminarse al ver aparecer a Sonia.

Austin y él se dieron su saludo “especial” como ellos lo llamaban y consistía en hacer chocar ambas manos y vitorear con las manos en alto como el que celebra una victoria “hombres”. Alba le dio un beso tierno en la mejilla y se giró para mirar a Sonia:

-Ella es Sonia, mi compañera de piso, él es John uno de los mejores amigos de Austin.

Sonia sonrió, con esa sonrisa perfecta que hacía que los hombres tardaran decimas de segundos en caer a sus pies, se estrecharon la mano en un saludo cordial y John, sin apartar sus ojos de ella se colocó en la moto, tendiéndole el casco.

-Póntelo

Sonia se sentó tras él agarrándolo por su fuerte cintura, pero lo hizo de forma segura como si para ella fuera lo más natural del mundo ir en moto con un completo desconocido “Esa es Sonia”.

Una vez los cuatro estuvieron preparados condujeron hacia la costa, Alba estaba realmente entusiasmada, se había recogido el pelo en una coleta para que no se alborotara demasiado y llevaba el casco bien atado “Quizá excesivamente apretado” pero esa era ella “Seguridad ante todo”. Tenía muchas ganas de pasar ese fin de semana con amigos, poder relajarse, disfrutar y hacer todo lo que ella no se había permitido hacer en el pasado, vivir. Sobre todo tenía ganas de estar con Austin, estar con él le ayudaría a pensar menos en Borja, que se había pasado el resto de la semana sin dirigirle la palabra más de lo estrictamente necesario y ella sin saber exactamente porqué, no podía dejar de pensar en él, desvió sus pensamientos agitando la cabeza y Austin la miró por el espejo. Alba sonrió con un gesto indicando que todo estaba bien, pero en realidad nada estaba bien, su cabeza no estaba bien, ni su corazón, ni mucho menos su entrepierna que pedía a gritos a ese Borja mandón entre sus piernas “¿Pero qué digo?” su cara se puso roja como un tomate y agachó la mirada intentado poner fin a sus pensamientos, el viaje era largo, unas cuatro horas y en moto se hacía aún más largo. Pararon en Andover antes de llegar a la playa de Seaton.

Pararon tras dos horas en la carretera, en el típico bar de carretera, esos de las películas de miedo, a Alba se le erizó todo el vello del cuerpo, no solo por recordar aquellas películas de terror, si no por pensar como de aseada podría estar la cocina de uno de aquellos garitos, hizo de tripas corazón, como se suele decir y desvió sus pensamientos.

Se sentaron en una mesa junto a la ventana y comieron una hamburguesa con patatas fritas.

Alba cogió la hamburguesa con tantas ganas que los tres se le quedaron mirando y Sonia se echó a reír.

-Nunca me habría imaginado a una pija como tú comiendo así.

Alba le arrojó la servilleta a la cabeza y los cuatro rieron.

Alba se sorprendió al ver la animada conversación que Sonia y John mantenían y no es que quisiera hacer de pitonisa, pero se intuía que esa noche ninguno de los dos la pasarían a solas.

Austin acarició la mano de Alba.

-¿Estás cansada cariño? Ya falta poco

-No me hace gracia tener que ir en moto…un viaje tan largo- agachó la cabeza- estoy deseando llegar

-No te preocupes en nada estaremos ahí

-Deberías comprarte un coche

-¿Para qué quiero yo un coche?- dijo Austin mientras pinchaba varias patatas fritas a la vez

-Pues…para desplazarte

-No necesito un coche, con mi moto me basta y me sobra, además en Londres puedes ir en metro a todos lados- Alba sonrió un tanto triste, sabía que nunca podría cambiarlo y debía aceptarlo tal y como era.

Tras media hora de descanso se pusieron de nuevo en camino.

Los ojos de Alba se llenaron de lágrimas al ver el precioso mar azul que se exhibía en una línea fina en el horizonte, en Seaton el cielo era aún más azul, hacía una temperatura muy agradable. Montaña y mar en el mismo lugar, Alba quedó enamorada al instante e imaginó una preciosa casa de madera blanca en la que sentarse a ver la puesta de sol, mientras sus hijos correteaban por la playa y a su lado, su marido “¿Sería Austin ese futuro marido?” lo cierto es que poco lo veía de camino del altar y sus sueños se fueron por donde habían venido.

El pueblo era pequeño, con humildes casas salteadas, pronto llegaron a la playa y Alba se bajó de la moto de un salto.

-¡Me encanta!

-Lo sé es perfecto, ven te presentaré a unos amigos

Algunos de ellos los conocía del día que fueron a aquel pub de jazz, Drake, Ben y Cody también hacían surf, Jake también estaba allí y se acercó a ellos dándole un beso en la mejilla a Alba, tras él, Violetta, que con la sonrisa más falsa que le salió la miro y la saludo con la mano, Alba ni se inmuto y miro para otro lado, cuando Violetta se acercó a Austin se abalanzó literalmente sobre él para darle un abrazo, y este un tanto avergonzado la apartó con cuidado.

-¿Quién es esta pedazo de lagarta?- dijo Sonia muy cerca del oído de Alba.

Alba la miró sin contestar.

-¡Holaa! Yo soy Violetta

-Yo Sonia

Dijo presentándose. El silencio se volvió tenso y amargo y Violetta se giró encaminándose al mar, perdiendo la poca ropa que llevaba por el camino y se lanzó de cabeza.

-Acamparemos en esta zona- dijo John con una sonrisa amable- ¿traéis tienda?

Los ojos de Alba se pusieron como platos y los vellos se le erizaron a sobre manera.

-No, tranquilo dormiremos en el saco, aquí llevo el nuestro

-¿Qué? ¿Pretendes que me meta en un saco mugriento y pase toda la noche a la intemperie?

-En primer lugar, no es un mugriento saco, es un cómodo saco de dormir y en segundo lugar te encantará dormir al aire libre, veremos las estrellas- dijo abrazándola por la cintura

-Dijiste que era una acampada, y nosotros no vamos a acampar, dormiremos como indigentes- Alba empezó a perder los nervios y Austin ladeó la cabeza en señal de desaprobación, ambos sabían que había cosas con las que jamás se entenderían.

Alba se giró para darle la espalda con los brazos cruzados bajo el pecho y Austin se alejó hacia la caseta donde preparaban el equipamiento de surf.

-No seas así de sosa Alba será divertido.

-Esto no es para mí Sonia…no puedo

-No es para ti porque ni siquiera lo intentas- Sonia la miro seriamente y se fue con John hacia la orilla.

Ahí estaba Alba, sola, en medio de una playa preciosa en la que no quería estar “¿Y dónde quería estar? ¿En un hotel de cinco estrellas codeándose con gente de bien?” a eso era a lo que ella estaba acostumbrada y lo cierto es que no le desagradaba del todo, vidas vacías y mundanas, un mundo superfluo de elegantes pero desgraciados seres humanos “¿era eso lo que quería?” no lo sabía, Alba ya no sabía nada, ni siquiera sabía desde cuando habían vuelto las dudas y los temores, o en realidad si lo sabía, pero se negaba a reconocerlo, desde que Borja había aparecido en su vida.

Media hora más tarde Alba seguía acomodada sobre la arena, llevaba un bonito bikini rojo de triangulo, una pamela con un lazo a juego y unas gafas de Carolina Herrera, se había puesto bronceador tres veces, quería llegar con un moreno que fuera la envidia de la oficina y sobre todo que dejara a Borja boquiabierto.

Austin entrenaba en el mar junto a los demás y Sonia se había quedado dormida junto a ella en la arena.

El móvil de Alba sonó, era un mensaje de texto, al ver el nombre en la pantalla se le encogió el corazón “Borja”.

“Señorita Ramírez espero que este disfrutando del adelanto de sus vacaciones, lamento tener que decirle que no sé qué voy a hacer con usted…no dejo de pensar en ti ni un segundo Alba”

La respiración se le agitó y fue como cuando se descorcha una botella de champán, apretó los muslos instintivamente intentando evitar humedecerse, pero no lo podía negar, Borja la ponía a cien sin ni siquiera estar presente “¿Por qué me hace esto?” Alba se echó las manos a la cara con desesperación y Sonia que acababa de despertar de su siesta la miró asustada.

-¿Alba estas bien?- dijo acariciándole las rodillas

-Si, solo es…-dudo, dudo, dudo- mi jefe

La expresión de Sonia cambio de susto a verdadero terror.

-¿Qué te ha hecho ese mamón? Te juro que lo descuartizo y se lo doy de comer a las pirañas- “Nota mental: nunca tengas a Sonia como enemiga”

-No, solo…me ha encargado unas cosas que debo hacer para el lunes- mintió

Sonia agarro el brazo hasta alcanzar su móvil y lo apago sin mediar palabra.

-Se acabó el trabajo, este fin de semana es para disfrutar, el lunes ya le darás explicaciones.

“El lunes le daré explicaciones ¿Bastaría solo un fin de semana para decidir qué hacer con mi vida?”

 

 

13 “La ducha”

Eran las seis de la tarde, los chicos recogían las tablas y guardaban el equipo, otros hacían hogueras y se sentaban alrededor. Había allí bastantes participantes, también algunos espectadores y otros llegarían al día siguiente.

Empezaba a anochecer y ya en paños menores tenía un poco de frio, se colocó una camisola de manga larga muy ibicenca, por suerte Sonia y ella tuvieron tiempo de relajarse toda la tarde, habían perdido de vista a Violetta y eso la mantenía relativamente contenta, no soportaba tenerla cerca, solo respirar el mismo oxigeno que ella le producían arcadas.

Austin se acercó a donde estaban ellas con una camiseta de manga larga y sus pantalones desgastados, se agacho y beso a Alba apasionadamente, tan apasionadamente que Alba quiso que se metiera directamente entre sus piernas.

-Eh te has puesto morenito

-Sí, he cogido algo de color

-Creí que los guiris solo os ponías como gambones

-¿gambones?

-¡Sii! Rojos- Alba se echó a reír.

Austin la tiró a la arena, deslizando todo su pelo por ella y con suaves besos y mordisquitos comenzaron a juguetear, Alba gritaba que le iba a ensuciar el pelo, pero era demasiado tarde, tenía el pelo cubierto completamente de arena, al principio se enfadó, mucho, pero de repente sin saber porque, se relajó y se sintió joven, alegre y comenzó a reír a carcajadas lo que desvió muchas miradas hacia ella pero por una vez en su vida no le importó. Era feliz.

Austin cogió a Alba en brazos y la llevo hasta el baño que se encontraba junto a la tiendecita donde guardaban los equipos, la introdujo en la ducha rápidamente mientras ella no paraba de gritar y finalmente los besos de Austin la hicieron callar y esos gritos cambiaron a gemiditos de puro gusto.

Austin la introdujo en la ducha y abrió el grifo, el agua resbalaba ahora por sus cuerpos, por sus ropas, Austin no tardo en desnudar a Alba, le levantó la camisola que llevaba al tiempo que se bajaba los pantalones con rápidos movimientos, agarró las manos de Alba sosteniéndolas en alto sobre su cabeza y desabrochó el sujetador con un sugerente movimiento.

Alba se estremeció de placer cuando Austin se introdujo en ella sin mediar palabra, Alba lo rodeó con sus piernas atrayéndolo hacia ella, se besaron, se lamieron el cuerpo entero, sabían a sal, a sexo, a ellos. Los pechos de Alba chocaban entre ellos cada vez que Austin la penetraba de nuevo, se movían, haciéndola estremecerse de placer, Austin los agarró para introducirse uno de ellos en la boca, Alba cerró los ojos tan fuerte que le dolía, Austin llevó una de sus manos hasta el punto de placer de ella, para regalarle unas caricias suaves, húmedas, deliciosas, que Alba absorbió con cada movimiento, cada vez más, para introducirse en una espiral en las que los sentidos habían mermado, para que el tacto de sus sexos, de sus manos, de sus bocas, fuera lo único que los dos pudieran sentir.

El movimiento se hizo más rápido, Alba contoneaba sus caderas, en busca del placer, no era solo sexo, era más, era más, ella lo sabía.

-Te quiero Alba, te quiero

El corazón de Alba se desbocó y las palabras de Austin solo fueron un aliciente para que ella hiciera fricción sobre su miembro hasta alcanzar un poderoso orgasmo que la dejó sin aliento. Austin siguió moviéndose y con dos penetraciones más se dejó ir. Se ducharon, se enjabonaron y salieron con las ropas mojadas hacia la playa, fueron sin duda el centro de todas las miradas “¿Nos habrán oído?” Alba se sonrojo y agachó la cabeza. Sin duda lo habían hecho.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

14 “Stay with me”

La noche había caído y sobre ellos se alzaba un enorme cielo oscuro, lleno de preciosas y diminutas estrellas que brillaban como si esa fuera la última vez que lo harían. Alba se acurrucó en el brazo de Austin, rodeando  la hoguera, todos charlaban y reían, pero ellos se mantenían en silencio, Alba se perdió en la danza de las llamas y por una vez en mucho tiempo, no pensó en nada.

Jake se encargó de hacer salchichas en una pequeña barbacoa y se dispusieron a comer, Alba tenía un hambre atroz y devoró el perrito caliente en menos de un minuto, bebieron cerveza, rieron y algunos contaron historias, entonces Austin sacó la guitarra.

-¡Que cante, que cante!- vitorearon sus amigos casi al unísono.

Alba se retiró para poder mirarlo, lo cierto es que nunca lo había oído tocar y aún menos cantar, así que entusiasmada lo animó dándole un beso en la mejilla.

-Cantare una canción que dice muchas cosas para mí, espero que os guste.

Los chicos silbaron y aplaudieron con fervor, Alba se retiró para dejarle espacio y se sentó en un tronco tumbado justo en frente de Austin. Las notas empezaron a sonar mientras Austin resbalaba sus dedos por la guitarra, suavemente, sus dedos eran largos y delicados, se deslizaban con gran soltura como si hubieran nacido para ello, la música invadió el ambiente y Austin empezó a cantar “Oh, won't you stay with me?  Cause you're all I need. This ain't love, it's clear to see. But darling, stay with me” “Quédate conmigo” el Corazón de Alba se le subió la garganta, de un solo golpe “¿Qué le estaba pidiendo? ¿Qué quería decir? ¿Era eso una declaración de amor?” lo era, era una declaración de amor a los cuatro vientos. Austin la amaba, se lo había dicho,  quizá ella no había terminado de creerlo, pero “¿Y ahora?¿Que iba a hacer ella ahora?” hacía unos días que ella se había dado cuenta, lo amaba, y por ello no podía permitirse hacerle daño, le estaba engañando, le estaba ocultando lo de Borja “¿Pero había algo que decir?” sintió miedo, sintió verdadero terror de que las cosas con Austin fueran en serio, mucho más enserio de lo que ella había creído, sintió miedo de que su atracción por Borja fuera mucho más allá, sintió miedo por ella, pero sobre todo, sintió miedo de no estar a la altura, de no poder corresponder a Austin con el corazón, de que su mente se impusiera de nuevo. “Borja… ¿Me gusta de verdad?” sabía que debía hacer algo con eso y tenía claro que le pondría fin,  se merecía intentarlo con Austin y no podía seguir mintiendo, ya había tomado una decisión y nada la haría cambiar.

La canción término y todos aplaudieron, incluido un grupo de chicas de unos 15 años, sentadas junto a la orilla del mar.

Austin levantó sus ojos aún clavados en la guitarra y apartándose el flequillo con un rápido movimiento de cabeza miró a Alba y le guiñó un ojo, de una manera tan sexy que a Alba se le estremecieron los muslos.

Sonia se acercó a Alba por detrás y la abrazo con fuerza

-¡Qué fuerte Alba! Como canta tu chico, ve a darle un abrazo ¿no?

Alba tragó saliva y se levantó con dificultad, los ojos de todos los asistentes se clavaron en ella lo que le incomodó a sobremanera, se sentó en la arena junto a él y lo miro a los ojos, esos preciosos ojos azules que a veces parecían ser el simple reflejo del mar, lo besó sin apartarle la mirada, un beso dulce y a la vez intenso, uno de esos que llenan el alma “¿Y porque me sabia a culpabilidad?” Austin la agarró por el cuello y la colocó en su regazo donde la abrazoó suavemente.

Un par de cervezas y la cosa se animó bastante, todos bailaban al son de la música que habían puesto en los altavoces de los coches, Alba ya estaba “piripi” y comenzó a bailar agitando el pelo y moviendo descaradamente la cintura “Como una calientabraguetas” Austin la agarró del brazo y la hizo chocar contra su pecho

-Eh nena creo que bebiste demasiado

-Cállate, me  estoy divirtiendo

-Lo sé, eso no lo niego

-Tienes una manía con tratarme como una niña… ¡Arg!- se quejó y decidida se fue corriendo al mar, dejando todo un rastro de ropa en su carrera.

-¡Alba!- Austin gritó y se tocó la frente con desesperación, salió corriendo tras ella y se metió al agua.

-¡Está helada!- Alba rio estruendosamente y saltó salpicando agua por todos lados

Austin la agarró mientras ella gritaba que la soltara, pero no fue así, Austin la metió en el agua de cabeza y se quedó mirándola, acariciándola el rostro mientras esta se calmaba, sus cuerpos desnudos fueron iluminados por la luna, ahora los sonidos de la música parecían muy lejanos, Alba lo miró con los ojos iluminados, embriagados, Austin la beso con desesperación, metiéndose en su boca con anhelo, sus cuerpos se hundieron en el agua y Austin la colocó sobre sus rodillas, ella le rodeó con los brazos instintivamente y colocó sus piernas alrededor de su cintura. Sus manos bajaron por su espalda acariciándola con suavidad y Austin le acarició el pelo, atrayéndola hacia él con una mano, dándole cada vez más profundidad en su boca. De una sola estacada la penetró haciéndola arquear la espalda de placer, se movieron rítmicamente acompañados del movimiento de las olas, las mejillas ardientes de Alba brillaban con el reflejo de la luna, se miraron, se amaron. Sus cuerpos húmedos resbalaban al chocar el uno contra el otro, el deseo incontrolable que sentían al estar juntos parecía que primaba sobre todo. Se perdieron en el bamboleo de sus mojados cuerpos una y otra vez, hasta que un clímax devastador los condujo al más puro éxtasis.

Se quedaron quietos, empapados,  el movimiento de las olas se acompasaba con sus respiraciones. Lo habían hecho, habían hecho el amor, en el mar. Alba que no lo había hecho nunca fuera de la cama, ya lo había hecho rodeada de gente y en el mismo día. Se sintió rebelde, como una adolescente y comenzó a salpicar a Austin agitando fuertemente los pies, este la agarro por la cintura y la lanzo hundiéndola en el mar, salieron del mar tras varios achuchones y se colocaron la ropa rápidamente, Alba que ya se sentía mejor y se le había pasado la “pequeña borrachera” se sintió avergonzada.

-Austin debemos de dejarlo

-¿Qué?

-Debemos dejar de hacerlo en sitios públicos

-Cállate listilla, no hagas como si no te fuera el morbo- dijo mientras le daba un suave azote en el trasero.

Alba se recompuso y cogidos de la mano se acercaron a la zona de acampada, Alba no se había dado cuenta de lo cansada que estaba hasta ahora, le pesaban los parpados

-Austin quiero dormir ya…- dijo con un sonoro bostezo

Austin la beso en la frente y se acercaron al saco que cuidadosamente había colocado en el suelo.

Alba se recogió el pelo y se secó con su toalla, ya que aún estaba un poco mojada, hizo de tripas corazón como se suele decir y sin mediar palabra se metió en el saco de dormir “el mugriento saco de dormir”, a pesar de lo incómoda que se sentía en pocos instantes se quedó dormida, no sin antes ser azotada por un pensamiento que incluso le sorprendió a ella misma “¿Dónde estaría Borja en ese momento?”.

El sonido de los pájaros y la suave luz del amanecer la hizo despertar, se despertó sobresaltada y sin aliento, abrió los ojos de golpe aún con el corazón latiendo fuertemente, se acarició la frente aturdida y ya recordó donde estaba, ni siquiera recordaba haber tenido a Austin a su lado, no sabía si habían dormido juntos, la verdad es que allí no estaba, giró la cabeza a ambos lados y vio como todos aún dormían, debía ser bastante temprano, las tiendas de camping permanecían cerradas, echó mano de su mochila que tenía justo al lado y miró la hora en su i-phone, “las 5:00”, se levantó y al darse la vuelta vio a Austin apoyado sobre la moto, fumándose un cigarrillo, Alba se acercó a él sin decir nada y le quitó el cigarrillo de entre los dedos para darle una suave calada, no acostumbraba a fumar, pero en ese momento le apetecía. Austin se giró para mirarla a la cara, estaba despeinado, los ojos le brillaban y la luz del amanecer le destacaba aún más las pequeñas pequitas que tenía sobre la nariz, esas que Alba adoraba “¡Como se parece a Alex Pettyfer!”, la verdad es que muchas veces lo había pensado, sostenía el cigarrillo entre los labios suavemente de una forma extremadamente sexy. La miró y con un suave movimiento la colocó entre sus brazos.

-Que pronto te has despertado

-Me ha despertado el sol- silencio- ¿Dónde has dormido?

-Pues…- Austin hizo un amago de risa- mi pensamiento era dormir contigo pero no me dejabas sitio, así que he dormido en la playa

-¿Has dormido sobre la arena?- dijo escandalizada

-Me encanta dormir en la arena, es increíble, oír el mar y ver las estrellas, despertarte con el primer rayo de luz.

Siguieron abrazados por un tiempo, que a Alba le pareció que se hubiera detenido, no dijeron nada, quizá porque muchas veces sobran las palabras.

-No hemos tenido ocasión de hablar mucho desde que llegamos- dijo Austin mientras espachurraba la colilla contra una roca

-¿De qué quieres hablar?- a Alba le zumbaron los oídos “de Borja”

-No sé- Austin frunció el ceño, mirando hacia el horizonte con las manos en los bolsillos- no te parece esto un poco…no sé, rutinario

“¿Rutinario? Joder, Si supieras tú de rutinas…”

-La verdad es que no, hacemos lo que hacen las parejas, salir a cenar, dar un paseo, tomar un café, ir de viaje….- sentencio “Y hacer el amor Albita, hacéis mucho el amor”

-Si, salir a cenar, dar un paseo, tomar un café, ir de viaje. -  Austin se dio la vuelta sin mirarla y se  alejó con la mochila al hombro hacia la tienda de surf.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

15 “Rutina”

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