Lily

Lily


Capítulo 4

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Capítulo Cuatro

Kyle estaba de pie en la puerta de la cámara del laird, las palmas de las manos le sudaban y su corazón palpitaba con fuerza. ¿Por qué lo habrían llamado? ¿Había hecho algo malo? ¿Lo despedirían por haber faltado a su deber de cuidar a Lily? Sí, debió saber que volvería a salir sola del castillo. Últimamente se la veía muy inquieta, demasiado imprevisible. Tendría que volver a hablar con ella para que tuviera más cuidado.

En cuanto Quade y Torrian acabaron su conversación y le prestaron su atención, se aclaró la garganta y dijo:

—Mis lairds, ¿habéis solicitado mi presencia?

Quade se puso de pie y cojeó hasta llegar al lado de Kyle.

—Sí, he sido yo, Kyle, por tres razones. Primero, me gustaría felicitarte por tu buena labor, has hecho un gran trabajo como segundo de Torrian. Eres un muchacho muy trabajador y sé que tu padre se sentiría orgulloso de ti, ojalá estuviera aquí para compartir tu éxito.

—Muchas gracias, mi laird.

Aunque Torrian era ahora el laird oficial, Kyle, por respeto, seguía llamando a Quade con el mismo título, y no era el único.

—Yo también desearía que mi padre estuviera con nosotros, y sé que mi madre lo echa de menos tanto como yo.

El padre de Kyle había muerto hacía muchos años a causa de una herida sufrida en batalla para salvar a Avelina Ramsay, la hermana de Quade.

—Lamento que mi esposa no haya podido salvarlo. —Quade regresó a su silla—. Siéntate, muchacho, ya has trabajado bastante durante el día de hoy.

Kyle recordó lo mucho que lady Brenna se había empeñado en salvar a su padre, llegó incluso a llevarlo a la torre para curar sus heridas. Había recibido un corte de espada en la pierna que no debería haber sido demasiado grave, pero no lo había atendido de inmediato, como lady Brenna siempre aconsejaba. Se había infectado durante el camino de regreso a casa y no consiguieron evitar que le arrebatara la vida. Fuera lo que fuera lo que provocaba que las heridas mataran lentamente a los hombres fuertes, incluso las más pequeñas, esperaba que lady Brenna fuera capaz de descubrirlo. Si algún sanador podía hacerlo, era ella.

Aunque su pérdida no era reciente, Kyle seguía echando de menos a su padre cada día de su vida y hacía todo lo posible para que estuviera orgulloso de él. No podía poner en peligro su posición como segundo de Torrian.

Kyle se sentó en la silla que le ofrecían.

—Muchas gracias, mi laird.

—Ahora, la segunda razón por la que te pedí que vinieras es que nos cuentes lo que has descubierto sobre este supuesto ataque a mi hija. No hace falta que me digas lo tonta que fue al marcharse sola, ya ha sido suficientemente reprendida por su madrastra y por mí, pero me gustaría saber lo que viste cuando la encontraste.

Kyle asintió y se tomó un momento para ordenar sus pensamientos antes de hablar.

—Cuando me di cuenta de que había desaparecido, fui hasta las puertas. Los guardias me dijeron que había salido a dar un paseo breve, pero la idea de quedarme a esperar su regreso no me convenció, de modo que me dirigí hacia la pradera. Cuando me encontraba a medio camino, oí los gritos de una muchacha. Vi a Lily corriendo por el prado como si la persiguiera un animal salvaje, pero no advertí ningún perseguidor, solo un jinete que se alejaba del bosque en la dirección contraria. No lo reconocí, y, como se marchaba, no me preocupé demasiado por él. Tal vez fue un error. Cuando llegué a ella estaba tan asustada que le costaba trabajo contarme lo que había sucedido.

Finalmente me explicó que un hombre con cota de malla y yelmo la había perseguido pidiéndole que se detuviera y declarándole su amor. Más tarde comprobé la zona, pero no encontré nada fuera de lo normal, solo algo de hierba pisoteada en el bosque.

Quade miró a Torrian.

—No mencionó que el atacante le hubiera declarado su amor. ¿Te lo ha comentado a ti, Torrian?

—No. Aparte de eso, su historia fue la misma.

—¿Hubo alguna otra cosa fuera de lo normal? —le preguntó Quade.

—Solamente que Rayo de Sol se había escapado. Lily la había dejado pastando fuera del bosque y cuando volvió la yegua no aparecía por ningún lado.

—Mmm… Rara vez necesita amarrar a Rayo de Sol. —Quade se frotaba la rodilla mientras consideraba esta nueva información.

—No, siempre permanece a su lado —coincidió Torrian.

—Kyle, muchas gracias por hacer tu trabajo y encontrarla, pero debo hacerte una pregunta seria. Por favor, considera tu respuesta un momento antes de dármela. —Quade hizo una pausa esperando una confirmación. Kyle asintió con la cabeza, pero su mente se vio invadida por el pánico. ¿Qué demonios iba a preguntarle Quade?—. ¿Crees que es posible que Lily se haya inventado el incidente para llamar la atención? —Quade se recostó en su silla mientras aguardaba la respuesta de Kyle.

—¿Qué? ¿Creéis que Lily se lo ha inventado todo?

—No, no he dicho eso, te estoy preguntando si crees que es posible. Me preocupa lo inquieta que ha estado desde la boda de Torrian. Esperaba que fuera una etapa pasajera, pero no ha vuelto a ser ella misma. Me gustaría escuchar tu opinión al respecto, ya que fuiste tú quien la encontró.

Kyle no podía imaginar a su Lily mintiendo sobre algo tan serio. La conocía bien. ¡Diablos! La amaba.

—No, mi laird, Lily no se inventó la historia. Lo que vi fue a una muchacha realmente asustada cuando la encontré, y debo añadir que ella nunca habría ahuyentado a Rayo de Sol para respaldar su historia, ya sabéis cuánto la adora; me llevó media noche encontrarla. Creo que el peligro para ella era real.

—Bien visto —dijo Torrian asintiendo con la cabeza.

—Papá, tiene razón en su apreciación, ella no habría arriesgado a Rayo de Sol por unas fabulaciones. Tengo que estar de acuerdo con él.

Quade consideró sus palabras frotándose la barbilla con gesto reflexivo.

—Puede que tengas razón.

El silencio se asentó entre ellos, solo interrumpido cuando Torrian se aclaró la garganta mientras miraba fijamente a su padre. Kyle pensó que aquello no auguraba nada bueno para él, su mejor amigo no quería mirarlo a los ojos.

—Muy bien —dijo Quade—, eso me satisface. No me gustaría creer algo así de Lily. Ya he dado instrucciones a Torrian para que se registre la zona. En vista de lo que me acabas de decir, me gustaría que una veintena de guardias patrullara la periferia de nuestras tierras todos los días hasta que determinemos la identidad del jinete. Asustó a Lily y no era de nuestro clan, quiero saber quién es.

—Me encargaré de ello, mi laird —confirmó Kyle.

—Y, por favor, vigila a Lily. Sé que siempre lo haces, pero está muy alterada desde que Torrian se casó con Heather. —Miró a Torrian y a Kyle para asegurarse de que el mensaje había quedado claro para ambos. Kyle asintió afirmando que efectivamente seguiría cuidando de ella—. Kyle, te agradezco que hayas permanecido tan vigilante con nuestra Lily, sabes lo mucho que significa para todos nosotros—. Kyle se quedó mirando el suelo. Si supieran lo mucho que ella significaba para él...—. Eso me lleva a la última razón por la que te pedí que vinieras.

—¿Sí, mi laird? —Las manos volvieron a sudarle mientras aguardaba. ¿Sería despedido? ¿Lo enviarían lejos? ¿Qué malas noticias se avecinaban?

—He notado que hay algo entre tú y Lily.

Kyle abrió la boca para negarlo, pero Quade alzó la mano para impedírselo.

—Por favor, permíteme replantear esto. Brenna y yo creemos que es hora de que nuestra hija piense en casarse, por eso me gustaría preguntarte a ti antes que a nadie: ¿considerarías la posibilidad de comprometerte con ella?

Si una mosca hubiera volado delante de él en ese mismo momento, su ligera brisa lo habría hecho caer al suelo. Su mente estaba a punto de estallar con cientos de pensamientos que bullían a la vez. No tenía ni idea de cómo responder a esa pregunta. Ninguna en absoluto.

Torrian preguntó:

—Kyle, ¿estás bien? Pareces un poco pálido.

Kyle miró fijamente a su amigo y asintió. Su sueño acababa de cumplirse, siempre había deseado casarse con Lily y pensaba en lo dulce que sería la vida si pudiera amarla, estar con ella, cuidarla… Pero era nuevo en su posición y, además, necesitaba atender a su madre. Si se casaba con Lily, no podría cumplir con su deber para con su clan y su padre. Aquella mañana se había distraído tanto tan solo por verla que casi se había cortado una mano.

Miró a Torrian enmudecido y conmocionado. Si se casaba con Lily, estaría emparentado con su mejor amigo, nunca se le había ocurrido pensar en aquello antes.

—¿Kyle? —insistió Quade.

¿Acaso Lily lo aceptaría? Antes se había puesto furiosa con él, de hecho, hasta le había arrojado un puñado de tierra; pero también lo había besado. Tal vez debería hablar con ella primero

—¿Le habéis preguntado a Lily? —logró articular Kyle.

—No, te lo pregunto a ti primero. ¿Cuál es tu respuesta? —Quade tamborileaba con los dedos sobre el brazo de su silla

—Yo… Bueno, yo... yo... no sé qué decir. Lily es una joven preciosa, pero yo... si tuviéramos que... ¿cómo podría? No sé cómo podría cuidar de una esposa mientras cumplo con mi deber como segundo de Torrian. Además —se apresuró a continuar—, estoy seguro de que ella no está interesada en mí en absoluto. Puede que no lo haya mencionado, pero a menudo discutimos. Probablemente no haríamos buena pareja, nosotros...

Quade levantó la mano.

—Has respondido a mi pregunta. Veo que aún no estás preparado para la vida de casado. Por favor, no le menciones esto a Lily, me ha parecido ver algo que no existe. Perdóname si te he molestado, muchacho. Puedes irte.

Kyle se levantó tan rápido que se mareó.

—Muchas gracias, mis lairds.

Saludó con la cabeza a Quade y a Torrian y salió corriendo de la habitación, cruzó el patio y atravesó las puertas hasta llegar al exterior del castillo. Solo entonces expulsó el aliento que había estado conteniendo

¿Prometido con Lily? Lo único que deseaba era casarse con ella, pero ¿cómo podría hacerlo sin fracasar en sus deberes y deshonrar a su padre? Quizás, si esperasen un año o un poco más hasta que él estuviese más seguro en su trabajo… ¿Estaría Lily dispuesta a un compromiso tan largo?

Se pasó la mano por el pelo deseando abofetearse a sí mismo. Ya era demasiado tarde para hacerse esas preguntas.

Tenía que tomar una decisión definitiva. Llegado el momento, podía consentirse a sí mismo casándose con Lily o podía seguir haciendo todo lo posible para enorgullecer a su padre y cuidar de su madre.

La responsabilidad siempre había guiado las acciones de Kyle, de modo que su respuesta era clara.

.

Lily le hablaba a su yegua en un tono suave y calmado mientras la acariciaba.

—Rayo de Sol, ¿cómo voy a quitar toda esta suciedad de tu pelaje blanco? Te has revolcado en el suelo, ¿no es verdad? —La yegua relinchó y levantó la cabeza como si fuera a asentir a Lily—. Yo también te he echado de menos. ¿Qué haría sin ti? Me asusté mucho cuando desapareciste. Era un hombre malo, muy malo... Estoy eternamente agradecida de que estés a salvo. —Rayo de Sol le dio un ligero empujón—. Sí, sé que te gusta Kyle, y creo que coqueteas con él. Es el único que podría traerte a casa. Él o Torrian, quizás.

Rayo de Sol seguía en el recinto especial de los establos, pero Lily quería llevarla fuera aquel día, aunque primero tenía que asegurarse de que Kyle no estuviera cerca o le gritaría de nuevo

No lo había visto en dos días. Después de su aventura con su madre y las niñas había permanecido escondida toda la jornada, pero ahora necesitaba algo de espacio y de aire, así que se marchó directamente al encuentro de su dulce yegua.

—Rayo de Sol, eres mi única amiga de verdad, pero creo que ya lo sabes, ¿no es así? —La yegua resopló y presionó sobre la mano de Lily buscando su cariño. Ella acarició el suave pelaje del cuello del animal, pero sus dedos volvieron a quedar atrapados en el enredo de sus crines—. Rayo de Sol, por mucho que odie hacerte esto, tus cintas están deshechas y tus crines son un desastre. No puedo permitir que sigas luciendo tan desaliñada, tengo que volver a ponerte guapa.

Lily cogió las cintas y tiró cuidadosamente de cada una mientras se afanaba en arreglar el fino pelaje albo de su yegua. Ella siempre aceptaba de buen talante las atenciones de Lily, fueran las que fueran. Después de un rato, decidió buscar un utensilio más adecuado para cepillarla.

—Rayo de Sol, debo dejarte preciosa, así que perdóname por abandonarte unos momentos, debo ir a buscar el cepillo bueno.

Avanzó por el pasillo. Los establos de los Ramsay habían crecido tanto que uno podía estar en un extremo sin saber quién más estaba en el otro. No se oía bien debido a la cantidad de caballos que allí había. Quade no dejaba de añadir nuevos puestos para que sus caballos favoritos pudieran permanecer en el interior durante la mayor parte del invierno. Llegó a la cámara de almacenamiento de suministros y se agachó para pasar dentro, agradecida de encontrarla vacía, pero mientras buscaba el cepillo oyó las voces de sus tíos Gwyneth y Logan en el puesto de al lado. Aunque no era de las que escuchaban a escondidas, no pudo evitar oír un comentario que la dejó perpleja.

—Logan, sé que es tu sobrina más querida, pero debes permitir que crezca sola.

¿Su sobrina más querida? ¿Estaban hablando de ella? No podía irse hasta que lo supiera con certeza, de modo que se quedó.

—Gwynie, no puedo quedarme de brazos cruzados y permitir que ambos cometan un error tan grande. ¿Cómo pudo el muchacho ser tan tonto? No hay nadie en la tierra de los Ramsay o en cualquiera de los clanes vecinos que rechazara la oportunidad de casarse con Lily. ¿Qué demonios ocurre con él?

Los ojos de Lily, que ahora eran tan grandes como las sillas de montar allí colgadas, recorrían la cámara como si quisieran encontrar algo escondido. ¿Los habría oído bien? Se acercó a la pared lo más silenciosamente posible, tenía que escuchar cada palabra de aquella conversación.

—Creo que hay que darles tiempo. Son jóvenes, y Kyle acaba de ser ascendido a su nueva posición. Los muchachos se enfocan primero en sus habilidades de combate. Sabes que está enamorado de ella, simplemente no está preparado.

Todavía no sabía bien de qué estaban hablando, pero no podía negar que su corazón dio un vuelco al escuchar a su tía decir que Kyle la amaba. ¿Lo hacía? Nada la haría más feliz que estar segura de su amor.

—No, un muchacho realmente enamorado no rechazaría tal petición de su laird. Puede que deba mantener una pequeña conversación con él. Están hechos el uno para el otro. ¿Por qué no pueden verlo?

—Estoy de acuerdo contigo, pero deben llegar a esa conclusión por sí mismos y tú debes mantenerte al margen.

Se oyó a alguien moviéndose, la puerta que se abría y se cerraba y luego la voz de Torrian que irrumpió en el puesto contiguo.

—¡Buenos días! He visto que Molly, Maggie y Sorcha os esperan fuera.

Lily regresó sigilosamente al puesto de Rayo de Sol temiendo que su hermano notara su presencia. Luchó contra las lágrimas que amenazaban con derramarse por sus mejillas y caer como un torrente sobre el suelo.

De modo que su padre le había propuesto un compromiso de matrimonio a Kyle y este lo había rechazado...

¡Santos del cielo! Le preocupaba que Kyle no correspondiera a sus sentimientos, y aquí estaba la confirmación. ¿Enamorado? Aparentemente no lo estaba en absoluto.

—Rayo de Sol, ¿has oído eso? Sin consultar conmigo, mi padre le preguntó a Kyle si quería casarse conmigo y él se negó.

Rodeó con sus brazos el cuello de su querida yegua mientras las lágrimas bañaban sus mejillas. Rayo de Sol resoplaba y daba golpes en el suelo, pero Lily no podía detenerse.

Las lágrimas le empañaron los ojos, pero se puso de pie, decidida a acabar con su tarea. Deshizo las trenzas de las crines y peinó el delicado pelo blanco. Rayo de Sol volvió a resoplar y Lily respondió:

—No me apetece ponerte más cintas ahora mismo, tendrás que prescindir de ellas durante unos días.

Se mantuvo en silencio mientras continuaba con su labor. La yegua hizo todo lo posible para animar a Lily, pero fue en vano. Lloró hasta que no tuvo más lágrimas.

—Lo odio. Odio todo de él. No volveré a dirigirle la palabra nunca más. —Luego de un instante murmuró—: Lo sé, Rayo de Sol, he dicho otra mentira. No te preocupes, las estoy contando. Me disculparé con el Señor cuando esté segura de que ya he acabado de mentir. —Sollozó un par de veces más antes de hacer un anuncio—: Creo que te cambiaré el nombre de Rayo de Sol por el de Tilly.

Gwyneth, una hábil cazadora, se escabulló dentro del puesto antes de que ella escuchara el sonido de los pasos que se acercaban.

—¿Lily?

Su tía era una mujer de pocas palabras.

—Buenos días, tía. —Sorbió los mocos y tomó aire antes de poder mirarla a los ojos.

—¿Problemas? ¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte?

Lily negó con la cabeza.

—No. Estoy disgustada por la cantidad de nudos que tiene la preciosa melena de Tilly, pero ya he conseguido desenredar la mayoría de ellos.

—¿Tilly? ¿No es Rayo de Sol?

—Tal vez… Le he cambiado el nombre a Tilly, le queda mejor.

—Desde luego, es tuya y puedes ponerle el nombre que quieras. ¿Te gustaría venir a tirar flechas con Sorcha, Molly, Maggie y yo?

El primer instinto de Lily fue negarse, pero entonces un pensamiento involuntario la hizo cambiar su respuesta.

—Sí, iré, pero tendrás que ensañarme de nuevo, tía Gwyneth.

—¡Estaré encantada de hacerlo! No creí que aceptaras.

Lily dejó de lloriquear, alzó la barbilla un poco y respondió:

—Pensaba decirte que no, pero he cambiado de opinión.

—Bien. Lo que sea que haya cambiado tu parecer, me alegra. Te esperaremos fuera.

Cuando Gwyneth se marchó, Lily se inclinó para susurrarle a su yegua.

—Tilly, debes venir conmigo. Necesito aprender a disparar una flecha en el trasero de Kyle Maule.

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